El pilar que sobresale por encima de la terraza sustentaba una desaparecida bóveda de una desaparecida planta superior.
Sobre una colina rocosa en la margen izquierda de la rambla de Las Eras, lo que le da una visión dominante sobre la misma. Parece que se encontraba defendiendo un vado en dicha rambla. Las viviendas de la villa han invadido tanto torre como colina rocosa y hoy día, es difícil descubrir tanto una como otra.
Mal estado. A pesar de haber sido restaurada en los años ochenta, ha perdido mucha altura, su interior está muy modificado y ha sido enlucida con cemento, además de haberse reconstruído unas almenas sin criterio histórico.
Torre de vigía y control con planta rectangular (11 x 12 m) asentada directamente sobre la roca. El edificio está realizado en tapial, pero al haber sido enlucido no se aprecia. El espesor de las paredes oscila entre 1’80 y 2’60 m, lo cual ha facilitado su vaciado para ampliar estancias o crear armarios y pesebres por sus propietarios, pero sin haber dañado sustancialmente la estabilidad del edificio. Desde la planta primera y hasta la base poseía un talud de mampostería el cual se ha perdido o eliminado en varios puntos para ganar espacio en las estancias y corrales de las casas que se le adosaron con posterioridad.
En la actualidad la torre conserva tres plantas, la inferior, actualmente cegada de escombros, pero que según la descripción de su actual propietario, parece tratarse de un aljibe de planta rectangular y cubierta de bóveda de cañón. A la planta primera se accede hoy en día por un agujero abierto en la cara meridional. Da acceso, tras bajar unos escalones, a una estancia rectangular muy transformada, actualmente compartimentada en varias estancias y con unos 4 m. de altura. A la derecha del acceso encontramos una escalera que conduce a un pasillo alargado desarrollado en el espesor del muro Este que presenta en la actualidad dos ventanas al exterior, que pudiera ser la puerta de la torre según cuenta su actual propietario. En el centro posee una bóveda realizada con el cruce de dos arcos apuntados que sustentaba la cubierta a cuatro aguas que tuvo la torre hasta los inicios del siglo XX. A la cubierta se asciende por una escalera que hoy queda protegida con una caseta de ladrillo. En el centro se mantiene un pilar rectangular de mampostería y mortero de yeso, que servía para sustentar la cubierta a cuatro aguas que la torre dispuso, siendo empleada como pósito primero y cárcel después.
Cruce de dos arcos que sustentan la bóveda que cubre la primera planta.
La torre se alza directamente sobre las rocas, aunque todo el conjunto está oculto por viviendas modernas.
Destaca el edificio por su gran base, lo cual le permite albergar en su interior estancias de un tamaño considerable y muy poco usuales en este tipo de construcciones, más orientadas a la vigilancia y a repeler posibles ataques puntuales. Actualmente la torre tiene una altura desde la base de la roca donde apoya el muro hasta la cota actual de almenas de 11 m. El cuerpo vertical a partir del talud tiene una altura de 5 m. Su aspecto actual es desproporcionado de su base con la altura, por lo que pudiera haber tenido dos plantas más y una cubierta almenada, lo cual le daría unas proporciones más propias de una torre. Es de propiedad privada y a ella se accede a través de la vivienda del propietario, por lo que no es posible su visita.
Posición de la torre con respecto al barranco que vigilaba. Se puede distinguir gracias al puente en la carretera.
La torre podría haberse construído entre el final de las primeras taifas y las dinastías africanas, lo cual se vería reforzado por la significación estadística de los restos cerámicos adscritos a los siglos XI y XII. Se incorporó, al igual que el resto de la comarca, a la corona de Castilla en 1243. Junto con Albatana, Pechín y Caudete. Es concedida en régimen de señorío al caballero de la Orden de Santiago Sánchez Mazuelo, por el infante don Alfonso. La intentó vender en 1253 a la Orden de Santiago, lo que será impedido por la corona, siendo adquirido finalmente por don Gregorio y su mujer, los cuales crean un vasto señorío en el sector Sureste de la provincia. Posteriormente las tierras de Ontur y Albatana serán incorporadas a la Corona dentro del Concejo de Hellín y poco después cedidas a don Manuel dentro de la configuración del Señorío de Villena. El hidalgo Lope de Chinchilla se hará con el señorío a principios del siglo XVI, hasta su confiscación por la Santa Inquisición en 1560. En 1562 fue vendido el señorío a la familia Zambrana, cuyos herederos la mantienen hasta finales del siglo XIX.