Las murallas de La Iglesuela del Cid estuvieron situadas en el casco urbano, rodeando la población, como es de suponer, pero prácticamente están desaparecidas. Tan solo queda uno de sus portales y un gran torreón, llamado Torre de los Nublos, que parece que estuvo defendiendo una de las entradas, pero que algunos autores lo adscriben a un desaparecido castillo.

El único portal que queda es el Portal de San Pablo. Extramuros presenta un arco de medio punto de sillería y hacia el interior otro rebajado para alojar la puerta. En la cara intramuros hay un cuerpo superior encalado, con una hornacina entre pilastras con una sencilla imagen de San Pablo. Hay también una inscripción que reza “S. PABLO A. AÑO 1721”. Finalmente, se remata con un sencillo alero de madera decorado.


La Torre de los Nublos, es también llamada Torre del Exconjurador, ya que en su momento era un lugar conjurador de tormentas desde donde se realizaban los ritos para tratar de alejar el mal (elementos atmosféricos, también riadas, sequías, o incluso enfermedades). Se sitúa junto a la entrada principal del pueblo, cuyo portal ha desaparecido y del que no sabemos ni el nombre. Actualmente, la torre está adosada al edificio del ayuntamiento y a otros edificios más, pero se aprecia claramente que los muros de estos edificios están apoyados sobre la torre, por lo que la construcción de la torre es bastante anterior a ellos. La torre es de planta cuadrada, de 5 m de lado, con fábrica de mampostería, reforzada por sillares en las aristas y con escasos vanos, aunque tiene algunas ventanas antiguas con arco de medio punto y otras más modernas del tipo adintelado. La puerta original, hoy está convertida en ventana, y está situada en altura, por lo que se accedía a ella a través de una escalera móvil. Conserva también aspilleras y tiene el remate almenado. En la parte superior, cerca del remate, aparecen en los cuatro frentes una serie de tejas empotradas en el muro que semejan ménsulas. La torre es obra de los siglos XIV-XV.





En el siglo XII, en tiempos de la reconquista, La Iglesuela se encomendó a los templarios, formando parte de la que fue la baylía de Cantavieja. En 1242 se le concedió a la villa la carta puebla, a partir de la cual se consolidó el núcleo de población, posiblemente con el asentamiento de los templarios, originándose así el primer recinto amurallado. Con la disolución de la Orden del Temple en el siglo XIV, La Iglesuela pasó a manos de la Orden de San Juan del Hospital. En esa época, como consecuencia de la guerra con Castilla, se fundó el hospital para acoger enfermos, heridos y transeúntes. En 1464, tomó su nombre definitivo, Iglesuela. Más tarde adoptó el añadido “del Cid”, por ser este personaje histórico el que se cree que mandó fortificar el pueblo. La Iglesuela tuvo su momento de esplendor entre los siglos XVI y XVII, prueba de ello son los grandes edificios de la población. Entre otras actuaciones, se reconstruyó y amplió la iglesia de la Purificación y se produjo la demolición de grandes tramos de muralla que obstaculizaban el crecimiento urbano.

Casa de las Notarías, situada en la c/Ondevilla, por la que discurría la muralla en la misma línea de fachadas. Debe ser por ello, por lo que ha quedado una olvidada aspillera en este lugar.

Ya en el siglo XIX, el Maestrazgo se convirtió en uno de los principales escenarios de las Guerras Carlistas. Así, el 23 de julio de 1837, la Expedición Real al frente de Carlos María Isidro de Borbón, hizo su entrada en La Iglesuela. Después de un Te Deum y de ser aclamado por el pueblo, el pretendiente pernoctó en la Casa de Blinque. Al día siguiente, visitó Cantavieja y volvió luego a La Iglesuela. Permaneció en la localidad hasta el 30 de julio, cuando tuvo que salir precipitadamente por la proximidad del ejército del general Oraá. El duque de Ahumada ocupó La Iglesuela del Cid el 3 de mayo de 1840, tras superar una breve escaramuza. Desde allí, el 12 de mayo, llegó y ocupó Cantavieja, abandonada e incendiada por los carlistas. Retornó luego a La Iglesuela, donde le esperaban las tropas del general O’Donnell para proseguir el avance definitivo hacia Morella.

Casas construídas directamente sobre la muralla a la que han sometido a agresiones de todo tipo dejándola completamente desdibujada.