Murallas Cristianas de Valencia

El recinto seguía lo que hoy forma el primer cinturón de ronda, es decir, discurría por las calles de Guillem de Castro, Blanquerías, Conde de Trenor, Pintor López, Puerta de la Mar, Colón y Játiva. Observando la estructura urbana de Valencia se ve perfectamente por donde discurría su perímetro.

Desaparecidas. Solo han quedado las monumentales puertas de Serranos y de Cuart, además  de algún pequeño resto oculto en el subsuelo.

Tenían un perímetro de 4 km. y en ella se abrían 12 puertas, distribuídas en “Portals Grans” y “Portals Xics” (Portal Nou o Nuevo, Puerta de los Serranos, Puerta de la Trinidad, Puerta del Real, Puerta de la Mar, Puerta de los Judíos, Portal de Ruzafa, Puerta de San Vicente, Puerta de los Inocentes, Puerta del Cojo, Puerta de Cuart y Puerta de la Corona). Contaba con un amplio foso y en la fachada recayente al río se añadieron una serie de torres.

Plano extraído de la web: “elblogdelgerundio.wordpress.com”.

Comenzando desde el Norte y en el sentido de las agujas del reloj, vamos a pasar a describir todos los elementos destacables de la cerca.

Portal Nou o Nuevo. También era llamado Portal de San José y Portal de la Santa Cruz y se encontraba en el extremo septentrional de la muralla, al final de la actual calle de Salvador Giner, en la Plaza del Portal Nou, frente al Puente de San José. Se comenzó a construir en 1390 y se terminó en 1471. El portal estaba flanqueado por dos grandes torres circulares, similares a las de Cuart. Por esta puerta entraron los franceses al mando del general Suchet en 1812.

 

 

 

Imagen antigua del Portal con el Puente de San José.

 

 

 

Imagen actual del Puente de San José.

Portal de Serranos. También era llamado Portal de Roteros y se encuentra frente al puente de su nombre. Aquí ya hubo una puerta musulmana pero en posición más retrasada. El nombre viene relacionado con su posición, en cuanto era la entrada a la ciudad de los viajeros que procedían de la comarca de los Serranos. Fueron levantadas entre 1392 y 1398 por el arquitecto Pere Balaguer, quién se inspiró en el Portal Real del Monasterio de Poblet. Para su construcción los jurados de la ciudad ordenaron recoger todos los materiales que pudieran encontrarse en ella y en sus inmediaciones, pero la mayor parte de la piedra utilizada fue traída de la cantera de Almaguer, en Alginet, de la Bellaguarda, en Benidorm y del Tosal Pelat de Rocafort.

El edificio se compone de dos torres poligonales de severo aspecto, cada una de ellas de tres plantas, todas abovedadas. Las torres están unidas por un cuerpo central más bajo que presenta como decoración una arquería ciega de estilo flamígero. La parte posterior muestra unas finas escaleras añadidas en el mismo siglo XIV y está dispuesta a gola abierta, lo cual ha sido interpretado como un deseo de los jurados de que la fortaleza no fuera utilizada por los militares en contra de la propia ciudad. En 1586, por acuerdo del Consell, fueron convertidas en cárcel para nobles, caballeros y generosos, para lo cual, Agustí Roca llevó a cabo una serie de reformas en 1589. El hecho de que siguiera siendo presidio hasta 1887, las salvó del derribo. Las Torres de Serranos constituyen una valiosa expresión del arte gótico militar. Su fachada, de aspecto solemne y majestuoso se asemeja más a un arco triunfal que a una fortaleza defensiva. De hecho, desde poco después de finalizada su construcción fueron empleadas para actos de especial relieve, como el recibimiento de la ciudad a los monarcas. Fueron restauradas con gran acierto en 1915 y declaradas Monumento Histórico en 1931.

Esta puerta se ha considerado siempre como el acceso principal a la ciudad mientras esta permaneció amurallada. Las Torres de Serranos son uno de los monumentos más importantes, junto con las Torres de Cuart, que nos recuerdan el carácter amurallado de la ciudad de Valencia en época medieval. Es por tanto un emblema de la identidad urbana de Valencia. Después de la guerra con Castilla y de las revueltas de la Unión, el Consejo General de la ciudad encargó a la Fábrica de Muros y Valladares (Fábrica de Murs e Valls), la construcción de una grandiosa puerta que fuera orgullo del poder económico y social que gozaba la ciudad. Las Torres de Serranos fueron el símbolo del poder de la ciudad de Valencia; no solo por la grandiosidad de su arquitectura y por su elaborada ornamentación, pues iba mucho más allá de una arquitectura utilitaria de mero carácter defensivo. Esta puerta formaba parte fundamental del programa de renovación urbana de la ciudad de Valencia. Su construcción tuvo lugar entre abril de 1392 en que comenzaron los preparativos de la obra y el 19 de marzo de 1398, día en que se dieron por finalizadas. La construcción fue encargo de los “jurats” (jurados) de Valencia. El arquitecto fue Pere Balaguer (mestre de pedra picada), que se inspiró para su proyecto en la Puerta Real del Monasterio de Poblet, aunque la de los Serranos es de mayores proporciones. También visitó la Puerta de San Miguel de Morella, pero al final se decantó como modelo por la de Poblet.

