De la torre solo se conserva su base. Desmochada, sobre ella se construyó una sala mirador.
Es la única que se sitúa en un llano, a corta distancia de la Torre de San Jorge y de la Torre de la Coitá, que la flanquean desde dos cotas elevadas. Se sitúa a unos tres kilómetros al Sureste de Olivenza, entre las carreteras de San Jorge y de Valverde, en el interior de la finca y cortijo de su nombre. Aunque se divisa desde muy lejos por estar situada en medio de una gran extensión cerealística, su acceso es un poco complicado, pues el camino se ha perdido. Se puede llegar con vehículo siguiendo las carriladas de los tractores desde el camino de San Jorge al Cortijo Barroco.
Mal estado. En tiempo no determinado se adosó a la torre una casa que era utilizada por los campesinos y jornaleros que trabajaban temporalmente la finca. Luego, quizá en la década de los setenta, se restauró convirtiéndola en vivienda, con un cierto estilo rústico señorial, pero fue abandonada. Ahora (año 2010), como es habitual, ha sufrido toda clase de actos vandálicos, destrozando puertas y ventanas, mobiliario, paredes y demás.
En medio del llano se encuentra la torre. Al contrario que todas las demás, es la única con planta cuadrada.
Oculta por la hiedra se encuentra la escalera de caracol, estrechísima, que asciende a la torre.
Magnífica bóveda de crucería que cubre la primera planta de la torre, la única conservada.