Torre del Homenaje, tradicionalmente calificada como de planta triangular.
En la cima de un monte de 442 m. de altura que domina al caserío desde el Sur. Este cerro se encuentra prácticamente rodeado por la carretera de Chóvar, que asciende el puerto. Para llegar a él existe un buen sendero que nace en dicha carretera en la parte meridional del cerro.
Muy mal estado. A los maltrechos restos que quedan hay que sumar la enmarañada vegetación, que hace muy difícil su visita
Dominando el caserío, oculto por los pinos, se encuentra el castillo.
Castillo roquero de planta irregular. Parece que esté formado por dos recintos, por lo menos en su parte meridional se ven restos de dos muros paralelos. Como elemento de mayor tamaño y mejor conservado destaca la torre del Homenaje, situada en el sector oriental del castillo. Quizá de excesivo tamaño comparado con el resto. En todas las fuentes consultadas se hace constar la planta triangular de esta torre, pero a nosotros no nos lo pareció. Para empezar, solo quedan en pie sus dos cortinas orientales. El resto, además de haberse caído, está cubierto por impenetrable vegetación. Tan solo después de observar con atención el arranque de los muros orientales, se aprecia que debieron cruzarse en un ángulo occidental. Es decir, que la torre debió tener planta romboidal, o quizá pentagonal. Tan solo unas excavaciones podrían resolver el enigma. Además, en sus esquinas Norte y Sur, quedan vestigios de dos cubos cilíndricos de escaso diámetro, que iban adosados a la torre. La entrada al castillo se encuentra en la parte meridional, por medio de un zig-zag y en acusada rampa. Su fábrica es el tapial de mampostería. Todo el monte del castillo está cubierto por un espeso bosque de pinos que ocultan sus restos desde cualquier punto del horizonte.
Aunque se le supone origen romano al castillo, en el interior de su recinto se descubrieron fragmentos cerámicos ibéricos. Durante la dominación musulmana existió una escuela de alfaquíes y era estimado como centro de sabiduría islámica. Fue conquistado por Jaime I, quién lo donó en 1258 a Galcerán de Moncada, en pago de unas deudas. El castillo de Eslida, junto con los de Ahín, Veo, Sueras y Xinquer, formó el Alcaidazgo de Eslida, al cual, Jaime I otorgó muchos privilegios. Allí huyó Abu Ceyt tras ser destronado por Zayyan. Tras la reconquista continuó regido por sus propias autoridades. El territorio perteneció a la baronía de Jérica y más tarde, al ducado de Segorbe. En 1525 se produjo la rebelión de los moriscos de la sierra, a la que se unieron los habitantes de Eslida. A pesar de su indudable importancia no se le conocen enfrentamientos ni asedios, ni siquiera en el transcurso de las escaramuzas acontecidas durante la rebelión de los moriscos (1526).
Aquí se observan las dos líneas de muros.