Sobre una espectacular peña rocosa llamada Morro del Salt, un kilómetro al Norte del pueblo, rodeado de despeñaderos por todas partes. Vigilante de la entrada al angosto paso del Mur, su valor estratégico debió ser muy importante. Existe la leyenda de que dicha peña está horadada por un sinfín de túneles y pasadizos. No existen senderos para llegar a él, pero dada la escasa vegetación, no hay problemas para su ascensión partiendo desde la carretera.
Muy mal estado.
La peña del castillo vista desde el Sur.
Aspecto de las ruinas de la zona superior, desde el Suroeste.
La peña del castillo desde el collado Noreste. Se aprecia en la parte baja la torre que defiende la entrada y el sendero, semioculto por la vegetación, que lleva hasta el interior del castillo.
Castillo roquero de posición increíble, poniendo a prueba la ley de la gravedad sus lienzos y paredes. Su planta se acopla al perfil de la roca aprovechando hasta el último espacio útil. Su acceso se sitúa al Este, protegido por una torre de la que quedan parte de sus lienzos. Traspasándola se continúa por un estrechísimo escalón en la roca sito en el flanco Norte, impresionante y peligroso, abocado al precipicio y defendido desde arriba por la torre del Homenaje. Desde luego, su asalto por las armas era cosa imposible. Una vez en su interior, aparecen restos de lienzos en diferente disposición, escalonados, de difícil identificación. Lo único que parece claro es la torre del Homenaje, en precario equilibrio y próxima a derrumbarse a causa de su mal estado. Desde su cima la vista es dilatadísima, vigilante de la Vall de Travadell y con contacto visual con los castillos de Cocentaina y Planes. Una vez más quedamos sorprendidos por esta pequeña fortaleza y su enriscada posición, comparable a otras cercanas, demostrando cuán hábiles y atrevidos fueron sus constructores.
Interior de la torre del Homenaje, con los lienzos en peligrosa inclinación hacia fuera.
Torre del Homenaje vista desde el exterior. A pesar de su mal estado se puede observar su monumentalidad.
Interior de una de las tres cámaras de la planta baja de la Torre del Homenaje. Todavía se conserva la bóveda de cañón en buen estado.
Entrada al castillo por el collado que lo separa de la sierra. Se hacía a través de una torre de la que solo quedan dos lienzos.
El castillo dominando la Hoya de Cocentaina y protegiendo la entrada al valle de Travadell.
Flanco Sur, donde se aprecian diversos lienzos entre las rocas, aprovechando cualquier espacio.
Castillo árabe que debió ser ocupado por los aragoneses entre 1245 y 1248. Su primer repoblador cristiano fue Raimundo de Canesa en 1248 y su primer señor Roger de Lauria en 1270. En 1394 se enajenó a Francisco de Casa Saja. Alfonso el Magnánimo lo donó en 1431 a Ramón de Perellós. A partir de 1500 toda la Vall de Travadell pasó a los Folc de Cardona, marqueses de Guadalest. Más tarde, perteneció a los marqueses de Ariza hasta el siglo XIX.