Torre Noroeste o de Poniente.

Torre Sureste o de Levante.

Para dotarla de una mayor seguridad, se realizó un foso defensivo en su base. Las torres se construyeron sobre un alto talud de sillería que forma su basamento en la zona del foso. Estos elementos forman parte de la visión general del edificio en la actualidad. Con una altura de 33 metros, su planta la forman dos torres poligonales simétricas rematadas por almenas. Dispone de tres alturas con salas abovedados en cada una de las torres que se encuentran unidas por un cuerpo central formado por dos alturas y terraza. Las torres acaban pues en amplias terrazas almenadas. Todas las salas se cubren con bóvedas de crucería cuyos nervios apoyan en ménsulas decoradas con labor escultórica. A título de curiosidad podemos indicar que de las dos torres, fue la Torre de Levante la primera en ser levantada. Exteriormente la separación entre el piso bajo y el primer piso se realiza a través de una imposta corrida con florones vegetales que rodea todo el perímetro del edificio, mientras que la separación entre este y el segundo lo realiza una barbacana almenada que protege tanto las torres como el cuerpo central. Partes de esta imposta y sus florones fueron restaurados en época reciente. 

Entre 1397 y 1398 se construyó la gran escalinata adosada a la fachada posterior que da acceso a la planta noble (primer piso), donde jurados y caballeros recibían a las visitas ilustres de la ciudad. Esta finaliza en una puerta formada por un arco de medio punto encuadrada por una moldura a modo de alfiz con decoración vegetal. Esta puerta es en la actualidad la entrada turística al monumento y es una recreación neogótica moderna. 

Diversas imágenes del foso.

Las torres están desprotegidas por su parte posterior, es lo que se llama de gola abierta. Esto obedece a tres motivos: el primero para el caso de que las torres fueran tomadas por el enemigo, que estos no pudieran hacerse fuertes en las mismas; otro motivo era para que los militares que las defendían no pudieran hacerlas servir contra la ciudad y el tercer motivo era que tal disposición hacía de balcón y mirador hacia el interior de la ciudad dando realce a las entradas de personajes importantes, principalmente reyes y reinas. 

 

La puerta de acceso a la ciudad se encuentra en el cuerpo central que une ambas torres. Se trata de un gran arco dovelado de medio punto ligeramente apuntado que aloja la puerta de madera en la que cabe destacar las cerraduras de hierro con el escudo de la ciudad. Por encima del portal de entrada vemos diversos escudos, así en el centro podemos observar el escudo con las armas del Reino de Valencia y a ambos lados dos escudos de la ciudad sujetos por ángeles tenantes. Este conjunto de escudos son réplicas modernas, los originales que se habían perdido fueron realizados en 1394 y se encontraban policromados, siendo el pintor Marçal de Sax el autor de la policromía. Los actuales escudos son obra del escultor José Aixa realizados en 1901.

Puerta original, de recias maderas y fuertes herrajes.

El portal de entrada está formado por dos espacios, el primero de ellos dispone de dos acanaladuras en los laterales por donde se hacía bajar un rastrillo que impedía el acceso al enemigo, además esta sección se encontraba protegida por una abertura en la parte superior a la altura del primer piso desde donde el enemigo podía ser batido con toda clase de objetos contundentes o líquidos hirvientes. La segunda sección se cerraba por una puerta de madera reforzada con gruesos clavos que representaba un segundo obstáculo para el enemigo caso de haber superado el primero. Este segundo espacio se cubre con una bóveda de crucería en cuya clave podemos encontrar el escudo de la ciudad. 

 

 

Cuerpo central, con decoración de arquería gótica. Se aprecian las ménsulas que sostienen el parapeto volado.

Fachada exterior (Norte) La fábrica está realizada con bloques de sillería muy cuidada, para lo que se utilizó piedras de canteras cercanas como Alginet y Rocafort e incluso de Benidorm. Toda la parte recayente hacia el exterior de la ciudad tiene un remate de almenas y barbacana. En el paño central por encima de la portada, es el único lugar donde podemos encontrar elementos decorativos que rompen la estética militar de la obra. Esta se limita a una cuidada labor de filigrana y tracería calada formada por un conjunto de arcos ciegos conopiales y apuntados que se superponen entre ellos. Flanquean esta tracería dos estilizados pináculos no sobresalientes sobre el marco de la tracería. Este conjunto sufrió una cuidadosa restauración o mejor dicho restitución entre 1893 y 1901 ante el avanzado estado de deterioro que sufría.

 

 

 

Destrucción de la arquería gótica al abrir ventanas durante la transformación de las torres en presidio.

