
Muros de la parte Noroeste del castillo, la mejor conservada. La construcción más alta corresponde a la iglesia.
Se localiza al otro lado del río, enfrente del pueblo, sobre una elevación de 218 m. de altura, en la Sierra de Ribes. Se sitúa a unos dos kilómetros del núcleo urbano en línea recta, hacia el Este, pero al no existir puente sobre el río Llobregat, hay que dar una gran vuelta por la población de Olessa y seguir la dirección de la urbanización Can Vilalta en cuyo centro se levanta.
En el momento de nuestra visita (agosto de 2010) se encontraba en muy mal estado. Tan solo era una agrupación de muros inconexos entre la espesa vegetación que impedía verlos con claridad. La estructura más visible era la iglesia.
Debido a su grave estado, la Diputación presentó un proyecto (195.000 €) para consolidar los restos y frenar su deterioro, especialmente en las partes que corrían peligro de derrumbe, que eran muchas. Así como crear un muro de contención para evitar el deslizamiento de parte del cerro en que se ubica el castillo. Las obras comenzaron en marzo de 2021. Actualmente, una vez terminadas las obras, sus visitas están reguladas turísticamente.
Cerro del castillo visto desde el Suroeste. Se alza en medio de la urbanización Can Vilalta, algunos de cuyos chalets se ven en la foto.


Muro con aspilleras

Castillo montano de planta irregular, apenas apreciada, como hemos indicado antes, por la escasez de sus restos y la espesa vegetación. El monte donde se levanta es una pequeña estribación meridional de la Sierra de Ribes, separada de ella por un collado que debió ser su punto débil y en cuya parte debieron concentrarse las más potentes defensas. La fábrica de los muros es la mampostería en la parte baja de los muros y tapial en la parte superior. No se distinguen torres ni cámaras, tan solo muros y las ruinas de una pequeña iglesia románica que estuvo dedicada a San Pedro. Se levantó a mediados del siglo XI en época de Ramón Guillem de Voltrera. Se trata de una pequeña capilla con una sola nave encabezada por un ábside semicircular que, a una parte y a otra, tiene dos agujeros que corresponde a los antiguos absidiolos vaciados en el muro. La bóveda está derrumbada, igual que la fachada principal. Debió estar decorada con pinturas. El resto del castillo fue muy modificado y reconstruido en época moderna, cuando eran señores los Despalau y Amat.

Interior de la iglesia en 2010.

Interior de la iglesia una vez consolidada.
Pared interior de la iglesia.

Otra imagen de la iglesia después de las obras.


Vista general.

Aparece el castillo documentado por primera vez en 1041, pero el término de Voltrera ya es citado en el año 966. En 1041, la mujer de Guillem de Castellvell vendió a su hijo Ramón el castillo de Voltrera. En 1110 Guillem Ramón de Castellvell, deseando peregrinar al Santo Sepulcro, dejó en testamente el castillo de Voltrera y el señorio de Olesa a su hijo Pedro, no sin dejar de exigirle que debía de convertirse en clérigo. En 1291 el infante Pedro reconoció que su prometida Guillermina de Montcada i Castellvell aportaba al matrimonio entre otras dependencias el castillo de Voltrera. Dependía de la baronía de Castellví y fueron sus señores los Voltrera hasta el siglo XIV. En 1514, Juan de Llobets aparece como usufructuario del castillo. En 1554 era su señor Miguel Despalau. Después pasó a su hijo Juan Despalau y Suñer, y por matrimonio de la hija de éste, María, con José Amat y Desbosc, la señoría pasó a los Amat, señores de Castellvell. Luego perteneció a los Sentmenat, a los Despalau y a los Amat. Durante la Guerra de Sucesión, residía en él José Amat, destacado partidario de Felipe V, el cual una vez acabada la guerra, fijó su residencia en Can Vilalba, al pie del castillo. En el siglo XVIII el barón de Maldá describe el castillo diciendo que Abrera queda a la vista de la casa y del castillo de Vilalba, también llamado castillo de Vultrera que está situado a la otra parte del río.

Monte del castillo desde el collado que lo separa de la sierra. En el año 2010 la vegetación había invadido por completo los restos del castillo. Al fondo, la población de Abrera.