Imagen meridional del castillo. Muchos de sus muros quedan ocultos por la vegetación.
A escasos 500 metros al Sureste del pueblo, sobre un monte un tanto separado del resto de la Sierra de Enguera, en su vertiente septentrional. Se puede acceder hasta él en vehículo por una pista que arranca de la carretera, a la izquierda de la ermita de San Antonio. Existe buena señalización.
Muy mal estado. Ya fue destruído en fecha tan temprana como fue el siglo XIV, quedando en ruinas. Siglos más tarde, el terremoto de 1748, acabó de culminar su destrucción. Lamentablemente, el bosque de pinos ha ido invadiendo casi todo su recinto, mimetizando el castillo y siendo bastante difícil tener una visión de conjunto. Incluso es algo complicado descubrirlo en la lejanía.
Zona más elevada del castillo, donde sobre una gran roca quedan los escasos restos de lo que podría ser la torre del Homenaje, también llamada torre de los Cuatro Vientos. No obstante, dada la escasa entidad de los restos y el espesor del muro, no nos dio la impresión de ser el Homenaje, tan solo un torreón cuadrangular de tapial.
Castillo roquero de planta irregular y grandes dimensiones con, por lo menos, tres recintos escalonados, aunque es bastante complicado averiguarlo debido a su gran destrucción y a que los restos están esparcidos sobre una gran superficie de, aproximadamente, 6.500 m2.
El recinto exterior, de mayor tamaño y menor altura debió ser el albácar. Conserva diversos muros, algunos caídos, entre los pinos, en la parte Oeste y Sur, y un aljibe, bastante bien conservado al Norte. Nada queda de este recinto al Oeste, junto a la carretera. Desde esta carretera se observan con cierta claridad grandes muros de los dos recintos superiores, lo que debe haber llevado a la confusión a todos los autores que señalan que este castillo cuenta con tan solo dos recintos.
El recinto intermedio, muy irregular, forma a modo de un antemuro del recinto principal. Conserva numerosos restos islámicos en forma de muros de tapial. Destacan en él las dos grandes torres septentrionales.
El recinto principal o superior (celoquia o alcazarejo) es de planta muy irregular, igual que los anteriores, y se ubica en la cima del monte, presentando restos de muros y torres angulares, que parecen de la época cristiana, manufacturados en cal y canto. En el centro, de este recinto alto, sobre una roca, se mantiene los restos de un gran torreón, que dicen que pudo ser la torre del Homenaje cristiana. Esta parte debió ser más profundamente reformada por los conquistadores cristianos, observándose muchos muros de mampostería.
Extremo Este del recinto superior.
Exterior del lienzo Norte del recinto superior.
El mismo lienzo anterior visto desde intramuros.
Entrada al silo subterráneo.
Parte interior del muro Norte.
El castillo visto desde el Sur.
Imagen tomada desde el Oeste.
Torre de la Villa.
Lienzo Este del recinto intermedio.
Lienzos escalonados de los dos recintos.
Extremo Este del recinto intermedio.
Se trata de una fortaleza musulmana, construida entre los siglos XI y XII, y que tras la Reconquista fue aprovechada y reformada por los nuevos señores cristianos. Además en este momento Enguera alcanzó cierta relevancia, concretamente durante un corto periodo del siglo XII en el cual fue capital comarcal de un reino taifa que abarcaba hasta Denia, dándole gran importancia en esta zona estratégica. Tras la Reconquista las tropas castellanas al mando de Pedro Núñez de Guzmán tomaron el castillo, llevando a cabo una reforma para su aprovechamiento. Su situación fronteriza, tuvo siempre una gran importancia estratégica, por lo que se mantuvo en uso hasta su demolición en 1365, ordenada por Pedro IV de Aragón, el Ceremonioso, para evitar que pudiera ser utilizado por las tropas castellanas durante las Guerras de la Unión. Más tarde, un terremoto en 1748 hizo que su estado quedara en ruinas, tal y como ha llegado a la actualidad. Esta temprana destrucción, que fue efectuada por una partida de Jàtiva bajo la dirección de García de Loriz, junto con la acción devastadora del terremoto de 1748, ha hecho que haya llegado hasta nosotros en un estado de completa ruina y habiendo perdido buena parte de sus elementos. En excavaciones realizadas en el año 2003 se encontraron cerámicas del siglo XVIII, por lo que a pesar de la demolición de García de Loriz, el castillo debió seguir habitado hasta la fecha del terremoto.
Desde la carretera, entre los pinos, se aprecian con claridad los dos muros de los dos recintos, el superior y el intermedio. Nada queda del albácar en esta zona.