Por encima de esta labor decorativa y uniendo las torres de los extremos se encuentra el camino de ronda o barbacana con sus correspondientes almenas, conjunto apoyado sobre un total de veintiséis gruesos soportes que forman espacios abovedados, veintidós de estos soportes son escalonados y los cuatro restantes con forma troncopiramidal decorados con temática vegetal y figuración humana en sus vértices. Los soportes escalonados arrancan de un escalón de formas vegetales. De los veintidós soportes escalonados, diez de ellos se encuentran en cada una de las torres, mientras que dos más se encuentran en el paramento central. Los cuatro soportes troncopiramidales se encuentran dos de ellos en el paramento central y los otros dos en cada uno de los extremos de la barbacana, ya en la torre. Las almenas, y el antepecho de esta barbacana fueron totalmente reconstruidas en las reformas de principios del siglo XX. Los elementos decorativos de los soportes de la barbacana también han sido ampliamente reformados con recreaciones neogóticas que son las que ahora podemos observar. Una imposta o cenefa decorada con elementos vegetales recorre todo el perímetro de las torres tanto por su parte anterior como por la posterior. 

El parapeto volado rodea las dos torres incluído el cuerpo central.

 

 

 

Parte superior de la Torre Sureste.

 

 

Paso de ronda sobre el parapeto volado. El antepecho y las almenas se reconstruyeron a  principios del siglo XX.

Fachada interior (Sur) La parte recayente al interior de la ciudad, muestra la misma estructura dividida en tres con la zona central más sobresaliente y las dos torres a los lados. El cuerpo central está formado por dos niveles más azotea, mientras que las torres se abren al interior de la ciudad a través de tres niveles que acaban en dos grandes terrazas. Las salas del nivel inferior de las torres se encuentran cerradas mientras que las dos restantes se abren al exterior con grandes vanos de perfil apuntado. 

En el cuerpo central de la planta baja encontramos el vano que forma la puerta de entrada a la ciudad. En las plantas bajas de ambas torres dos salas abovedadas que actualmente cumplen funciones variopintas. A nuestra izquierda podemos ver la gran escalera que permite el acceso al primer piso de las torre. La escalera de un solo tiro que da paso al piso principal, fue realizada entre 1397 y 1398, pero la que ahora vemos es una total reconstrucción hecha entre 1914 y 1917 ya que la original fue demolida. Separando la planta baja y el primer piso aparece la moldura que recorre el perímetro de las torres y a la que ya antes hemos aludido.

Reconstrucción de la escalera.

Puerta de acceso al primer piso.

El primer piso lo forman tres grandes salas abovedadas abiertas al interior de la ciudad por tres grandes arcos apuntados apoyados en ménsulas con decoración vegetal. Estas salas forman un excelente mirador sobre la ciudad. Estos espacios quedan convertidos en tribuna para poder contemplar las entradas solemnes y otros festejos ciudadanos, hecho absolutamente desconocido en puertas con exclusiva función militar y defensiva, lo que le confiere un carácter que nos recuerda el del arco triunfal, monumental y simbólica entrada a la ciudad

La diversidad estructural de las bóvedas es grande, pero todas tienen en común  el excelente tallado y la solidez de su fábrica.

El segundo piso sigue la misma disposición que el inferior, solo que en este caso la sala central está descubierta, al aire libre. Al igual que en el piso inferior las salas de las torres se abren al exterior por grandes arcos apuntados. Sendas escaleras restauradas modernamente permiten desde el cuerpo central el acceso a las terrazas almenadas de las torres, punto más alto del monumento. 

 

 

Una de las magníficas escaleras con que cuentan las torres.

 

 

 

Doble escalera que da paso a las terrazas superiores.

 

Cámaras de tiro.

 

 

Las salas ubicadas en el primer piso de las torres tienen una función defensiva, así en los muros podemos ver una serie de nichos o huecos que permiten divisar el exterior a través de saeteras y eventualmente disparar desde ellas.

Las salas se cubren con bóvedas de crucería apoyadas en ménsulas decoradas con motivos vegetales. En las claves de la bóveda encontramos el escudo con los colores de la ciudad pintados con policromía negra. 

En el interior llaman la atención las ménsulas sobre las que arrancan los nervios de las bóvedas. En la decoración de las estancias interiores trabajaron insignes artistas de la época como los pintores Pere Nicolau y Marçal de Sax. Estos se encargaron de dorar y colocar las claves y los escudos que rematan las bóvedas.

En esta fachada interior de las Torres de Serranos encontramos un total de cuatro gárgolas, todas ellas son copias realizadas en los años ochenta del siglo XX por el arquitecto Emilio Rieta, siguiendo las también copias realizadas a principios de siglo XX por José Aixa sobre los originales que se han perdido.

 

 

 

 

Gran diversidad de adornos, gárgolas y figuras en arcos y claves.

 

 

 

Parte superior de la Torre Noroeste.

Las Torres de Serranos albergaron desde fines del siglo XVI y hasta el siglo XIX una de las cárceles de la ciudad, lo que motivó el cerramiento de las salas hacia el interior de la ciudad, su subdivisión interior y otras obras de acondicionamiento para este fin, como sucesivos enrejados, que alteraron sustancialmente el conjunto, aunque también sirvieron en parte para conservar las torres cuando a partir de 1865 comenzó el derribo de la muralla de Valencia. Fue en julio de 1586, cuando un incendio provocado el 15 de febrero de ese año en la cárcel de la Casa de la Ciudad obligó a trasladar a los presos nobles, caballeros y generosos a otras dependencias, entre ellas las Torres de Serranos. Desde entonces su utilización como prisión fue ininterrumpida hasta el año 1888. 

