A unos dos kilómetros al Norte del pueblo, en el paraje donde se hallaba ubicada una antigua población llamada Villanueva del Palomar, junto a la Cañada Real Conquense. Se puede llegar hasta la misma torre con vehículo por el camino del cementerio.
Mal estado. Se encuentra en total abandono. La caída de piedras y sillares de sus muros en constante, presenta grietas y en su interior se han llevado a cabo actos vandálicos. También funciona como refugio para el ganado.
Las dos entradas a la torre y las quicialeras o gorroneras donde se alojaban las dos hojas de la puerta superior. Se puede apreciar el mal estado y como se desprenden las piedras.
Gran torreón de planta cuadrada, con 9 m. de lado y una altura conservada de unos 12 metros. Debió ejercer las funciones defensivas del antiguo despoblado, del que se ven algunas ruinas en los aledaños de la torre. La fábrica es la mampostería de buen tamaño entre la que se han encajado pequeñas piedras para ajustar los niveles, reforzado con sillares en las cuatro esquinas y dinteles de todos los vanos. Conserva tres plantas. A la inferior, cubierta con una magnífica bóveda vahída, se penetra por la portada principal, con arco apuntado, situada a ras del suelo. Desde la planta baja no existe acceso a las plantas superiores. Junto a esta portada se abre, en altura, un estrecho vano que da pie a una escalera de piedra por la que se accede a las plantas superiores. Ahora es inaccesible, pero en el pasado debió contar con una escalera de cuerda o madera retirable en caso de peligro que aseguraba las vidas de los defensores. En tres de sus lados presenta ventanas con arco de medio punto, muy bellas pero en inminente peligro de desplomarse.
Uno de los vanos superiores.
Fue construcción árabe del siglo X. Durante la última epidemia de cólera, el Señor del lugar envió a sus hijos a Villanueva del Palomar, a la sazón ya abandonado, con la intención de evitar el contagio. Fueron las últimas personas que habitaron la aldea.