Torre de Vizcaínos

 

 

La roca sobre la que se levantan los restos de la torre, desde el Noreste.

En un espolón rocoso de 837 m. de altura, en la confluencia de los ríos Bogarra y Mundo, en el extremo Sureste de su término, un kilómetro al Sur del caserío de Vizcaínos y a unos ocho desde Bogarra. El lugar es sumamente agreste, en el corazón de las anfractuosidades de la sierra, y aunque el espolón tiene apariencia inaccesible, por su vertiente septentrional existe una estrecha repisa que asciende hasta su cima.

Desaparecida. Tan solo subsisten cerámicas en superficie, agujeros excavados por los buscadores de tesoros y la base de un muro.

Base de un muro, realizado con mampostería trabada con mortero de cal.

 

 

 

Escalones tallados en la roca en el camino de ascenso.

Antigua torre de defensa que debió servir como refugio ante peligros eventuales de los pobladores de la pequeña aldea de Vizcaínos. Este curioso topónimo nos ofrece una clara pista del lugar de procedencia de sus antiguos habitantes. De la torre apenas quedan unos pocos vestigios, pero sorprende el impresionante lugar, digno de los más enriscados lugares de nuestra geografía castellológica. A la cima de la impresionante peña se llega por una estrecha repisa que, con relativa comodidad, asciende hasta ella. Es totalmente invisible desde la carretera, por lo que en los primeros momentos de la llegada semeja imposible el ascenso. Dicha repisa se encuentra en la ladera Norte y una muestra de su utilización desde la remota antigüedad es la existencia de varios escalones tallados en la roca. La cúspide de la peña aparece aplanada de forma artificial en una zona bastante extensa formando una especie de meseta, por lo que posiblemente, la torre dispusiera de un pequeño recinto. Se puede encontrar abundantes fragmentos cerámicos en superficie, tanto en la meseta como en la ladera por la que se realiza la ascensión. Desgraciadamente, también son abundantes los hoyos realizados por los “buscadores de tesoros”. Lo más destacado, entre unas matas de esparto, es la base de un muro realizado con mampostería trabada con mortero de cal. En la ladera oriental, entre bancales de olivos, se dice que estuvo la necrópolis, de la que todavía se encuentran abundantes restos humanos dispersos pero no encontramos ninguno.

 

 

 

El peñón rocoso visto desde el Este.