Para la adecuación de las torres a su nueva función carcelaria, hubieron de acometerse obras de reforma y adaptación, estas fueron llevadas a cabo por el maestro Agustín Roca y consistieron fundamentalmente en tapiar las salas recayentes al interior de la ciudad y abrir ventanales allí donde nunca habían existido, llegando incluso al extremo de horadar la tracería gótica de la decoración de la fachada principal. El triste aspecto que ofrecían las magníficas torres convertidas en cárceles y las insalubres condiciones en que se hallaban los reclusos, movieron repetidamente la protesta de las gentes, con el deseo de liberar el histórico edificio de su cruel destino, trasladando a los reclusos a un local de mejores condiciones. 

El día 23 de marzo de 1888, se inició el traslado de los presos desde las cárceles de las Torres de Serranos al antiguo Convento de San Agustín, convertido en correccional.

 

 

Las torres en la época que estaban convertidas en prisión, con numerosas ventanas abiertas en sus muros. También se aprecia la ausencia del antepecho almenado en la barbacana.

Al traslado de los presos siguió, afortunadamente, el acuerdo de restauración del monumental edificio, que se inició en el mismo año de 1888, bajo la dirección de los arquitectos José Calvo Tomás, Luis María Cabello y posteriormente por Gerardo Roig Gimeno. 

La demolición de muros, escalerillas de servicio y otras paredes y barandas, fue seguida de la restauración, previo informe de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. Se restableció el foso en 1893, cegado desde 1871. Se repuso el antepecho murado de la barbacana en 1896, con la previa consolidación de ménsulas y bovedillas. Se arrancaron las rejas de hierro que estropeaban los muros de las torres. Se restituyeron las escaleras primitivas de piedra que unían los distintos pisos y la arquería que adornaba el cuerpo central. 

En julio de 1889 una de las torres de la muralla, la conocida como la Torre del Águila, que todavía quedaba en pie junto a las Torres de Serranos, y había sido habilitada como asilo nocturno de mendicidad, fue definitivamente demolida. Las Torres de Serranos quedaron entonces completamente exentas de cualquier resto murario de la ciudad. 

En los dos laterales de las torres se aprecian los lugares donde la muralla se adosaba a ellas. Incluso subsisten las pequeñas puertas que daban acceso al adarve.

En los duros años de la Guerra Civil de 1936 fueron escogidas por su solidez como depósito de los fondos pictóricos del Museo del Prado.

Desde el año 1404 con el rey don Martín I el Humano y hasta 1976, con el rey don Juan Carlos I, las torres han sido testigos mudos de las primeras entradas de 22 soberanos de la Corona de Aragón y de España, rumbo a la catedral. 

Como curiosidades podemos decir que a pesar de tratarse de unas torres con carácter defensivo, nunca han participado en ningún hecho bélico al contrario que su compañera las Torres de Cuart que todavía mantiene las heridas sufridas durante el asedio napoleónico. En este mismo lugar desde tiempos musulmanes ha existido siempre un portal de entrada a la ciudad, aunque bien es cierto que el portal anterior se encontraba unos metros más atrás, probablemente en el mismo centro de la plaza de los Fueros. En sus bajos estuvo instalado entre 1974 y 1994 el Museo Marítimo de la ciudad, hoy trasladado al edificio de las Atarazanas. Aunque no lo parezca, las Torres de Serranos son más antiguas que las Torres de Cuart, y las de Cuart se elevan en altura 34 metros por lo que son un metro más altas que las de Serranos.

Portal de la Trinidad: también era llamado Portal de los Catalanes por situarse en el barrio ocupado por repobladores procedentes de Lérida. Estaba situada en la c/ del Salvador, frente al Puente de la Trinidad. Posiblemente fuera una puerta de la muralla islámica (Bab al-Warraq) reutilizada. En el siglo XVI estaba formada por dos torres cuadradas gemelas rematadas por almenas unidas por un cuerpo central más bajo en donde se abría un arco de medio punto. Posteriormente la puerta sería transformada, y así en la vista de la ciudad que nos hace Antonio Bergón en 1862 podemos ver que la misma es un simple arco de medio punto con un frontón triangular en su parte superior.

Detalle del plano de Valencia de Anton Van Wynngarde, del siglo XVI, en el que aparece la Puerta de la Trinidad. En esta época la puerta todavía estaba defendida por dos torres.

En este grabado antiguo ya se ve la puerta sin las torres.

