Torre mayor o del Homenaje. Se sitúa, exenta, en el centro de la mitad meridional del recinto.
Sobre un pequeño cerro, de 1.040 m. de altura, sobre el que se apoyan las casas de la población. Se puede acceder hasta él sencillamente desde cualquier casa del pueblo.
Muy mal estado. No obstante se puede reconocer todo el recinto al completo por las curvas de nivel. Los restos interiores son nulos.
Por encima de las casas se observa el recinto murado y parte de la torre del Homenaje.
Fortaleza de tipo montano con planta irregular un tanto ovalada, que incluye la iglesia de San Miguel, (primero Santa María) en ruinas, en su interior. Se estructura en un extenso recinto amurallado sin torres en cuyo extremo Este se alza la antigua iglesia, de planta rectangular, en la que todavía son visibles algunas de sus almenas y huecos de aspilleras. Ocupa una gran superficie de 1’80 Ha. Aunque es posible la existencia de alguna construcción más antigua, la mayor parte de él es de época medieval. Es destacable la torre del Homenaje, de planta cuadrada con esquinas reforzadas de sillería, exenta, que fue construída directamente sobre unas rocas calcáreas en la parte occidental del recinto. Su altura conservada rondará los tres metros, aunque su parte Sur está derrumbada. Posiblemente fuera la torre donde ondeaba el estandarte y se alertaba de los posibles ataques enemigos. A su alrededor existían otras dependencias, como la residencia del alcalde. El extenso recinto amurallado es de gran longitud y buena obra. Sus murallas erigidas a base de mampostería menuda se ampliaron y mejoraron a lo largo de la época medieval. Su objetivo era la defensa de la población debido al carácter fronterizo de esta. Con el tiempo la población fue abandonando el recinto para ir asentándose en el llano cercano donde se sitúa actualmente.
Extremo Suroeste de la colina del castillo.
Factura del aparejo de lo que queda de la cerca y uno de sus muchos desplomes.
Lienzo meridional en las cercanías de las ruinas de la iglesia, el sector mejor conservado.
Aspillera en uno de los muros cercanos a la iglesia.
Ruinas de la iglesia de San Miguel. Sus muros fueron dotados con almenas y con aspilleras.
A principios de esta Era se observaban muchas torres y muros puestos en los altozanos que servían de resguardo para hacer frente a las incursiones de los bárbaros, lo que nos remite a la posibilidad de un primer amurallamiento romano en el actual cerro de la fortaleza de El Toro. Al parecer, fue conquistado a los musulmanes, en 1228 por tropas aragonesas. Ante el temor de una excesiva expansión nobiliaria aragonesa, Jaime I, en 1257, obligó a Teruel a renunciar a sus derechos sobre El Toro, Pina y Barracas. En 1260 el rey Jaime I otorgó ciertos privilegios a sus pobladores cristianos y musulmanes. El periodo belicoso e intranquilo que se atravesó en el último tercio del siglo XIV, motivó la reorganización de los vecinos de El Toro, Viver y Caudiel, insistiendo ante el infante Don Martín en la petición para fortificar la villa. Demanda que se rechazó en varias ocasiones aunque suponemos que se realizaron obras de refuerzo en los muros de las casas más exteriores que formaban el perímetro de la villa y los accesos mediante portales. El 20 de febrero de 1403, el rey Martín el Humano confirmó el anterior privilegio a favor de la villa, concediéndole además, la jurisdicción absoluta, y eximió a sus habitantes de lezda, peaje y otros tributos. Al morir Martín sin hijos, El Toro volvió a la Corona, pasando más tarde a Fernando I de Antequera. De él lo heredó Alfonso el Magnánimo, y en 1417 pasó a su hermano don Juan.
Imagen de 1998.
Alfonso III de Valencia y V de Aragón, concedió a El Toro derecho de imponer sisas por treinta años sobre pan, carnes, vinos y otros comestibles. En 1432 Francisco Zarzuela, tesorero de Aragón, adquirió la villa de El Toro y la retuvo para sus descendientes. A mediados del siglo XV tomó posesión Francisco Zarzuela III al cual se le suponen todo tipo de tiranías y robos vendiendo el municipio a su hermano Miguel. El hidalgo y enemigo de los Zarzuela, Juan de Auñón al frente de 500 hombres, fue a prender a Miguel Zarzuela el 29 de enero de 1478 conduciéndolo a Segorbe donde fue ajusticiado. En 1550, por testamento, pasó a poder del monasterio de San Miguel de los Reyes, los cuales regentaron el municipio hasta su desamortización en 1837. Durante las guerras carlistas, permaneció abierta esta villa a ambos bandos beligerantes, sufriendo las exacciones de unos y otros, y los abusos de la soldadesca. El 30 de agosto de 1885 se reunió la junta municipal para informar que la epidemia de cólera morbo asiático originaba numerosas muertes. Las gestiones del párroco Társilo Moreno, así como del ayuntamiento forzó la urgente construcción de un nuevo camposanto utilizándose grandes bloques de piedra del castillo.
El Toro y su castillo. A la izquierda se alza la torre, y a la derecha, las ruinas de la iglesia.