Castillo de Borriol

Frente Sur del recinto superior, la parte mejor conservada. El acceso hasta la puerta es bastante complicado pues de la escalera apenas quedan algunos escalones. Los sillares de la jamba derecha de la puerta están abombados, a punto de desprenderse.

Sobre una gran roca que domina el pueblo desde el Norte, a 337 m. de altura. Su emplazamiento es sumamente enriscado por la verticalidad de las rocas calcáreas que lo sustentan. Y el acceso también lo es. Por medio de un sendero que comienza en las cercanías de la iglesia, y que zigzaguea en fuerte pendiente, se llega al collado que lo separa de la sierra. Desde aquí, por un estrecho pasillo de apenas medio metro de anchura, muy peligroso a causa de la posibilidad de despeñarse, se llega al centro de la fortaleza.

Los restos son escasos y con grietas, y los derrumbamientos constantes. Es auténticamente lastimoso que un castillo con la espectacularidad de éste, permanezca totalmente abandonado y olvidado por las instituciones

 

 

Aspecto de las paredes del recinto superior, todas en grave peligro de desplome.

 

 

 

Sector Oeste del recinto superior.

 

 

 

Aspecto de uno de los lienzos que todavía conserva parte del enfoscado interior.

Frente Norte, a espaldas del pueblo, desde el collado donde comienza el estrecho pasillo de entrada, visible ligeramente por la derecha.

Castillo roquero de planta irregular adaptada a las rocas del promontorio donde se alza. A pesar de que en todas las fuentes consultadas nombran tres recintos, tan solo apreciamos dos.  Su posición es realmente espeluznante, una de las más espectaculares de la región, sino de España. Sus muros se alzan al borde de vertiginosos precipicios. La lógica impide entender cómo se construyeron sus lienzos serpenteando entre las rocas para aprovechar hasta el último metro útil. No bastante con esto, las paredes se alzan algunos metros todavía más por encima de las rocas, como si esa defensa natural no fuera suficiente. Es de reducidas dimensiones, tan solo 925 m2, repartidos entre 340 m. para el recinto superior y 585 m. para el inferior. La fábrica de sus muros es, principalmente, de piedra arenisca (rodeno), de fuerte color rojizo, por lo que destaca sobre la peña  de grisácea roca caliza. Es mampostería colocada en hiladas irregulares que, en algunos puntos parece “opus spicatum”.

El recinto superior es el mejor conservado, con una cortina que se ondula para adaptarse a la forma de la peña. No parece que tuviera torres. Hay muchas piedras caídas y otras a punto de hacerlo. El cuerpo principal y parte más visible desde el pueblo y desde la autovía, es de tapial. Hay que destacar la puerta de entrada, rectangular, con jambas y dintel de sillería caliza, y conservando todavía los agujeros para las trancas que la cerraban y las gorroneras que mantenían las hojas de la puerta. Para llegar a la puerta desde el recinto inferior existía una escalera de piedra que ascendía adosada a una roca casi vertical, pero esta escalera solo conserva tres o cuatro escalones, por lo que acceder a la puerta y al recinto superior es bastante arriesgado.

 

 

 

Frente Este.

 

 

 

Cuerpo principal del recinto superior.

 

 

 

 

 

 

Entrada al recinto superior vista desde fuera y desde dentro.

 

 

 

Dintel de la puerta donde subsisten las gorroneras que aguantaban las hojas de la puerta.

El recinto inferior, adosado al superior por su parte meridional, aprovecha un escalón natural de las rocas desde el cual ya la verticalidad es absoluta. Existe un aljibe de gran tamaño en un pequeño hueco a tres o cuatro metros por debajo de este nivel, protegido por una pequeña cresta rocosa. Junto al aljibe hay una pequeña puerta que no lleva a ningún lado, pues en esa dirección no hay nada, por lo que desconocemos su utilidad. Este recinto se debió cerrar por una puerta en un estrechamiento natural que existe al Oeste, donde desciende un lienzo desde el recinto superior, para cerrarlo completamente. Lo más llamativo de este recinto, a nuestro juicio, es el impresionante camino de acceso desde el collado. Apenas 50 cm. de anchura tiene el sendero que serpentea un centenar de metros al borde de las rocas para llegar al castillo en sí, muy peligroso.

“Torre” Norte del recinto superior vista desde fuera y desde dentro. Curiosamente no es una torre, sino la curvatura del lienzo.

 

 

 

Lienzo que cierra el recinto inferior, descendiendo desde arriba hasta una posible puerta.

De origen posiblemente romano. Es probable que en época romana se tratara de una torre vigía que enlazaba visualmente con otras torres próximas y que tenía como misión la seguridad de la vía Augusta. Utilizado luego por los musulmanes, fue profundamente reformado por los cristianos, conservando pocos restos islámicos englobados en la construcción posterior cristiana. Fue uno de los castillos ocupados por Jaime I en 1233, dado en 1252 al célebre caudillo aragonés Ximén Pérez de Arenós, Capitán General de Valencia, creándose la baronía de Borriol. Perteneció al obispo de Tortosa, Poncio de Torrelles. Durante los siglos XIV y XV pasó a los Boil y Thous, a los Casalduch en el XVI y a los Boil de Arenós en el XVII. Y para finalizar se vió envuelto en fuertes combates durante las guerras carlistas del siglo XIX.

 

 

 

El castillo visto desde el Norte.

Aspecto del aljibe y del pequeño lienzo donde se encuentra una puerta que no parece ir a ningún lugar.

Resto de una chimenea en una pared del recinto superior.

Estrecho pasillo de acceso al castillo.