Arriba, imagen tomada en 2003. La de abajo es de 2011. El deterioro es evidente.
A unos 3 km. al Sur del pueblo, en la margen derecha de la desembocadura del río Belcaire, a unos 300 m. de éste en la antigua Gola del Estany de Moncófar, hoy desecada. También es llamada Torre Caiguda, o de Santa Isabel de Carrillo. Se llega fácilmente hasta ella por un camino que discurre paralelo a la costa.
Pronto será tragada por el mar.
Fotografías antiguas de la torre.
Torre de vigía costera de planta cuadrada, con la base ligeramente ataludada. Poco más se puede decir de ella al haberse derrumbado sus cuatro lados hacia fuera. Estaba construida con mampostería, aunque en un lienzo se observan sillares, pero debían corresponder a algún vano.
Aquí se ven los edificios de la Playa de Moncófar, al Norte.
En 1572, el Consell de la Vila de Nules pidió al virrey por primera vez, la construcción de una torre en el estany, lugar donde los piratas solían hacer la aguada, al disponer allí de un manantial de agua dulce. En 1577 se volvió a pedir y en 1604 son las Cortes de Valencia las que lo solicitan a Felipe II. Ante las reiteradas peticiones, don Luís Carrillo de Toledo, marqués de Caracena y Virrey de Valencia, visitó en 1607 la zona e indicó el lugar donde debía construirse la torre. Además, solicitó a la comarca que llevara el nombre de su mujer, Santa Isabel de Carrillo. Por el embarcadero que había en la Gola del Estany se produjo la expulsión de los 5.600 moriscos capturados en la Sierra de Espadán. No hay noticias concretas sobre la construcción de la torre, pero debió llevarse a cabo entre 1633 y 1649, coincidiendo con la ruina y desaparición de la Torre de Beniesma, situada una legua al Norte, en la Gola del Estany de Nules. En el mapa de Rafael Pardo Figueroa de 1886 aparece con el nombre de Torre Caída, señal evidente de que ya se hallaba seriamente dañada. En los últimos años su destrucción se ha visto enormemente acelerada a causa de actuaciones humanas sin que se haya hecho nada por evitarlo. En los años 80 del siglo XX se desmoronaron los lienzos Este y Norte a causa del oleaje del mar, que alcanzó la torre a causa de la construcción de varios espigones. En 1990 se dio salida a las aguas de drenaje de la zona pantanosa de Moncófar junto a los mismos muros de la torre. Esto, unido a las fuerza de las olas, ha producido que los escasos restos actuales estén casi enterrados y confundidos con el pedregal de la playa. En nuestras visitas hemos comprobado que los embates de las olas han liberado la torre de gravas y arenas, chocando directamente contra sus muros. En cualquier momento, la próxima tormenta tal vez, el mar desintegrará la torre y solo quedará su recuerdo.
Los restos de la torre están sometidos al fuerte oleaje. Apenas subsisten unos muros sobre la zapata de los cimientos.