En la colina situada en el centro de la imagen, cubierta por espesos pinares y dominando al pueblo, se encuentran los restos del castillo.
Al mediodía de la población de Cirat, alrededor de un kilómetro de distancia, sobre una montaña de 571 m. de altitud. No es visible desde lejos a causa de los grandes pinos que ocultan sus restos. Se encuentra dominando el barranco de las Salinas, siendo inexpugnable por esa cara. Desde él se controla el meandro que forma el río Mijares a su paso por Cirat. Su acceso se realiza por medio de un buen sendero que nace junto a unas granjas porcinas en la parte meridional del pueblo.
Muy mal estado. Los restos son escasos, concentrados sobre todo, en la zona Sur, y en el muro perimetral Noroeste.
Extremo Sur de la fortaleza, sobre gran zócalo rocoso.
Restos de la torre ubicada en el extremo Norte del castillo.
Lienzo de la zona Norte.
Castillo roquero de planta irregular alargada, orientado en dirección Noreste-Suroeste. Todo su flanco Sureste queda al borde de escarpes rocosos de gran altura, totalmente inaccesibles, que caen en vertical hacia el fondo del barranco de Salinas. No presenta muros en esta zona. En el resto, existe una empinada ladera cubierta por espesos pinares. El recinto presenta una longitud de 100 metros, con una anchura máxima de 27, por lo que cubre un área de 2.300 m2. Consta de dos recintos, uno más pequeño y elevado, en la parte meridional, que debió corresponder a los aposentos del señor, y el otro, posiblemente el albácar, al Norte. Están separados por un muro, actualmente muy arruinado, que debió poseer una entrada, aunque ahora es imposible averiguar. Parece que la entrada del castillo se situaba al Norte, protegida por la torre cuya base todavía se conserva. Quedan dos aljibes en bastante buen estado, los dos en el recinto señorial. No quedan restos en el interior del recinto mayor. Toda la fábrica es de mampostería.
Uno de los aljibes.
El otro aljibe, sobreelevado sobre el terreno circundante.
Muros del recinto superior.
Muros del recinto superior vistos desde el Norte. Se trata de la cortina que separa los dos recintos y de los aljibes.
Es de origen árabe. Formó parte de las pertenencias del rey moro Ceit Abuceit. Fue reconquistado en 1236 por el mismo rey Abuceit que se convirtió al cristianismo. Formaba parte del conjunto de sus dominios señoriales de la cuenca del río Mijares. Lo heredó su hija Alda Fernández quien se emparentó con los Arenós que al final fueron sus propietarios. Cuando desapareció el linaje de los Arenós el castillo se integró en la Corona. El lugar estuvo poblado de moriscos hasta la expulsión en 1609. Más tarde, la población pasó a propiedad de los Vilarig, también propietarios de la torre del Conde. Uno de los Vilarig, conde de Cirat, fue el encargado de la repoblación cristiana de Cirat una vez que se expulsara a los moriscos en 1609.
En el año 2021, el lugar había sido desbrozado, por lo que era un poco más visible.