Castillo de Samangos

Estuvo situado en el despoblado homónimo, sobre una pequeña elevación en la que apenas quedan restos, a 1’5 km al Este del pueblo aproximadamente. La única referencia es que en dicho lugar se alza una ermita.

Desaparecido. En 1985, de modo incomprensible, el ayuntamiento de Grisel procedió a  arrasar el solar del castillo donde todavía subsistían sus cimientos, sin ningún tipo de actuación arqueológica ni seguimiento de las obras, para construir el aparcamiento de la ermita, para los vehículos que una vez al año acuden a una popular romería

 

 

A la izquierda, pared de la ermita de Samangos. Enfrente se ve el montículo donde se amontonaron todos los restos para aplanar el aparcamiento.

En el siglo XII fue propiedad de Pedro de Atarés. A principios del siglo XIV, villa y castillo eran propiedad de Teresa García de Lóriz. Ella y su marido, Jordán Pérez de Urriés, los vendieron en 1376 a Fernando Pérez Calvillo, deán de la catedral de Tarazona, quedando en poder del obispado de Tarazona hasta la despoblación del lugar, la cual comenzó tras la expulsión de los moriscos en 1609, pues quedó con tan solo seis casas ocupadas. Sus últimos habitantes se fueron a vivir a Grisel, donde revertió la posesión de las tierras de Samangos. La destrucción del castillo ya debió comenzar antes del abandono del lugar. Después de la actuación del ayuntamiento,  tan solo quedó, de forma  milagrosa, uno de sus extremos con algunos grandes sillares. Y hace pocos años, fueron trasladados esos grandes sillares al pueblo, quedando depositados en algún lugar indeterminado.