El maltrecho cuerpo principal del castillo asoma por encima del antiguo barrio morisco, en la parte más alta del pueblo. Imagen del año 2009.
Sus ruinas se levantan sobre el cerro a cuyos pies se extiende la villa, quedando incluido en su trama urbana. Erigido sobre el cortado del río Sellent a su paso por la población, se encarama sobre la villa histórica, haciendo las labores de vigilancia y protección. Se accede a él por la Calle del Castillo, que parte desde la plaza de la Iglesia.
Muy mal estado. Ha sido invadido por edificaciones antiguas y modernas. Incluso, incomprensiblemente, se ha construido un chalet en su albácar recientemente. Los restos conservados presentan graves grietas y un deterioro alarmante, con grave riesgo de caída de cascotes y piedras. Recientemente, el ayuntamiento ha comenzado obras de reparación y consolidación.
Torre mayor o del Homenaje, situada en la parte más alta y, a su vez, más débil del conjunto, pues puede ser atacada desde el mismo cerro, a modo de padrastro. Se aprecia el grave estado de su fábrica de tapial musulmán. El cubo de sillería que aparece adosado es muy posterior, de época cristiana.
Castillo-palacio de planta irregular, de tipo roquero a pesar de situarse en una población, y bastante oculto por viviendas que utilizan sus muros como soportes. La edificación ocupa una superficie de 570 m2. A duras penas, entre las viviendas se pueden identificar hasta cinco cubos cuadrangulares, unos de tapial y otros de mampostería o sillería, que de todo hay. Todo el sector Suroeste está muy modificado por la construcción de un chalet. Se ha construido una piscina, se han modificado los jardines, se ha alterado el muro fronterizo del chalet, que ya no corresponde con el original de la fortaleza, y se ha habilitado como vivienda el gran torreón Sur. En el lado Sureste presentaba un acceso en recodo, hoy absorbido por la población, y que no hemos podido identificar. En la parte Norte del recinto principal, se sitúan dos torreones cuadrangulares. Uno construido en la época cristiana, fabricado en sillería, y otro confeccionado de tapial y mampostería, relativo a la época islámica. En el interior del edificio, al que no se puede acceder pues solo abre de forma esporádica, pueden observarse importantes restos de arquitectura gótica tardía flamígera, así como el majestuoso arte alcanzado en yeserías alrededor de huecos de puertas, ventanas y pasos, que constituyen elementos decorativos de una gran calidad constructiva y artística. Otro elemento importante a destacar en la decoración del inmueble son las escaleras de caracol labradas en piedra, de características tradicionales, así como la escalera gótica que da entrada al edificio, con magníficos escalones de losa en toda su tramada, que todavía hoy, a pesar del paso de los años, permanece en pie.
A duras penas se distinguen los cubos del castillo sobresaliendo por encima de las casas.
Torre Sur. Ha sido muy transformada por el propietario del chalet para usarla como dependencias del mismo.
Interior del castillo en 2021, con parte de las obras ya finalizadas. Imagen extraída de la web: “valenciabonita.es”.
Torre Noreste, de sillares, embutida entre dos casas, presenta una gran grieta que amenaza su estabilidad.
Torre Este, también en mal estado y, también con una grieta que la hace peligrar. En cambio ésta es de tapial.
Torre de planta cuadrada adosada a la torre del Homenaje. Tiene fábrica de sillería aunque la parte superior ha sido recrecida con mampuestos.
Las primeras noticias documentales del castillo datan de 1394, en que consta como propiedad de Pascual Maçana, pasando posteriormente a la familia Marrades. En esta época era una baronía cuya cabeza era Bolbaite. El castillo fue construido sobre una primitiva fortaleza islámica en el siglo XVI por la familia Pardo de la Casta, señores del lugar, convirtiéndola en un castillo-palacio que actuaba como residencia y símbolo de poder del señorío. Durante la Guerra de Sucesión en 1705, donde rivalizaban los partidarios del archiduque Carlos de Austria por una parte, y por otra los de Felipe V de Borbón, el señor de Bolbaite, don Luís Pardo de la Casta, se decantó por el primero, jurando respetar y defender “Els Furs” de Valencia. Mas, como Valencia se rindió a Felipe V en 1707, la familia Pardo de la Casta huyó a Flandes. Sus descendientes, los Fernández de Córdoba, Lanti Della Rovere y Manfredi, dejaron abandonada la edificación a su suerte. Entre los años 1875 y 1896, el edificio fue parcialmente demolido, con el propósito de aprovechar sus maderas y demás materiales. Fue comprado en 1978 por el arquitecto José Luís Mateos con el objeto de proceder a su restauración, asunto que no pudo llevar a cabo. Y en 2007 el ayuntamiento compró el castillo por 85.000 € para su recuperación y rehabilitación.
Restos de un pequeño cubo en la parte Oeste, quizá lo único original que se ha conservado en esta zona.