Murallas de Villarreal

Torre Motxa, única de las torres conservadas, situada en la esquina Sureste del antiguo recinto. Es de planta octogonal y está completamente cerrada al exterior. Presenta una pequeña abertura enrejada que pertenecía al antiguo alcantarillado medieval. Milagrosamente se salvó del derribo general de la cerca producido en 1890, quedando en el más completo olvido hasta que en 1987 el ayuntamiento decidió su restauración, eliminando edificaciones parásitas y construyendo la zona ajardinada. No obstante, con posterioridad, se permitió la construcción del gran edificio de viviendas que la escolta.

Plano de Villarreal realizado por el historiador Rafael Martí de Viciana en el siglo XVI.

 

Su perímetro recorría las actuales calles de Vives, Ecce Homo, Bayarri, Pedro III y Avda. de la Murta.

Totalmente desaparecidas a excepción de la llamada Torre Motxa, que se encuentra en la confluencia de la calle Vives con la Avenida de la Murta, y un lienzo adosado a la Casa de L’Oli.

Su planta primitiva se basó en la estructura romana de las ciudades, lo que se llamaba planta hipodámica, es decir un rectángulo cerrado por murallas con torreones cilíndricos en los vértices y cruzado por dos calles principales (cardo y decumano). La Calle Mayor era el eje longitudinal y a cada lado había una paralela. El trazado rectilíneo, al modo romano, fue una innovación en la arquitectura cristiana, en oposición a la concepción musulmana de la ciudad con calles estrechas y trazado laberíntico. Tenía una puerta en medio de cada uno de los lados, (y algunas más de menor categoría), por lo que desde el centro de la Plaza Mayor se podían ver las cuatro puertas. Contaba con foso o “vall” de 12 m. de anchura que la rodeaba y que era salvado por puentes de madera para llegar a las puertas. Su fábrica era el tapial, con un espesor de 1’10 m y una altura de 6. El muro estaba enlucido con una costra de 5 cm. que ocultaba los agujeros de las agujas. La reforma del siglo XVI llevó a  adosar al muro existente otro de 0’60 m. de espesor y 7’50 de altura, de piedra, que es el que se puede observar en la actualidad.

Villarreal fue fundada por Jaime I el Conquistador, según privilegio de 1272, segregándolo del entonces término de Burriana. El nuevo poblado se empezó a construir en 1271, junto a la Acequia Nueva, en torno al palacio que el rey había construído para recreo de sus hijos (infantes). No recibió carta-puebla hasta 1274. En 1294 los representantes de Villarreal expusieron al rey Jaime II que el lugar no disponía de muro ni foso, por lo que no puede ser defendido en caso de guerra, y le pidieron que concediera una franquicia de impuestos para la construcción de la muralla. Al año siguiente el monarca aprobó el proyecto de las nuevas murallas, las cuales se terminaron en 1298. En 1377 comenzaron una serie de importantes obras de refuerzo en el lienzo Este, que terminaron en 1382. En 1379 se remozó la Torre d’En Folch Miquel. En 1383 se reforzó el Portal de Burriana ante la inseguridad que atravesaba la villa por la supuesta venta de ésta a Pedro Centelles. En 1386 se reformó la torre de Alcover y se elevó el tramo Sur de la cerca. A partir de este año y hasta 1420 se reforzaron los lados Oeste y Sur y parte del Norte, y a partir de esa fecha, el resto del lienzo Norte. Hubo que reconstruir con urgencia la Torre Motxa en 1408 que se había caído y dos años después se construyeron escaleras para subir al muro y guarnecerlo con piedras. También se cubrieron las torres del Portal de Valencia y la de Alcover de maderas y se realizó un antepecho entre las dos torres del Portal de Castellón. En este largo periodo se encargaron de la obra diversos maestros de obra, entre ellos Domingo Bonet, Abrafim Mançor y Bernat Mulet. 

 

 

Pequeña obertura enrejada que pertenecía al alcantarillado de la ciudad

Durante 1411 y 1412 siguieron las obras de refuerzo, sobre todo en los Portales de Castellón y Valencia, y en 1416 se construyó una nueva puerta para el Portal de Valencia. En 1418 se completó en altitud el muro Norte, quedando ya toda igualada y se reparó y remozó una torre del Portal de Valencia. Siguieron otras obras en 1421, 1422 y 1424. Luego, en el siglo XVI sufrió importantes reformas para adecuarlas al uso de la artillería. Fue señor de Villarreal, Ramón Berenguer, en el siglo XIV, por la venta que le hizo Pedro IV en Barcelona en 1340, infringiendo el Privilegio General de Valencia. La informalidad del monarca duró hasta 1353. Pasó el señorío al conde de Trastámara hasta 1369 en que Pedro IV hubo de anular dicha enajenación para la reclamación de las Cortes Valencianas. Vilarreal permaneció fiel al rey durante las Guerras de la Unión y durante las Germanías y ayudo a dominar la sublevación de los moros de la Sierra de Espadán. Durante la Guerra de Sucesión, Villarreal tomó partido por el Archiduque de Austria, por lo que las tropas borbónicas del conde de Torres asaltaron la villa saqueando las casas e incendiando la población y pasando a degüello a todos sus habitantes. En la Guerra de la Independencia, surgió del convento de franciscanos el gran guerrillero, terror de los franceses, el padre Ascensio Nebot, apodado el fraile, que venció a las tropas de Suchet en Vistabella. Durante las guerras carlistas, Villarreal sufrió desmanes y destrucciones por parte de los dos bandos. En la segunda mitad del siglo XIX  se derribaron las murallas.

Estos dos lienzos de la cerca se encuentran adosados a la Casa de L’Oli, antiguo molino. Han permanecido ocultos tras un enlucido durante siglos hasta que una restauración del edificio las ha sacado a la luz.