Murallas de Onteniente

Entre las casas, la Torre del Puente.

Rodeando el casco histórico, el llamado Barrio de la Vila. Discurren desde el río por las calles de la Magdalena, del Regall, la Plaza Mayor y la Plaza de Bajo, hasta volver al río otra vez a la altura del Puente Viejo.

Muy mal estado. Quedan escasos restos.

En la vertiente que da al cauce del río Clariano aparecen algunos lienzos muy difusos entre las construcciones modernas. El Puente Viejo era el lugar de entrada a la ciudad desde la antigüedad. Todavía se observa entre las casas la Torre del Puente, de planta semicircular y unos 15 m. de altura, muy alterada al haber sido habilitada como vivienda. Servía para el control del paso por el puente. Un poco más hacia el Sur, en la subida a la c/ Trinidad se situaba la puerta de este nombre, hoy desaparecida. Siguiendo la Plaza de Bajo hasta llegar al ayuntamiento. Por detrás de él se encuentra la Puerta del Angel, situada en la Subida de la Bola. Está formada por tres arcos de medio punto y una torre adosada del siglo XVIII. Fue construída en 1256. Ya no aparecen más restos hasta llegar al basamento de la torre-campanario de la iglesia de Santa María. Fue levantado el campanario sobre una torre de la muralla, pero estaba oculto por unas viviendas, y hasta que no fueron derribadas recientemente no se descubrió el hallazgo. Por último, solo queda reseñar el Portal de San Roque, empotrado en el Palacio. Consta de un arco de medio punto, también muy alterado, construido por los cristianos en 1256. El Palacio de la Duquesa de Almodóvar, hoy en restauración, se levantó sobre las ruinas de un palacio árabe.

 

 

Puerta del Angel, en la Subida de la Bola, con una gran torre que lo defiende.

 

 

 

Lugar donde se encontraba la desaparecida Puerta de la Trinidad.

Portal de San Roque. Arriba por su parte externa, adosado al Palacio de la Duquesa de Almodóvar, monumento restaurado recientemente. Abajo, visto internamente, desde la Plaza de San Roque, en 2002 y en 2011.

Aunque parece que su origen es ibérico (Untinianus), su esplendor y sus murallas tuvieron origen en época musulmana. El infante Alfonso de Castilla tomó la población haciendo caso omiso de los tratados que asignaban este territorio a la corona aragonesa. Tras ser abandonado por los castellanos fue conquistado definitivamente por Jaime I en 1245. Formó parte siempre del patrimonio real, aunque Jaime I y otros reyes posteriores utilizaron Onteniente como moneda de cambio para favorecer a ciertas familias y magnates. Así, Jaime I lo cedió a su hijo el infante Pedro, Alfonso I el Liberal lo donó a Jazbert de Castellnou, Pedro el Ceremonioso lo pasó a Berenguer de Vilaragut, a la reina Leonor, al infante Juan y, al fín, vendió Onteniente a la ciudad de Valencia, pero sin perder sus privilegios reales. En las Guerras de la Unión sufrió mucho debido a su carácter fronterizo con Castilla. Durante las Germanías, tras tomar partido por los agermanados, las tropas del rey castigaron a sus habitantes con duras represalias. En la Guerra del Francés se formó una milicia nacional mandada por el marqués de Colomer, aunque esto no impidió que en 1812 los franceses asaltaran la población.

Base de una torre de la muralla sobre la que se levantó el campanario.

 

 

 

 

Algunos restos de la muralla, en la vertiente del cauce del río Clariano.