Castillo de San Leonardo

Imagen tomada desde el Este.

En lo alto de un cerro rocoso, al Suroeste de la villa, dominándola. Existe acceso señalizado para vehículos hasta sus inmediaciones.

Muy mal estado. Ha sido expoliado y la mayor parte de sus sillares robados, no restando más que la base de muros y baluartes.

Frente meridional, donde se encuentra la puerta.

Aspecto de la puerta, totalmente expoliados sus magníficos sillares, con columnas de orden jónico.

Esta fortaleza representa toda la máxima cultura y conocimientos técnicos más avanzados de la poliorcética del momento. La conjunción de una fortaleza abaluartada con un palacio clasicista en el mismo edificio es la característica más significativa de este singular castillo. Fue el primero en España construído con cuatro baluartes en “diamante”, triangulares, agudos, unidos a las cortinas por flancos en que se alojan los orejones y con puntas redondeadas para resistir mejor a la artillería. En todas las fuentes consultadas y, según transmite la tradición, su planta es un cuadrado perfecto pero, extrañamente, con un simple vistazo aéreo con cualquiera de las aplicaciones modernas de Internet, como el Google Maps o Sigpac.es, se aprecia una planta claramente rectangular.

El aparejo de grandes sillares calzados con  alguna fábrica de ladrillo dispuestos aparentemente de forma casual pero intencionadamente visibles, es completamente ajeno a la zona y recuerda a algunas fortificaciones de Italia, donde Juan Manrique tuvo una presencia tan significativa. Con muros inclinados, de poca altura y mucho espesor, aptos para defenderse de la nueva y poderosa artillería. El interior era de estilo dórico, decorado con balaustres y molduras clásicas y con múltiples dependencias adosadas a los cuatro lados. Por sus cuatro esquinas se pasaba a otros tantos recintos cuadrados, salientes al exterior y forrados por un baluarte de piedra, que en su base se alargaba mucho y decrecía hacia arriba en forma de pirámide y en cuyo espolón se alojan cuatro escaleras de caracol. Las escaleras de caracol unen las bóvedas superiores artilleras con el polvorín del sótano. Desde los baluartes, por medio de cámaras de tiro, se batían todos los ángulos posibles defensivos, al mismo tiempo que ofrecían el menor riesgo de ser batidos por el enemigo. Algunos detalles, como los adornos de la portada y los grandes ventanales decorados con molduras de “jaspes”, indicaban que tan sobrio edificio ocultaba un magnífico palacio. Don Juan Manrique incluso indicó el armamento completo que debió tener montado: 12 piezas de artillería de bronce mayores y 24 pequeñas, con todos sus aparejos y pertrechos. Además de 150 arcabuces, 150 picas y 50 lanzas.

 

 

Escudo que estuvo colocado en el castillo y que ahora se encuentra en la fachada de una casa en la plaza del pueblo, junto a la carretera.

Sobre la puerta tuvo una inscripción que hacía alusión a su construcción por Juan Manrique y su segunda esposa Ana Fajardo y que todavía se conserva entre los escombros:

       “D.Joanes Manricus a Lara et D.Ana faxarda, uxor, ex philipi II hispaniarum regis, munere a fundamentis fecere  ab hoste et hospite tutus “.

Baluarte Sur.

En la época de Felipe II, se tenía la seguridad de que ningún ejército iba a atacar un pequeño castillo situado en el centro del reino, por lo que contrasta el notable despliegue de cañones. Se cree que Juan Manrique se tomó el diseño de su fortaleza como un perfecto modelo teórico en el que se veían reflejados todos sus conocimientos defensivos.

Baluarte Este.

Los orígenes de la villa son celtas. Luego fue ocupada por los romanos. El primer documento escrito en que aparece es de 1173, año en que Alfonso VIII otorgó una carta de privilegio sobre Arganza, a los fundadores del hospital de San Leonardo. En 1193, Alfonso IX otorgó el curato de la villa a los Benitos de Arlanza. Entre 1213 y 1217 San Leonardo obtiene el título de Villa. Fue comprada la villa a los Benitos por Felipe II y vendido en 1563 a Juan Manrique, hijo del Duque de Nájera.

 

 

Pequeño portillo situado en mitad del lienzo Noreste.

Baluarte Norte.

El 12 de mayo de 1563, Juan Manrique de Lara, capitán general de la artillería española, compró la villa de San Leonardo con su alfoz al monasterio de San Pedro de Arlanza. Dos meses más tarde, Felipe II le concedió permiso para hacer un castillo. Las razones que tuvo Juan Manrique para construir esta fortaleza en el interior de Castilla fueron el deseo de perpetuar su memoria, pues no tenía necesidad defensiva alguna. Además, se cree que su ubicación en tan recóndito lugar debió contribuir al permiso del rey, pues de haber estado en lugar estratégico, nunca hubiera sido autorizada. Se le considera el primer castillo señorial de España de estilo abaluartado. Fue obra de Bartolomé Carlone. Después de una agitada vida, en 1568, dolido por la muerte de su mujer, Juan Manrique renunció a todos sus puestos y se retiró a su villa de San Leonardo donde, cargado de indisposiciones y enfermedades acabó su vida en 1570. En su testamento se consignan 1.000 ducados al año para completar la fortaleza, que todavía estaba por finalizar. Los dos hijos de Juan Manrique murieron sin descendencia y, aunque el castillo se acabó siguiendo las instrucciones testamentarias, el linaje se extinguió.

Baluarte Oeste.

Frente Noroeste.

En 1733 ya se encontraba en ruinas y habían desaparecido los últimos 26 cañones que le quedaban. En 1788 hay una queja en que se comenta que sus habitantes han expoliado por completo el castillo. En 1982 tuvo lugar una nefasta excavación arqueológica, en la que no se molestó en consignar la procedencia de los numerosos restos que, además, quedaron abandonados en el castillo expuestos a un previsible expolio que, evidentemente, sucedió. Actualmente pertenece al duque de Alba.

Estado ruinoso del interior.