Puerta de San Pablo o de Santa María, situada junto a las famosas Casas Colgadas.
Rodeaban la ciudad vieja al borde de los escarpes verticales, por lo que en muchos lugares debieron, incluso ser inexistentes. Los tramos más robustos estuvieron en la zona Oeste. Prácticamente eran dos líneas muradas que partiendo del castillo terminaban en la confluencia del Júcar con el Huécar.
Muy mal estado. Las viviendas han usurpado su lugar reutilizando sus materiales. Apenas queda algún muro y la mayoría de puertas han desaparecido, aunque se sepa dónde estuvieron.
Tenían planta muy irregular al estar adaptadas al espacio disponible sobre las rocas. El número de puertas ha variado a lo largo de los siglos, pero en la actualidad quedan restos o vestigios de nueve. La mayoría se ubican en pasadizos o pequeñas rampas naturales entre las altas paredes rocosas. La muralla estaba fabricada, en su mayor parte, de mampostería con refuerzos de sillares en algunos puntos, como las esquinas de varias de sus torres.
Desde el castillo, en el sentido de las agujas del reloj, vamos a pasar a describir todos los elementos de la cerca.
Sector Sur de la Hoz del Huécar.
Parte trasera de la catedral, cerca del Puente de San Pablo. Parece probable que ese muro fuera de la cerca.
Lienzo en el barrio de San Martín. Con los años fue reforzado con pequeños contrafuertes para asegurar su estabilidad.
Posible Postigo de San Martín. Situado junto a la iglesia de su nombre, ahora en ruinas. No se encuentra exactamente en la calle homónima, por lo que no podemos asegurar que sea el original.
Cubo cuadrangular.
Lienzo visible desde el Paseo del Huécar.
Puerta de Valencia. Situada en el extremo Sur. Fue una de las principales, por lo que contaba con forro de hierro en sus jambas, puente levadizo y dos torres. Se remodeló en el XVI pero se derribó en 1865.
Puerta del Postigo, en recodo y dotada de torres. Se encontraba al inicio de las calles de las Tablas y del Pósito, junto a las Escalerillas del Gallo. Por ella entró Fernando “el Católico” en 1497 tras jurar previamente el Fuero de Cuenca y las Leyes de Castilla. En 1891, hubo de derribarse debido a las malas condiciones en que se encontraba.
Cubo cuya parte superior ha sido transformada en balcón. Se encuentra al inicio de las escaleras de la Puerta del Postigo.
Cubo perteneciente al largo lienzo existente en la calle de los Tintes.
Arco defendido por un cubo, en la calle de los Tintes. Desconocemos su nombre, pues no hemos encontrado referencia alguna sobre él.
Este es el tramo de la muralla mejor conservado, situado en la calle de los Tintes, cercano a la Puerta de Huete.
Cubo que ha quedado incrustado entre edificaciones modernas.
Lugar de la Puerta de Huete o de Puente Seca. Al Oeste, donde confluyen el Júcar y el Huécar. Era la entrada principal de la ciudad, al principio de la calle Palafox. Estaba defendida por dos torreones. Contaba con un curioso sistema defensivo que permitía su inundación si era atacada por el enemigo, con agua del Huécar que mantenía embalsada.
Puerta de la Buharda. Quizá una defensa avanzada, pues se encontraba en la ribera del Júcar, protegiendo el gran puente de acceso a la ciudad. Contaba con muro y torre defensiva. Fue destruída en 1468 por una riada y, aunque se volvió a reconstruir, no se ha conservado. Suponía un primer elemento defensivo por delante de la Puerta de Huete.
Puerta de San Juan, vista desde intramuros.
Puerta de San Juan, extramuros.
Puerta de San Juan. Cuenta la leyenda, sin rigor histórico, que fué por esta puerta de San Juan por dónde las tropas de Alfonso VIII, ataviados con pieles simulando ser corderos engañaron al viejo vigilante ciego, conquistando la ciudad. Ha formado parte de la muralla conquense desde la época musulmana, cuando tenía el nombre de Puerta de Aljaraz, desconociéndose el nombre de su constructor inicial, aunque no de quién la reconstruyó en el siglo XVI: el maestro cantero Juanes de Zubeta. Posteriormente, las reformas que se llevaron a cabo durante los siglos XVIII y XIX hicieron desaparecer los torreones que, según algunas fuentes, protegían la entrada, construyéndose, además, una serie de viviendas por encima de ella que la hicieron desaparecer casi por completo. En la actualidad, está formada por dos arcos de distintos tipos y comunicados entre sí mediante un pasadizo de piedra; el que se abre al interior de la ciudad, a la Calle General Mola, es un amplio arco de tipo carpanel, y el que da al exterior es de tipo apuntado, estando comunicado este último con la Hoz del Júcar a través de una escalera igualmente de piedra.
Postigo de San Miguelillo. Al principio del barrio del Retiro. Por él se llegaba hasta el Puente del Palo.
Postigo de los Descalzos, de San Bartolomé o Puerta Nueva. Cerca del convento de San Pedro, en la Bajada de las Angustias. Abierto en la roca, todavía conserva los goznes de la puerta y los agujeros para la tranca.
La Cora de Santaver, Santavería o Santabariya era una de las divisiones territoriales en que estaba organizado el Califato de Córdoba, extendiéndose por las actuales provincias de Cuenca, parte de la provincia de Guadalajara y Teruel. Se trataba de una cora poco poblada y económicamente débil, adscrita a la Marca Media. La capitalidad de esta cora varió con el tiempo. Inicialmente se situó en Santabaria (Ercávica). La capitalidad pasó posteriormente a Uklís (Uclés), a Walma (Huélamo) y al-Qannit (Cañete), que era la capital en época califal y, finalmente, a Qunka (Cuenca), fundada por al-Mansur en el 999. Con la desaparición del Califato, pasó a integrarse en la Taifa de Toledo. Cuenca fue un asentamiento musulmán de gran importancia, que guardaba la ruta de Toledo a Valencia y una vía a Zaragoza. La muralla de Cuenca, construida en época musulmana entre los siglos X y XI, fue modificada tras la conquista cristiana de la ciudad y, posteriormente, entre los siglos XV y XVI, momento en que se le abrieron nuevos postigos y se le realizaron diferentes obras de consolidación. A partir de este último siglo, van surgiendo nuevas construcciones que, anexionándose a la misma, utilizan la propia muralla como parte de la edificación, algo que aún se puede ver en las calles Moneda y Retiro. Más tarde, en los siglos XVIII y XIX, fue desapareciendo gran parte de sus puertas y de sus lienzos, habiéndose salvado algunos de los elementos actualmente conservados por formar parte vital de algunos edificios.
Puerta del Mercado o de San Pedro, cerca de la iglesia de su nombre.