En el barrio de su nombre, sobre una colina en el centro del casco urbano.
Muy mal estado. Quedan escasos restos, difícilmente apreciables al estar embutidos entre las casas. En el siglo XVI se construyó la iglesia en su recinto aprovechando materiales del castillo. Los terremotos de los años 1755, 1899 y 1937 provocaron desprendimientos en la ladera Oeste. También se utilizó como cantera una ladera del cerro. Y a principios del siglo XX se construyó un gran aljibe en su interior.
Torre Noreste.
Debió ser un castillo de tipo montano. El castillo tiene planta poligonal irregular un tanto alargada, orientada del Norte al Sur, cubriendo un área de unos 5.500 m2 aproximadamente. Parece que contó con una celoquia, de la que apenas queda algún resto, pues fue destruída con las nuevas edificaciones levantadas en la zona. En los lados Este y Sur, la colina presenta una ladera de acusada pendiente por la que las casas ascendían hasta sus muros. Mientras que en la zona Oeste existen unos cortados de piedra verticales, estando las casas adosadas a su base. La muralla se ve reforzada de trecho en trecho por torres de planta cuadrangular y base maciza. Aparecen muros de tapial, de mampostería y de tierra calicostrada. La disposición de las casas y las calles hace muy difícil apreciar los restos del castillo, por quedar en el interior de patios o solares vallados con muros de piedra. Todos los restos conservados que observamos eran de tapial. Una torre al final de la calle del Castillo, al Noreste, que apenas es apreciable por encima de los tejados. Y otra torre y algunos muros al Oeste, por detrás del depósito de agua y encima de unas casuchas. Este sector se puede ver desde las calles de las Ánimas y del Pozo de los Perros. Existe una calle del Foso, pero no parece que existiera foso.
Torre Noreste.
En tiempos de Felipe II conservaba la muralla externa, con torreones terraplenados a unos 25 pasos unos de otros. Hacia poniente había una gran torre más alta que las otras, mientras que la entrada, defendida por otras dos torres, estaba al Sur. En el interior del recinto había cinco aljibes y una segunda muralla o recinto interno, con torre del Homenaje con dependencias internas. En el siglo XIX los principales restos del castillo se encontraban junto a la iglesia del Rosario, al Oeste de la población, donde había muralla y aljibes.
Restos de la parte Oeste, detrás del depósito de agua.
Los árabes la denominaban Iyyu. En los primeros años conflictivos de su dominio en la península, los árabes decidieron crear una nueva ciudad diferente a Orihuela, que los estaba traicionando. De esta forma empezaron por construir el castillo de Hellín en el año 753, tras la decadencia y abandono del Tolmo de Minateda, desde donde iban a dirigir la política y la administración del antiguo condado de Teodomiro. En torno a sus murallas nació la ciudad. Pasó a los cristianos en 1240 por pacto entre el infante don Alfonso y los musulmanes de Murcia. Perteneció al señorío de Villena, recibiendo diversos privilegios de don Manuel y de su hijo. Sancho IV entregó sus rentas al obispado de Cartagena para emplearse en misas por el alma de Alfonso X. En 1305 pasó a Fernando IV, quién le concedió nuevos privilegios y protegió a la población musulmana que allí residía eximiéndola de algunos impuestos. Don Juan Manuel logró recuperar su dominio hacia 1311 y en 1450 fue confirmada su posesión a don Juan Pacheco. Entre 1491 y 1592 fueron sus alcaides miembros de la familia Valcárcel, que cobraban 40.000 maravedíes más los derechos sobre los ganados, que suponían unos 500 ducados anuales.
Imagen antigua del pueblo, en la que se aprecian grandes restos del castillo.
Torre Oeste.
Lienzo de escasa longitud situado en la c/ Peña Caída.