Puerta del Real: también fue llamada del Temple, de Alí Bufat o del Cid. En su origen era tan solo un arco abierto en el muro de la cerca, pero en 1599 la puerta es trasladada hacia el Sur unos metros para hacerla coincidir con el Puente del Real, con el fin de realzar los fastos con ocasión de la boda del rey Felipe III que tuvo lugar en la Catedral de Valencia. Debió estar situada en la actual Plaza del Temple. Se componía de un hueco en la muralla formada por un arco ligeramente apuntado con un pequeño resalte. En 1801 esta puerta fue sustituida por otra de mayores dimensiones, construida en piedra caliza por Juan Bautista Lacorte, natural de Murcia. Estaba formada por tres vanos, los dos exteriores adintelados y el central mayor formado por un arco de medio punto. En ella se podía encontrar una lápida con un texto que decía: “Reinando Carlos IV y María Luisa de Borbón. Año 1801”. En la parte superior se encontraba coronada por las armas de la ciudad. Esta puerta fue derribada junto con el resto de la muralla en el año 1865. Una reconstrucción moderna de esta puerta es la conocida como Puerta del Mar, situada en la plaza del mismo nombre. En realidad se trata de un monumento dedicado a los caídos en la guerra civil, de ahí la cruz que figura en el centro y que, lógicamente en su modelo original, no existía.

 

 

 

Actual Plaza del Temple, con la iglesia y el convento.

 

 

Fotografía antigua en la que se distingue la iglesia del Temple, el portal sustituído en 1801 y el lienzo que discurre paralelo al cauce del río.

La torre que asoma por encima de los tejados podría ser la Torre de Alí Bufat.

 

 

 

Esta es la mejor imagen que se conserva de la Puerta del Real, frente al puente, del que se ven sus dos santos con sus casilicios.

 

 

Puente del Real actual, mucho más amplio que en la foto superior, pero con los casilicios en el mismo lugar. Puede imaginarse sin dificultad el lugar donde estuvo la puerta.

Ciudadela: Se levantaba entre la Puerta del Real y la del Mar, entre las actuales calles de Ximénez de Sandoval y del Justicia, y al Sur del Convento de Santo Domingo. El baluarte se levantó en 1574  sobre la antigua Casa de Armas de la ciudad, por temor al peligro de ataques turcos. Fue restaurada en 1643, a cargo de la Fàbrica de Murs y Valls (Fábrica de Muros y Valladares). Las obras fueron costeadas por los vecinos de Valencia. Según informa el “Dietario de Soria”, se pagaron tres sueldos por casa, todos sin excepción, y debieron de trabajar cien hombres cada día por tres sueldos al día. Para construirla se derribó la Torre del Esperó, ya en ruinas, diversas casas y parte del convento de Predicadores. El arsenal que se conservaba en la Ciudadela causó siempre la admiración de los ciudadanos y extranjeros que la visitaran y fue considerada una de las grandezas del Reino. Esta fama explica la obligada visita de los reyes cuando venían a la ciudad. Entre las descripciones más detalladas destaca la de Felipe de Gauna en la crónica de las reales bodas de Felipe III y Margarita de Austria en la catedral valenciana, en 1599. Y luego, cuando Felipe V entró sin oposición en Valencia, y tomó posesión de la fortificación, encontró en la misma según las crónicas, armas para armar a un ejército de 10.000 personas.

 

 

Plano de la Ciudadela.

 

 

 

Uno de los torreones de la Ciudadela, en 1901, durante su derribo.

En la parte frontal de la Ciudadela, se colocó una placa de piedra negra con inscripción latina, que decía:

“Felipe V, Rey de España, vencidos junto en Almansa los enemigos, presa Valencia, ahorros por su clemencia los ciudadanos, en la presente obra atendió a la seguridad de la Ciudad y del Reino el año 1707”

El texto vejatorio para la ciudad fue arrancado el 14 de noviembre de 1808. El torreón fue demolido en 1901, aunque el baluarte subsistió frente al río hasta 1958.

Puerta de la Mar. Esta puerta era la salida natural hacia el Mar y en sus inmediaciones se encontraba primero la conocida como Casa de Armas y más tarde como la Ciudadela, que en el fondo no dejaban de ser almacenes de armas y cuarteles militares. La puerta original se abrió en 1356, pero fue reformada en diversas ocasiones. La última en 1843 en estilo neoclásico, por el arquitecto de Alcoy, Jorge Gisbert Berenguer, quién construyó una nueva portada, que se componía de dos arcos de medio punto, con pilastras almohadilladas a uno y otro lado de cada puerta. Se coronaba el conjunto con las armas de la ciudad de Valencia. Junto a ella se levantaba una gran torre conocida como Torre del Esperó. La puerta fue derribada en 1868 junto con las murallas.

En el mismo lugar se habilitó una gran plaza (llamada Plaza de la Puerta de la Mar) en cuyo centro, en 1946 se construyó un Monumento a los Caídos, de carácter monumental. Fue obra del arquitecto municipal Javier Goerlich y se trata de una réplica de la medieval Puerta del Real. Al llegar la democracia la placa en homenaje a Francisco Franco fue cubierta. Cuenta con tres vanos. El central es más elevado, todavía conserva la cruz, y culmina en un arco de medio punto, mientras que los laterales, de menor altura, son adintelados. En general, es confundido dicho monumento con la puerta original, sin que tenga nada que ver.

