Castillo de Xeroles

Se encuentra justo en la cima del Pla de la Casa, en la Serrella, a 1.385 m. de altura, siendo el castillo más alto de la provincia. Su posición en tan inhóspito lugar le confiere un dominio visual dilatadísimo y una altura espeluznante sobre los valles que lo rodean, tanto por el Sur, como por el Norte. Para llegar hasta sus restos hay que caminar bastante. Hay que comenzar, con vehículo, desde la vecina población de Quatretondeta, hasta la Fuente del Espinal. Desde aquí, por buen sendero, hay que dirigirse hacia arriba, dejando diversos cruces y desvíos. Por suerte, existen buenas indicaciones.

Prácticamente desaparecido. Apenas queda parte de la base de una torre.

Quedan los cimientos de una torre de planta rectangular de 7’50 x 4 m, con fábrica de mampostería trabada con cal. Conserva una altura máxima de 80 cm. A un nivel más bajo, en la vertiente Norte también aparece un foso excavado en la roca, bastante cegado por los escombros de muros superiores, pues parece que dicha torre estuviera protegida por algún tipo de recinto. Existen muchísmos fragmentos de cerámica en superficie. La vertiente meridional es completamente vertical en varios cientos de metros.

 

 

Pla de la Casa, uno de los picos que componen la Serrella. Justo en su cima se encuentran los restos.

Solo se han encontrado restos musulmanes, por lo que se piensa que fue abandonado tras la reconquista. A partir de entonces ya no vuelve a aparecer en las fuentes documentales. Debió ser construído en el siglo XI. El antiguo término de Seta incluía Tollos, Facheca y Famorca. A Seta pertenecía el antiguo castillo de Xeroles. Es por eso que se cree que los restos de esta torre sean los restos de este castillo perdido. Tan solo se conservan cuatro refererencias históricas de este castillo. El 22 de mayo de 1258, Gonzalvo Ferrández de Medrano vendió las rentas de los castillos de Seta y Xeroles por 1.200 besantes. El 15 de junio de 1258 al mismo Gonzalvo Ferrández se le concedieron 15 jovadas de tierra al término de Xeroles. El 4 de abril de 1259 se le ordena a Gonzalvo Ferrández, alcaide de Xeroles, que retenga las rentas del castillo con una cantidad superior a la ofrecida por el mejor postor. Jaime I donó a Bella de Amichi y a su hijo Roger de Lauria los castillos de Seta y Xeroles.