
Restos de la Torre dels Alçaments, situados en un garaje subterráneo, en la Plaza de las Aulas
En el casco histórico de la ciudad. Desde su origen evolucionaron con cuatro ampliaciones a lo largo de los siglos XIII y XIV. El último recinto, el mayor y el que más tiempo perduró discurría por las actuales calles de San Luís, Plaza de las Aulas, Gobernador Bermúdez, Escultor Viciano, Gasset, Ruiz Zorrilla y Rey Don Jaime.
Fueron derribadas por completo, pero en algunos lugares quedaron los cimientos, los cuales, de forma puntual, al levantar nuevos edificios, salen a la superficie, como sucedió con la Torre dels Alçaments, un resto que puede verse en la actualidad.

Mide el muro 24 m. de perímetro y cuatro de altura, elaborado a base de mortero y cantos rodados muy bastos. Está muy afectado por la humedad porque la calle San Luís fue una antigua rambla. En la Guerra Civil fue destruído en parte para construir un refugio antiaéreo.
La medición de las murallas que se hace en 1.374 toma como punto de arranque del perímetro la torre dels Alçaments, situada en el lienzo Norte, entre las puertas de Ramón de Pauls (calle Mayor) y la que en el mismo documento se denomina torre jussana que estaba situada en el inicio de la calle de Enmedio. Según parece, esta torre es la misma que figura en el grabado de la «Crónica» del historiador Martí de Viciana, y la misma también cuya base ha aparecido en la reciente excavación de la plaza de las Aulas. Desaparecido el nombre dels Alçaments, la documentación del siglo XIV nombra reiteradamente a esta torre como torre de Sant Pere (San Pedro), dando numerosas noticias de su construcción, la más retrasada de todas las del recinto amurallado.
Cuando la población cristiana del Castell Vell o Castillo Viejo, comenzó a asentarse en la Plana, a partir de 1248, lo hizo junto a la alquería musulmana de Benirabe. Y para ello se fortificó con una muralla sencilla de construcción rápida. De esta cerca se tiene noticias porque en un documento de 1272, se cita una Porta Mitjana. Además, se cree, no sé con qué fundamentos, que debió tener otros dos portales, hoy desconocidos (Portal de Dalt o de Ponent y Portal de Baix o de Llevant).
El núcleo urbano actual se formó, en 1272, en torno a un eje (calle Mayor) en un rectángulo delimitado por las actuales calles de Gracia, Pescadores, Gombau y Vera. Este recinto era mayor que el anterior y se levantó para proteger los nuevos arrabales surgidos con la llegada de nuevos pobladores procedentes de Aragón y Cataluña (pobladores “novells”). Al no quedar espacio intramuros estos arrabales se crearon hacia el Norte y el Este, llegando hasta las calles antes comentadas. Jaime I planificó en 1271 la fortificación de la nueva cerca, creando una iglesia nueva e integrando a los pobladores “vells” y “novells”. La Nova Vila de Castelló quedó con planta cuadrangular y disposición de sus manzanas en damero, al estilo de los “castrum” romanos. Contó con cuatro grandes torres en sus cuatro esquinas, una de ellas, al Noroeste, la principal y primera de la villa, funcionaba como campanario por estar la cabecera de la nueva iglesia adosada a la muralla. La Torre del Coll de Balaguer se situaba al Suroeste y la de Migjorn, al Sureste. Parece que contó con tres portales: el Portal de Valencia, al Sur y frente a la calle Mayor; el Portal de Tortosa, al Norte de la calle de Pescadores; y el Portal del Agua, al Noreste.

Alrededor de 1297 se llevó a cabo una ampliación de la cerca hacia el Norte, prolongando los lienzos Este y Oeste. También contó con dos torres esquineras en sus ángulos: la Torre del Fossar dels Jueus, al Noroeste, y otra al Noreste, sin nombre conocido. En el centro del lienzo septentrional (o de tramuntana) se abría el Portal de Ramón de Pauls, defendido por la Torre dels Alçamores. Y en la muralla nueva Este se abrió el Portal de San Agustín.
Una nueva ampliación se efectuó en 1339, pero esta vez hacia el Oeste prolongando los muros Norte y Sur, para seguir formando un cuadrilátero. La torre esquinera del Fossar dels Jueus quedó como torre flanqueante, y el muro Norte terminó en una nueva torre esquinera llamada Torre del Cap de la Vila. En este lienzo, encarando con la calle de Enmedio, se construyó el Portal D’En Pomar. El muro Sur terminó en la torre esquinera de Ves Alcalatén, abriéndose dos nuevas puertas en este lienzo: el Portal de Valencia o de Gascons, en la calle de En medio, y el Portal de Pasanant o de Guardiola, en la calle Mayor. Mientras que en el lienzo Oeste tan solo se abría el Portal de la Fira.
En 1386 se constituyó un nuevo avance en la muralla para englobar dos barrios creados extramuros. Se realizó hacia el Norte, hasta la actual calle de San Luís, por lo que el recinto quedó con planta casi cuadrada. La prolongación del muro Este hasta una nueva torre esquinera apenas es destacable, pero el muro Norte era bastante interesante. En la prolongación de la calle Mayor se abrió el Portal de Ramón de Pauls II, y en la de la calle de Enmedio, el Portal de Pomar II o de la Purísima. También existía un portillo en la calle de Caballeros llamado Portal de Clariá o de la Judería. Así mismo contaba con varias torres que defendían los portales, como la Torre de San Pedro, la Torre de les Aules, la Torre dels Capellans, la Torre del Esperó o la torre esquinera del Noroeste llamada del Cementeri dels Moros.
El recinto amurallado contenía muchas zonas no edificadas (corrals y patis), una de las cuales, al Norte de la calle Alloza fue ofrecida para situar la Morería. En el siglo XVII tuvo lugar una gran reforma del centro urbano. Se derribaron edificios para crear una gran Plaza Mayor y ante la masificación de la ciudad intramuros, surgieron dos arrabales triangulares hacia el Norte y hacia el Sur. Se uniformizó la cerca, dejándola con seis puertas principales (Ruvio y Ramón de Pauls, al Norte; del Agua, al Este; Om y Gascons, al Sur; y de la Fira, al Oeste).