 

 

Plaza de la Porta de la Mar, con el monumento a los Caídos construido a semejanza de la desaparecida Puerta del Real.

Puerta de los Judíos. Recibió este nombre por su cercanía al cementerio judío, con el que apenas convivió unos años, también fué conocido como Portal de San Andrés, por la imagen de San Andrés que figuraba en su fachada y de Santa Caterina de Siena, por su proximidad a dicho convento. Fue uno de los llamados “Portals Xics” y permitía el acceso desde esta zona de la ciudad a la huerta. Junto al portal se encontraba la casa del “peatger o portaler”, que era el encargado de controlar las mercancías y productos de la huerta que entraban a la ciudad para su venta. A partir del siglo XVI se prohibió el paso de mercancías por este portal y permitiendo solo el acceso a los que lo hacían sin finalidad comercial.

La primera mención del Portal de los Judíos data de 1391, aunque su construcción es probablemente anterior. En 1422 la ciudad decidió construir un nuevo portal con dos torres y un puente de piedra para cruzar el foso. En la parte exterior de la puerta se colocó un retablo con la imagen de San Andrés, obra del pintor Berenguer Mateu. En 1607 el portal fue transformado en una única torre y junto a ella se construyó un baluarte. A mediados del siglo XVII, la puerta fue tapiada y sólo se abrió esporádicamente hasta su demolición en 1890. La prolongación de la calle Don Juan de Austria a finales del siglo XIX, obligó a la demolición del portal, configurándose así la entonces llamada Plaza del Picadero (hoy plaza de los Pinazo) abierta a la calle Colón. Este portal, que la ciudad había demolido, enterrado y olvidado a finales del XIX, reapareció gracias a la ejecución de una gran obra pública, la ampliación de la línea del metro, que decidió integrar en la estación de Metro de Colón los restos conservados de la antigua puerta. Los resultados de la excavación arqueológica, los datos proporcionados por la documentación de archivo, la información gráfica y el estudio de las planimetrías históricas han permitido conocer mejor esta puerta de la muralla de Valencia y presentarla ahora al público de una manera comprensible.

 

 

Basamentos del Portal de los Judíos situados en la Plaza de los Pinazo.

 

 

Como se aprecia en estas imágenes, la puerta estaba defendida por dos torres cuadrangulares. El muro de la cerca discurre paralelo a la calle Colón.

 

 

Detalle del plano de Valencia de 1563, de Anton Van Wynngarde, en el que se representa la puerta formada por  un arco de medio punto flanqueado por dos torres cuadrangulares.

Portal de Ruzafa. Se situaba en la confluencia de la calle homónima con la c/ Colón. En principio estuvo formada por dos torres cuadradas unidas por un cuerpo central intermedio en el cual se abría el acceso a la ciudad. Era el camino natural hacia el arrabal de “Russafa” de donde toma el nombre. Desde 1707 se encontraba clausurada y los vecinos de Ruzafa habían solicitado en repetidas ocasiones su reapertura. En 1786 fue derribada y se levantó una nueva puerta formada por un solo cuerpo con un arco de medio punto rematada por un frontón triangular, obra de Felipe Fontana. Disponía de dos inscripciones, la situada intramuros de la ciudad decía: En honor de Dios Omnipotente Máximo / año 18 del reinado de Carlos III / El senado y el pueblo de Valencia / abrió esta puerta llamada de Ruzafa / 1786. La segunda inscripción situada extramuros decía: En honor de Dios Omnipotente Máximo / para publica utilidad se abrió esta puerta / en 1786 a expensas de don Felix Pastor. 

Antigua fotografía de la plaza de toros, en la que se observa un largo tramo de la muralla.

Puerta de San Vicente. Estuvo situada en la actual Plaza de San Agustín, abriéndose hacia la antigua calle de San Vicente. Se trataba de un torreón con una puerta adintelada que permitía el paso al interior de la ciudad. En 1830 fue demolida, y en su lugar el arquitecto Manuel Fornés y Gurrea construyó otra formada por tres vanos rectangulares, el central de mayor tamaño que los laterales. Sobre ella se levantaba una estatua de San Vicente Ferrer, patrón del Reino de Valencia por lo que miraba al exterior y otra de San Vicente Mártir, patrón de la ciudad de Valencia, por lo que miraba al interior; ambas obras de Carlos José Cloostermans.

Plaza de San Agustín, por donde discurría la antigua calle de San Vicente.

Puerta de San Vicente, en el plano de Van Wynngarde.

Puerta de Torrente o de los Inocentes. Situada aproximadamente frente al antiguo Hospital General. Se trataba de una puerta formada por un arco de medio punto abierto en una torre con almenas. 

 

 

Lugar donde estuvo ubicada esta puerta. El antiguo hospital es hoy Casa de la Cultura. Entre los árboles, a la derecha, asoma la ermita de Santa Lucía.

 

 

Portal del Cojo. También ha sido llamado de San Juan, Setze Claus (dieciséis clavos), y de la Encarnació (por estar situada junto al antiguo Convento de la Encarnación). Se trataba de una puerta abierta en una torre de las murallas.

