El recinto amurallado contó con cuatro puertas, de las que tan solo queda una, el llamado Portal de San Antón. Era el acceso hacia el Norte, hacia el río y las huertas. Se trata de un arco de medio punto de ladrillo, apoyado en una base de sillares de piedra. Sobre el mismo una franja de ladrillos en esquinilla y como remate la hornacina con la imagen del santo que le da nombre. Fue restaurada en 1960.