Sobre una monte llamado O Castelo, de 111 m de altura, en la parroquia de Limiñón y justo en el límite fronterizo con el vecino concejo de Betanzos. A sus pies discurre el río Mero. Su nombre presenta una gran variabilidad (Porras o Portas), pero también es conocido como Castillo de Beldoña.
Desaparecido. Fue utilizado como cantera lo que alteró gravemente su estructura. También ha sufrido deslizamientos de tierra en su zona Sureste. Cubierto por espesa maleza y plantaciones de eucaliptos, tan solo se puede apreciar, a duras penas, ondulaciones en el terreno que deben corresponder a las posiciones de cerca y fosos.

Se trata de una pequeña elevación rocosa de 5 ó 6 m de altura, formando un recinto circular de unos 30-35 m de diámetro, hecho artificialmente después de la excavación del foso en la roca natural. El foso alcanza 2 m de profundidad y unos 10-15 metros de ancho, pero está muy alterado por la extracción de piedra. Al Norte, las defensas se duplican con dos fosos y dos cercas que preceden a la fortaleza, con una altura de aproximadamente 4-5 metros. El castillo en total mide unos 75 m de diámetro, con una superficie aproximada de 940 m2.
Esta fortaleza fue una de las nuevas construcciones del siglo XV (posiblemente de la segunda mitad del siglo) y, como en otros casos conocidos, es posible que solo se hubiera erigido una sola torre. Pero no duró mucho porque durante las Revueltas Irmandiñas, cuando era propiedad de Diego de Andrade, fue derribado. Existe otra corriente de opinión que dice que fue derribado por el gobernador don Fernando de Acuña, enviado por los Reyes Católicos para pacificar el reino, por ser refugio de ladrones y bandoleros.
Existe una leyenda entre los lugareños de que dos túneles salían del castillo. Uno en dirección al río Mero, al que descendían los moros para abrevar sus caballos, y un segundo que iba a salir al pueblo de Xan Rozo.