Puerta y torres de Cuart. También fue llamada Puerta de la Cal o de Cuarte. Se le decía de la Cal, porque desde 1650 toda la cal que entraba en Valencia tenía que entrar por esta puerta. Orientadas hacia poniente, fachada Oeste de la ciudad, era el camino de entrada y salida hacia los pueblos y ciudades del interior de la península. (El camino Real de Madrid). Era la puerta hacia Castilla cuyo camino pasaba por la población de Cuart de Poblet de donde toma su nombre. El nombre de Cuart proviene del latin “at quartum milliarium” que era la distancia a la que se encontraba la mencionada población. Un “miliarium” equivalía a mil pasos, y este a su vez se correspondía con 1 milla romana que vendrían a ser actualmente 1.480 metros. Por tanto Quartum miliarium equivale a cuatro veces una milla romana. Se trata de una de las cuatro puertas mayores de la ciudad de Valencia (Portals Grans), y venía a sustituir a un portillo anterior, construido en 1356, ya que se consideraba que este no estaba de acuerdo a la importancia de la ciudad y al tráfico de personas y carros procedentes del interior de la península. A título de curiosidad mencionaremos que las Torres de Cuart son un metro más altas que las Torres de Serranos. Miden 34 metros de altura frente a los 33 metros que miden las de Serranos. 

La construcción de las torres fue decisión de “Els Jurats” de la ciudad, de la “Fabrica de Murs e Valls” y del “Mestre Racional”. El proyecto de construcción es obra de Francesc Baldomar, y las obras dieron inicio en 1441 con los trabajos de preparación del terreno, para a continuación en 1443 comenzar las obras propiamente dichas. En las mismas junto a Francesc Baldomar (mestre piquer) y autor del proyecto, intervino Jaume Gallén como “mestre d’obra de la vila” (maestro albañil). Será en 1444 cuando Francesc Baldomar se incorpore definitivamente a pie de obra en el proyecto con su cuadrilla de “pedrapiquers”.  A la muerte de Jaume Gallén en 1453, le sustituye como maestro albañil, Andreu Valero y continúa en las mismas Francesc Baldomar. Andreu Valero trabajó en las obras hasta 1464 en que es sustituido por Pere Bonfill y posteriormente por Francesc Biulaygua.  Francesc Baldomar como maestro de obras será sutituido en 1460 por su discípulo Jaime Pérez que ya trabajaba en las obras de las torres. El motivo de la sustitución es que como maestro de obras que también era de la catedral, tenía que dedicar todo su tiempo a ese menester. Jaime Pérez queda por tanto al frente de las obras hasta 1468 en que se hace cargo de las obras Pere Compte que trabajará en ellas hasta 1469. 

Sus dependencias interiores fueron desde muy pronto, destinadas a diversos quehaceres. En 1562 la Diputación de la Generalidad del Reino ocupó una parte de las Torres como almacén de pólvora. Esto supuso el inicio de numerosas tensiones entre la autoridad militar y el Ayuntamiento de la ciudad por el control y utilización del edificio. Hacia 1626 una de sus torres se destinó temporalmente a prisión para mujeres prostitutas. También la Casa Galera (una de las prisiones que tuvo Valencia) estuvo ubicada en el interior de las Torres de Cuarte. En el siglo XIX el gobernador militar volvía a reivindicar el uso del edificio como prisión esta vez militar. Seguramente el hecho de que las Torres de Cuarte estuvieran en uso como prisión es por lo que se libró de la piqueta cuando fueron demolidas las murallas de Valencia en 1865. 

El estilo de las Torres de Cuarte imita a las torres del castillo de Castelnuovo en la ciudad italiana de Nápoles, que fue construido durante el reinado de Alfonso V el Magnánimo (1416-1458) por el arquitecto mallorquín Guillem Sagrera. El estilo arquitectónico de las Torres de Cuarte es un gótico arcaizante de influencia provenzal. La componen dos enormes torres construidas con mortero y cal por el sistema de encajonadas utilizando la piedra picada en los ángulos, arcos y cuerpos volantes. Están asentadas sobre un basamento en forma de talud; son de base cilíndrica en su parte frontal y seccionadas verticalmente en la parte posterior (de gola abierta). Ambas torres quedan unidas por un cuerpo central compuesto por un arco de medio punto en su planta baja (la puerta) y un arco apuntado en el primer piso. Las torres cilíndricas se consideraban más convenientes para resistir los nuevos cambios con el uso de la artillería, así como la sustitución de la piedra tallada por un muro de tapia lisa que facilitaba la defensa. Por su funcionalidad defensiva la decoración no es un elemento por el que se pueda caracterizar este monumento. Disponía de un foso, cegado en la actualidad.

Interior de las torres en la actualidad, a la izquierda. En la imagen antigua, en la época en que fue utilizada como cárcel.

