Castillo de Lucena

 

 

 

Aspecto del moderno edificio en que se ha convertido el castillo

Dominando el caserío, encima de la montaña en que se asienta el pueblo. Su acceso es sencillo entre las callejuelas. También se le conoce como “Castillo de Urrea” o “Palacio de los duques de Híjar”.

Muy transformado, tanto, que posiblemente no quede nada original.

Debió tratarse de un castillo de planta cuadrada con dos grandes torres que defendían el portal de entrada. En su origen fue levantado por los árabes, pero siglos más tarde fue destruido durante las Guerras Carlistas. Los elementos defensivos desaparecieron durante las reformas efectuadas en 1876 para adecuarlo como prisión. Luego fue transformado en escuela y por último, se ha rehabilitado recientemente como Museo Etnológico. El gran edifico cúbico que hoy perdura, de 800 m2, solo puede darnos una ligera idea del tamaño y ubicación de la fortaleza original.

Sobre el caserío destaca la gran mole del edificio actual, en el lugar donde estuvo el desaparecido castillo.

Tras la reconquista quedó integrado en el territorio del castillo del Alcalatén, formando parte del señorío que Jaime I concedió en 1233 a Joan Ximén d’Urrea. Toda Pérez d’Urrea, nieta del anterior, concedió en 1335, a sus habitantes, franquicias y fuero amplio. El señorío pasó luego a los condes de Aranda y más tarde a los duques de Híjar. Lucena se convirtió en capital histórica de la antigua baronía o Tinença del Alcalatén. Durante la primera Guerra Carlista sufrió seis asedios carlistas, siendo socorrido en el último por el general O’Donnell. El 1 de noviembre de 1835 el carlista José Mira “el Serrador” le puso sitio de nuevo, pero desde Castellón acudió el brigadier Antonio Buil con una columna y le hizo retirarse. Por último, el propio Cabrera decidió tomar la plaza por asalto pero fue vencido por O’Donnell, al pie del monte Gonzalvo, en  Useras, el 15 de julio de 1839.