
La torre en el año 2022.
En el centro de la población, en la Plaza Mayor. La torre es el símbolo de la población y el edificio más significativo de la misma.
Actualmente, del conjunto de fortificaciones que existieron solo se conserva la enorme torre, la más grande de la provincia. Después de haberle dado los más sorprendentes usos ha sido restaurada recientemente con acierto y abierta al público, cosa poco habitual en nuestra región.

Imagen de 1997, antes de su restauración.

Imagen de 2009, todavía en obras.
Gran torre con aspecto robusto e imponente. Es de planta cuadrada y forma prismática levemente truncada. Miden sus lados 14 metros cada uno y tiene 22’5 metros de altura, la mayor de la Comunidad Valenciana. Cuenta con cinco plantas y terraza accesible, con cuatro pináculos piramidales en sus esquinas, en los que se halla grabada la cruz de ocho puntas de los caballeros hospitalarios. Todas las plantas son similares, divididas en tres salas rectangulares cubiertas con bóvedas de cañón. Las plantas se comunicaban por medio de escaleras situadas en la esquina Sureste y contaba con trampillas que cerraban cada planta. La planta baja cuenta con una puerta y una ventana. La primera planta con la puerta original, un lucernario y la capilla. La segunda con tres aspilleras y cuatro lucernarios. En la tercera aparece el hueco de la ladronera, siete aspilleras y cinco lucernarios. Y en la cuarta cuatro aspilleras y cinco lucernarios. La terraza ha conservado el parapeto a muy baja altura, siendo muy peligroso, pero en la última restauración, con buen criterio, se ha colocado una barandilla de cristal.

Pared Oeste, donde se abrió la puerta a principios del XVII.
La puerta original de la torre, rectangular y enmarcada por grandes piedras se halla a la altura del primer piso. En principio la entrada se efectuaba por medio de una escala de madera o cuerda movible, pero actualmente hay una escalera adosada con barandilla, fruto de la restauración de 1973. En el frente Oeste se abrió otra puerta a principios del XVII, pero a ras del suelo. Tenía estructuras de madera de gran tamaño, como los matacanes esquineros de la parte superior y la ladronera que defendía la entrada, y aunque no se ha conservado nada de la madera, sí que podemos observar los mechinales donde se alojaban las cabezas de vigas. También aparecen numerosos vanos repartidos de forma irregular en sus cuatro frentes, aspilleras, ventanucos, ventanas y la puerta. Tuvo en su época musulmana un muro que la rodeaba y que defendía un pequeño recinto. Tampoco se ha conservado, puesto que fue destruído al abrir el foso por los cristianos en el siglo XIV. Durante las últimas obras se descubrió, en su lado Este, un arco de medio punto que permitía cruzar el foso. Fue un foso seco, pero en casos de necesidad, por medio de acequias, podía llenarse de agua. En octubre de 2004 se descubrió el foso, pero tan solo se excavó y destapó el correspondiente a los frentes Oeste y Sur y una pequeña parte del Norte, para que no afectara al tráfico rodado de las calles adyacentes ni al servicio del mercado municipal. La profundidad del foso es de 2’5 m. pero fue cubierto de nuevo.

Entrada original a la torre, con la escalera y barandilla modernas.
En las esquinas en su parte superior aparecen numerosos mechinales que albergaban las vigas de los desaparecidos matacanes de madera.



La entrada actual vista desde el interior de la torre.
Nave central de la planta baja.

Hueco de la escalera.
La capilla situada en la primera planta.


Aspecto de la primera planta, con los arcos de comunicación de las tres naves. Todas las plantas tienen la misma estructura.

Interior de la puerta primitiva de acceso, en la primera planta. Queda enmarcada por enormes sillares muy desgastados en la actualidad.

Letrina.

Aspillera preparada para el tiro de ballesta, en la segunda planta.


Aspecto del foso tras excavarlo y limpiarlo y antes de cubrirlo, en 2004.
Construcción árabe del siglo XII. En 1238, Jaime I cedió la torre a la Orden de San Juan de Jerusalén. Durante una epidemia de peste en Valencia en 1494 sirvió como refugio de los diputados de la Generalitat. En el siglo XVI, una vez perdidas sus funciones defensivas, al quedar obsoleto con las nuevas armas de fuego, el foso fue utilizado como vertedero público, y la torre utilizada como almacén agrícola y, ocasionalmente, cárcel para nobles. En 1613, el comendador de la Orden donó el espacio ocupado por el foso al ayuntamiento para taparlo y construir unos porches en la cara Oeste de la torre, donde se colocaron las carnicerías. Mientras en la fachada Este se localizaba la Casa de la Encomienda. Así mismo se eliminaron todos los elementos de madera (matacanes y ladronera), se construyeron los cuatro pináculos de la terraza y se abrió la puerta a ras de suelo en su pared Oeste. En 1808, Carlos IV vendió la torre a Manuel Sixto Espinosa, consejero de Estado.


Imágenes de la segunda planta.

Tercera planta. Vemos la puerta que daba acceso a la desaparecida ladronera y varios grafitos.



Detalle de los grafitos de la tercera planta.

Cuarta planta.


Terraza. El parapeto es de muy baja altura, por lo que se ha colocado una valla acristalada para permitir la visita turística.
En 1847 la torre fue comprada por el ayuntamiento para volver a utilizarla como prisión y para establecer los juzgados del recién creado partido judicial. En 1908 se derribaron los porches antiguos y se sustituyeron por otros nuevos que rodeaban por completo a la torre y que fueron a su vez derribados en 1970. La reforma de este año, llevada a cabo por el Ministerio de la Vivienda, fue muy dura, pues se ocultaron o eliminaron muchos elementos de la torre, como las aspilleras, lucernas, letrinas, la capilla, las almenas y el enlucido de cal.
La torre con los porches adosados. Se construyeron en 1908 y se derribaron en 1970.

Otras obras de restauración comenzaron en 2004, dirigidas por el arquitecto Vicente García Martínez, y finalizaron en julio de 2009, con un presupuesto de 1.500.000 euros, financiados entre el ayuntamiento y el gobierno español. Además del descubrimiento del foso y el muro de la cerca, se encontraron 25 vanos que permanecían tapiados. De ellos 14 eran aspilleras. También se han encontrado los mechinales de los matacanes originales en la planta alta, y numerosos grafitos, algunos de los cuales se han conservado. Fueron pintados con carboncillo y han permanecido siglos ocultos tras varias capas de barro y pintura.
Otro de los descubrimientos que más ha sorprendido es la capilla encontrada en la primera planta. Se trata de un altar y retablo encontrado tras unas maderas. Esta capilla, al parecer de mediados del siglo XIX, se sabía que existía aunque nadie había podido precisar en qué planta. Estuvo destinada al culto y el altar se encuentro elevado medio metro sobre el suelo original. La parte más polémica de la restauración fue el cubrimiento del foso después de varios informes en contra por parte de la Consejería de Cultura, y con cierta extraña rapidez por parte del ayuntamiento tras destituir al arquitecto original.
Actualmente la torre está en perfecto estado dedicada a exposiciones museísticas.

La torre tras el derribo de los porches.