Se alza sobre un meandro rocoso al que rodea el río Llobregat casi por completo, próximo a la población de El Burés. El castillo se encuentra defendiendo la parte accesible del meandro, al Oeste del mismo, muy cercano a la carretera general C-55 desde la que es perfectamente visible. El camino de la ermita de San Vicente es el indicado para llegar hasta él, el cual comienza en la carretera de El Burés, a los pies del cerro.
Muy buen estado, aunque transformado al convertirlo en vivienda privada. Se han añadido garajes, una torre de hormigón para el ascensor de aspecto anacrónico y algunos elementos más excesivamente modernos.

Imagen meridional del castillo. El añadido de hormigón es la torre del ascensor. Inexplicable su construcción.

Cerro del castillo. A la izquierda se ve el edificio actual, con el garaje y la torre del ascensor, que defiende el punto más accesible.
Imagen antigua, todavía sin restaurar. La torre Oeste carece de almenas y se aprecia la rampa de acceso original.


Frente Oeste. Los cortados rocosos lo hacen inexpugnable.
Castillo roquero de planta irregular adaptada al espacio disponible en la pequeña meseta rocosa que forma el meandro del río, el cual le sirve de foso natural. En su origen, la fortificación ocupaba toda la superficie de la meseta, con 140 m. de largo y 45 de anchura máxima, cubriendo una extensión de 4.600 m2. Todavía, al borde de las rocas se pueden apreciar basamentos de sus muros en casi todo su perímetro, así como los restos de una torre que defendía el extremo Este del recinto. Pero lo existente hoy día, lo que se considera el castillo propiamente dicho y lo más visible, es un edificio ubicado en el extremo Oeste de la fortificación, que debió defender el punto más débil del recinto y el único por donde podía ser atacado, pues es el único punto que el río no rodea. Ha sido sometido a múltiples transformaciones a lo largo de la historia, la última hace unos años para convertirlo en vivienda moderna, por lo que su aspecto dista mucho del original. Para ello se dotó de almenas la torre Oeste, se colocaron cristales en las ventanas geminadas, se construyó un aparcamiento de hormigón y una torre del mismo material para el ascensor, han construido una piscina y otros edificios menores. El edificio ocupa una superficie aproximada de 400 m2, es de estilo gótico y tiene planta más o menos trapezoidal, con dos cuerpos más altos en sus dos extremos. La puerta, con arco de medio punto, se abre en el lienzo Suroeste, junto a la torre almenada. En el interior se encontraba la antigua cisterna y las ruinas de la capilla de San Miguel, pero se desconoce su estado después de la intervención moderna. Al Este, entre el castillo y el río, a un nivel más bajo, se encuentra la ermita románica de San Vicente del Castillo. Como hemos indicado, el castillo es de propiedad privada, esta vallado y no se visita.



Frente Noreste.
Detalle de la entrada y los elementos de hormigón.
Ruinas de una de las torres del recinto.


Excelente adaptación de los muros perimetrales a la disposición de las rocas.
Aparece documentado por primera vez el año 979 con el nombre de Castell Belit. Figuró en la dote matrimonial de la condesa Ermesenda, esposa de Ramón Borrell. Fue propiedad de los Montcada durante el siglo XIII. En 1485 “les remences” ocuparon violentamente el castillo. Los payeses arrancaron y quemaron las quince puertas de las cámaras y derribaron la mitad de la torre. A finales del XV pasó a manos de Jaume Desfar, señor de Castellbell, Vacarisas y Rellinars. Durante el siglo XVIII sería restaurado. Lo que hoy se ve constituye la obra situada a poniente del patio central ya que el resto fue destruido en 1719 por su propietario Joseph D’Amat Junyent, con el fin de que no fuera ocupado por los migueletes de Francia.
