Castillo de Bullas

Más que castillo semeja una cerca urbana aunque, para estar prácticamente desaparecido, igual nos da, castillo que muralla. Discurrían sus muros por las calles de la Umbría, Juan de la Gloria Artero, San Lucas y Paseo de la Umbría. Existen diversos restos integrados en el interior de viviendas actuales, que no son visibles desde la calle. En nuestra visita (octubre 2024) tan solo hemos encontrado un pequeño lienzo en el Paseo de la Umbría y un escaso sector de una torre en la c/Peseta. Se da la circunstancia que la calle Peseta queda en el interior del recinto, por lo que esta posible torre debió ser una defensa interior. También ha quedado en el casco viejo una Plaza del Castillo.

Esta fortaleza desapareció porque sus piedras fueron empleadas a lo largo de los siglos XVII y XVIII para la construcción de las casas de una población que no paraba de crecer. Desde antiguo, algunos autores ya comentan que no era un castillo demasiado fuerte, por lo que su desaparición no debió importar demasiado.  

 

 

Muro de mampostería situado en el Paseo de la Umbría. Tan solo este pequeño sector parece antiguo.

 

 

 

 

Sector de una torre circular en la calle Peseta.

Tras la ocupación castellana del Reino de Murcia a mediados del siglo XIII, Alfonso X hizo concesión a Mula en 1254 del «castiello de Bullas con su villa». Unos años más tarde, en 1266, Alfonso X y Jaime I hacen donación a la Orden del Temple de las comarcas y castillos de Caravaca, Cehegín y Bullas. En esa época Bullas mantuvo durante este tiempo una población exclusivamente mudéjar y que su fortaleza era guardada por un grupo de soldados y su respectivo alcaide, pues en 1285 se vieron obligados a rendir la plaza ante el asedio de Alí Muhammad, alcaide del castillo de Huéscar. Pocos años después, el lugar era recuperado de nuevo por los castellanos. A mediados del siglo XIV se proyectó la construcción de una nueva fortaleza en Bullas a costa de Ruy Chacón, comendador santiaguista de Caravaca, que no llegó a edificarse. En 1352 el concejo de Murcia denunció el abandono en que se hallaban las fortalezas de Caravaca, Cehegín y Bullas, con el consiguiente peligro de que fueran ocupadas por los granadinos.