Sobre la escarpada montaña que domina la villa por el Sur, de 929 m de altura. Se accede a él por un sendero que nace en la carretera de Sella, junto a la llamada Casa Alta.
Muy mal estado.
Empinado pasillo de entrada, con los restos de la gran torre que lo defendían, vista aquí al lado desde otro ángulo.
Castillo roquero musulmán, que ocupa una superficie aproximada de 5.000 m2. De nuevo nos encontramos con una espectacular fortaleza situada sobre un recortado y abrupto cerro rocoso inaccesible por todos sus lados a causa de los precipicios verticales, excepto por el estrecho pasillo de entrada. No dejamos de sorprendernos y disfrutar de estos paisajes de vértigo, con muros colgados del abismo, desafiando a la gravedad. El castillo se encuentra muy arruinado. Quedan los restos de una torre de tapial de unos 10 x 14 metros sobre la cota más alta, con un gran aljibe en su interior; una torre cuadrangular de mampostería en muy mal estado que defendía la entrada; y algún lienzo más del albácar, también de mampostería. Pese a los pobres vestigios actuales fue un castillo de cierta entidad, pues en 1276, contaba con una guarnición de 50 ballesteros. Además, por su posición estratégica controlaba el paso por el valle de Guadalest de las comarcas del interior hacia la costa. Tenemos que señalar, por último, que a unos 200 metros del castillo existe un colladito rocoso en el que se encuentra un gran aljibe tallado en la roca y varias pocetas conectadas por canalillos, todo ello excavado en la roca viva, con apariencia de ser ibéricos.
Gran torre rectangular, situada en el punto más alto del castillo.
Aljibe tallado en la roca, posiblemente ibérico. Al fondo, el castillo.
Posiblemente fue construido sobre un castro romano por los árabes. Fue conquistado por Jaime I en 1245, pero en 1249, Al-Azraq se apoderó de él. Tras ser vencido el caudillo musulmán, al término de esta guerra, en 1258, la fortaleza pasó de nuevo a la Corona. Jaime I hizo donación entonces a Pelegrí de Montagut, del castillo de Penáguila como pago de una deuda que tenía el monarca. En 1338, Pedro el Ceremonioso, fortificó el castillo, encargando de su defensa a Sancho López de Boltaina, a causa de la guerra con Castilla. Sancho López, poco después, unió sus fuerzas con las de Juan Mercer para recuperar el castillo de Gallinera, que había caído en poder de los castellanos en 1364.
Vista Oeste, donde se aprecia parte del muro del albácar y los restos de la torre en la parte superior.
Los dos tramos del lienzo Oeste del albácar. Están separados por un derrumbe en el centro.
Gran aljibe situado en el interior de la torre superior, posible Homenaje.