La muralla describía un rectángulo de proporciones muy cercanas al cuadrado, en la que se sabe que contaba con los siguientes elementos: fosos o vall, el talud o escarpa, los lienzos de muralla (murs), las torres de flanqueo, torres esquineras, y puertas de ingreso con su correspondiente puente de vigas sobre el foso (algunos debieron ser levadizos). El foso que rodeaba en Castellón a las murallas (doble en algunas partes: vall y revall) era una hendidura que en ciertas partes se veía favorecida por la existencia de irregularidades naturales del terreno, sobre todo en su zona oriental en que el foso era la Acequia Mayor. Para evitar que se convirtiera en un vertedero, el consell municipal promulgaba normas que prohibían enterrar allí animales, cavar tierra, depositar estiércol, depositar o quemar sarmientos de viña, etc. Los lienzos de muralla, coronados por almenas, se fabricaban mediante el clásico tapial medieval. Por la parte superior del muro corría un adarve, para acceder al cual había algunas escaleras de trecho en trecho. Como elementos de flanqueo, las murallas de Castellón contaban con las torres de flanqueo propiamente dichas, situadas generalmente en el punto medio entre dos puertas; y las torres esquineras. El grabado de Martí de Viciana refleja esta disposición de las torres. Entre todas ellas la de San Pedro (o dels Alçaments, en la medición de 1374) tal vez fue la de mayores dimensiones. La separación de las torres venía determinada por el alcance de los tiros de ballesta.
Las torres eran generalmente de planta circular. En 1389, sin embargo, se cita una torre de Pesperó, que debía de estar situada en la cara Norte de las murallas. Este tipo de torre, con este nombre (que en castellano significa «espuela”) lo encontramos en distintos recintos amurallados franceses, y entre nosotros, en las murallas de Morella. Cabe, sin embargo, otra posible interpretación y es que el esperó fuera simplemente un esperonte, es decir, un avance en ángulo que sobresale de la cortina de una muralla. En cualquier caso, se trataba de reforzar el frente más expuesto de la torre.
Las puertas del recinto amurallado eran el lugar en que se ponía especial cuidado en sus obras de defensa por ser el punto más débil de la cerca. La situación de estas puertas guarda estrecha relación con la disposición de los caminos que confluían a la villa. Las puertas solían denominarse con los nombres de vecinos que tenían su casa en las proximidades. Estas denominaciones experimentaron varios cambios a lo largo de los siglos. El conocido grabado de la Crónica de Viciana, de 1564 muestra en Castellón dos tipos fundamentales: la de arco con portal entre dos torreones de planta circular (ambos extremos de la calle de Enmedio y portal de la Fira), y la puerta abierta en la parte frontal de un torreón. Las torres de las puertas solían estar abiertas hacia la cara interior de la plaza y contaban con un plataforma superior cubierta con remate cónico que aquí se fabricaba con haces de senill (carrizo) planta abundante en los terrenos húmedos de marjal, clásica techumbre de las barracas huertanas y casi exclusiva cubierta de las casas en el Castellón medieval.

Torre del Migdía, situada en el ángulo Sureste.
En 1247 tuvo lugar la sublevación de Al-Azraq, a consecuencia de la cual y tras ser vencidos, los musulmanes fueron expulsados de este territorio. El llano (Plana) quedó deshabitado y los habitantes del castillo, por concesión real, se trasladaron a la alquería musulmana de Benirabe, germen de la actual ciudad. En 1297, la Corona compró el señorío por 290.000 sueldos, pero a pesar de ello, en el siglo siguiente perteneció a Leonor de Castilla, segunda esposa de Alfonso el Benigno, a la muerte de éste y por concesión de Pedro el Ceremonioso. Al señorío de ésta sucedió el conde de Trastámara que duró hasta que éste tomó posesión de la Corona de Castilla en 1366. Dos años más tarde, Pedro el Ceremonioso concedió a su hijo, el infante Martín, la plana de Castelló. En 1420, Alfonso el Magnánimo autorizó al municipio la compra del señorío de Montornés. Durante las Germanías, Castellón estuvo de parte de los agermanados pero en 1521, fue sitiada la villa por el duque de Segorbe y saqueada tras su conquista. Los agermanados Estellés y Bremón, que acudían en su auxilio desde el Maestrazgo, fueron vencidos y apresados en Oropesa y luego ejecutados en Castellón. Aunque a lo largo del siglo XVI se habían fortalecido las murallas con algunos baluartes, en 1563 se solicitó al rey Felipe II sin éxito, nuevas obras de fortificación en la villa y la provisión de 16 morteretes y cuatro cañones pedreros con destino a los baluartes. Durante la Guerra de Sucesión, Castellón tomó partido por el Archiduque Carlos de Austria. En 1707, tras la derrota de Almansa, el duque de Berwick entró en Castellón exigiendo pagos y el derribo de la muralla, cosa que no consiguió el duque pero sí el gran crecimiento urbano extramuros, que obligó al derribo de ellas en 1796. En la Guerra de la Independencia se produjeron importantes hechos entre los que se pueden destacar la matanza de franceses el 6 de junio de 1808, la entrada de Suchet en la ciudad con 20.000 hombres en 1811, la entrada del guerrillero “Frare” y el abandono de la ciudad por los franceses el 24 de mayo de 1814.