Torre de Campanitx

Se encuentra en la Punta d’en Valls, extremo oriental de la isla de Ibiza, frente a la pintoresca isla de Tagomago, y sobre un acantilado de 67 m de altura. Existe camino sin asfaltar hasta la misma torre, aunque en pésimo estado. Hay rótulos indicativos. También es llamada Torre D’En Valls o de Campaniche.

Después de ser derribada por un rayo, la torre fue reconstruída en 1982. Es curioso que en esta reconstrucción se le adosó una escalera de madera, inexistente en la actualidad (septiembre de 2022).

Torre de vigía costera con planta circular y forma fuertemente troncocónica. Es prácticamente idéntica a las otras torres de la isla. Cuenta con un diámetro aproximado de 11 m. y dos plantas, además de la terraza. Tenía una sola entrada situada en altura, en la primera planta, a la que se accedía por escala de cuerda, y que está fuertemente defendida por un gran matacán. A la planta inferior, utilizada como almacén de víveres y polvorín, solo se podía acceder desde la primera planta por medio de una estrechísima escalera adosada a su muro. En el trayecto de la escalera encontramos dos troneras. La planta baja se encuentra dividida en dos mitades, una de ellas maciza y la otra dividida a su vez en dos compartimientos: polvorín, con dos respiraderos y el almacén. Las dos plantas se cubren con bóvedas de media naranja. No tiene acceso en la planta baja. Exteriormente, las plantas están separadas por molduras.

La primera planta cuenta con una sola habitación abovedada en la que se encuentra la entrada, con arco de medio punto, una tronera en el polo opuesto a ésta y la escalera de caracol de acceso a la terraza. La entrada a la torre se encuentra defendida exteriormente por el disuasorio matacán. En la terraza encontramos una pequeña caseta rectangular cuyo costado exterior se adapta a la curvatura del muro. En su interior aparece el matacán sostenido por cuatro ménsulas. Sobre él dos aspilleras dominan el acceso a la torre. La terraza se cubre con un parapeto corrido, aunque debió tener cañoneras en el pasado. La torre estuvo artillada con una pieza de hierro y balas de 13 cm.

Originalmente el aparejo de la torre estaba formado por piedras de mediano tamaño reforzadas con mortero, además contaba con seis nervios de piedra arenisca (marés). Actualmente sólo cuenta con este tipo de aparejo la parte que resistió la explosión que causó la destrucción de la torre, y que por lo tanto no hubo de ser restaurada. En cuanto a los nervios de “marés”, sólo cuenta con tres de los seis que originalmente tuvo.

Se edificó durante la segunda mitad del siglo XVIII, concretamente el plano original lleva fecha de 1763. Según proyecto de Juan Ballester.

 

 

La torre, con la escalera de madera habilitada tras la restauración. Imagen extraída de la web: “eivissaweb.com”.

Al igual que el resto de las torres de vigía costera de la isla, son fruto de un plan de defensa unitario planificado en el siglo XVIII. La noche del domingo 27 de noviembre de 1864, durante una fuerte tormenta, cayó un rayo sobre la torre, explotando el polvorín, el cual en ese momento albergaba 99 libras de pólvora, y derrumbando la mitad de la torre. Con carácter de urgencia se dotó de un presupuesto de 6.500 reales para construir otra torre, con planta cuadrada, en una altura cercana llamada Descubierta de la Chapa, pero jamás llego el dinero a la isla. Sí que parece que se construyó, por iniciativa local, una casa para los vigías o torreros en el Pou del Lleó, cuyas ruinas han llegado hasta hoy día y son conocidas en la zona como la Casa de sa Guarda. El 15 de febrero de 1867, el Ministerio de la Guerra devolvió a Hacienda las torres existentes. La torre de Campanitx fue tasada en 150 pesetas. En 1982 la torre fue reconstruída.

Existe otra versión, más pintoresca, sobre la explosión de la torre, que ha quedado en el imaginario popular. Por las fechas en que ocurrió la explosión, se encontraban destinados como torreros en la misma, Vicente Guasch, alias Gorc, y Marcos Colomar, quienes por las noches acostumbraban a ir a “festejar” a las jóvenes del contorno, cosa que no hacía gracia a los mozos del lugar, que para vengarse prendieron fuego al polvorín de la torre una noche cuando ellos se encontraban ausentes.