En el casco antiguo. Prácticamente desaparecidas. Sus restos son mínimos, integrados u ocultos en la estructura de viviendas modernas.
Murallas desconocidas. Solo hemos podido averiguar que contaba con cinco puertas llamadas de la Asunción, Marina, Real, del Remedio y de la Trinidad. Y dos grandes torres, una cerca de la Plaza del Castillo y otra en la calle Serratilla. Estas dos torres son las que están representadas en el escudo municipal. Recientemente se ha reconstruído uno de los portales, y como es habitual, de forma excesivamente moderna.
Reconstrucción hipotética de la cerca de Utiel.
Su origen es romano. Fue conquistada Utiel por Alfonso II y recobrada por los muslimes. Alfonso VIII la agregó a la jurisdicción de Requena y, ambas plazas, en 1219, fueron conquistadas otra vez por los moros. Por fin, en 1238, pasaron definitivamente a manos cristianas y al obispado de Cuenca, reino de Castilla. Hasta 1355 fue aldea de Requena y recibió su independencia de manos de Pedro I de Castilla por haber tomado partido a su favor a raíz de una cuestión dinástica, contraria a la que defendían los de Requena. En ese año se le concedió término propio, jurisdicción civil y criminal, mercado público y uso del fuero de Cuenca. A la muerte de Pedro, su hermano Enrique I confirmó sus privilegios, aunque en 1369 lo dio en señorío a los Albornoz de Cuenca. A ruegos de la villa, en 1390, el monarca la anexionó a la Corona jurando no enajenarla jamás. En 1391 los utielanos compraron su libertad a los Albornoz por 8.000 florines-oro. Utiel tuvo sangrientos encuentros regionales con los vecinos del vizcondado de Chelva, resultando victoriosa Utiel. La causa fue la desmedida ambición del vizconde al querer anexionarse territorios de Utiel. Desde entonces, perdura una partida denominada Campo de la Contienda. Reinando Enrique I el Impotente, en 1455, fue incorporado Utiel al marquesado de Villena, por ambición de Juan Pacheco, pero en 1475, el vecindario, harto de excesos se sublevó contra el opresor. Al fin, Isabel la Católica, en 1480, tomó la villa bajo la protección de la Corona y confirmó a Utiel el título de Leal.
Con los magnates de Chelva sostuvo Utiel ruidoso y caro pleito sobre los terrenos del Campo de la Contienda, que al fin ganó definitivamente. También tuvo pleitos con Requena sobre aguas y pastos. Durante el siglo XVI los artesanos de Utiel se aliaron con los agermanados del Reino de Valencia. En 1645 se le concedió el título de Ciudad. Durante la Guerra de Sucesión tomó partido por el bando borbónico, siendo saqueada por los aliados. El rey vencedor Felipe V le concedió los títulos de Muy Noble, Muy Leal y Fidelísima en 1707. Fue cabeza de corregimiento desde 1630 hasta 1834. En agosto de 1812 hubo una batalla (Acción o batalla del Tollo) contra los franceses, que perdieron 500 hombres y dos cañones, a pesar de que los españoles, capitaneados por Pedro Villacampa, estaban en inferioridad numérica y sin artillería. En esta guerra sirvió de refugio a la Junta Superior de Aragón. En 1814 fue recompensada por el rey Fernando VII con la Cruz Laureada de San Fernando, que es el mayor reconocimiento que otorga la nación española. Fue ocupada por Gómez y Cabrera en 1836, durante las guerras carlistas, y muchos de sus vecinos obligados a militar en las filas carlistas en contra de Requena. En 1839, en el Barranco del Diablo, los carlistas de Arnau derrotaron al general isabelino Iriarte. Se incorporó a la provincia de Valencia en 1851. En la Segunda Guerra Carlista fue amurallada de nuevo, sufriendo duros combates en 1869, en las cercanías de la ermita del Remedio.
Callejón actual donde pudo estar una de las puertas de la cerca.