Las torres se distribuyen en planta baja, dos pisos altos y terraza. Hacia el interior de la ciudad podemos ver que la planta baja está formada en su centro por la puerta y ambos lados dos cuerpos cerrados. En el primer piso se abren tres grandes galerías descubiertas, mientras que en el segundo piso sólo se abren dos galerías que se corresponden a cada una de las torres. Estas galerías se abren a la ciudad mediante grandes arcadas ojivales.  La comunicación entre plantas se realiza a través de empinadas escaleras de tradición gótica adosadas al muro. El hueco de la escalera se protege por garitas de planta rectangular y tejado de piedra. Las bóvedas de las torres son de medio cañón apuntado con plementería de ladrillo, las cuales se apoyan en arcos fajones que descansan sobre ménsulas en el muro. En el cuerpo central la bóveda es de aristas.

 

 

 

Escalera de acceso a la segunda planta.

En el centro de la estructura, se encuentra la puerta que en su parte superior tenía al Ángel Custodio de la ciudad, pero después fue sustituido por el escudo del Reino de Valencia. A ambos lados del escudo del Reino los escudos de la ciudad, que son los que se conservan en la actualidad. En 1449 se colocaron las puertas de madera de entrada a la ciudad. Estas puertas miden cuatro metros de altura. Al ser una torre de defensa, tiene pocos elementos decorativos, prácticamente reducidos a una moldura que recorre la planta baja de las torres y que acaba en el talud inclinado. Cubre la puerta una terraza con merlones defensivos que no tiene funciones de camino de ronda, sólo de defensa. En el centro de las torres, encima del arco de la puerta aparece un balcón o hueco octogonal por el cual podía atacarse al enemigo que se acercaba a la puerta y facilitaba la vigilancia del paso. Por una guía corría el rastrillo que cerraba la entrada de manera efectiva.

Arco de entrada (con impactos de artillería), puerta de madera original y hueco por donde se lanzaban objetos contundentes al enemigo que se acercara a la puerta.

Diferentes bóvedas cubren sus salas.

 

La mayor altura de las Torres de Cuarte se alcanza en las terrazas, amplias y diáfanas, sólo interrumpidas por las garitas cilíndricas de protección de los huecos de la escalera de caracol, por la que hay que subir para acceder a la terraza.

 

 

Rodeando el perímetro una línea de almenas reconstruidas en la década de los años cincuenta del siglo XX, ya que las originales fueron destruidas durante la Guerra de Sucesión a la Corona de España. 

Fotografías antiguas. Observamos los ventanucos abiertos para dar luz a las celdas, en su época como prisión, y la ausencia de almenas, tanto en las torres, como en el cuerpo central.

El acceso a las torres se efectúa por una empinada escalera de construcción reciente que accede al primer piso a través de una puerta de arco apuntado. Esta puerta se sitúa en el lateral de la torre derecha (según se mira hacia el interior de la ciudad). Se cierra por una reja de hierro. Otra puerta, situada a nivel de calle se encuentra en el lateral de la torre izquierda. Y una tercera puerta se sitúa a nivel de calle en la parte posterior de la torre izquierda. Esta puerta la cierra una bellísima reja de hierro con el escudo de la ciudad. Además de estas puertas, las torres tienen a la altura del primer piso una puerta en cada lateral de la torre y que comunicaba con el paseo de ronda de las murallas. Puertas hoy cerradas ya que como hemos mencionado las murallas han desaparecido de la faz de la ciudad. 

Arriba, a la izquierda se aprecia la amplia escalera de acceso. Encima, la puerta de acceso a la primera planta. Y al lado, las escaleras que ascienden a las dos torres.

 

Por primera vez son utilizadas como prisión en el año 1585, con motivo del incendio de la antigua Casa de la Ciudad que estuvo situada a la entrada de la calle de Caballeros, junto a la actual Generalitat, incendio provocado por los presos que se hallaban recluidos en la cárcel municipal. Después cuando se habilitó para prisión las Torres de Serranos, se trasladaron allí los presos que aquí se encontraban. En 1626 pasó a ser prisión de mujeres. 

Uno de los aspectos más singulares de esta obra es que la planta está dispuesta ligeramente en oblicuo, para adaptarse al trazado del camino de Cuart que no era perpendicular a la muralla, sino que se abría en disposición diagonal 

Desde un principio consta que el Consejo de la Ciudad no utilizó las Torres de Cuart como fortaleza para defensa de la ciudad, pues si bien la Diputación de la Generalidad del Reino por el año 1562 almacenaba allí la pólvora necesaria para la defensa del territorio, y practicando por cuenta propia algunas obras, lo hizo sin duda a titulo precario, puesto que fue breve la ocupación. 

El patriótico movimiento de 1808 contra la invasión de las tropas de Napoleón Bonaparte puso en conmoción al pueblo valenciano, quien necesitando los baluartes para la defensa de la ciudad, decidió trasladar las reclusas a otro lugar del interior de la ciudad amurallada. Cuando el 28 de junio de 1808 asomaron las tropas del Mariscal Moncey por la calle de Cuart, (entre 8.000 y 10.000 franceses) el arranque brioso del pueblo valenciano se impuso contra las armas de los invasores que, repetidamente, no sólo fueron rechazados sino obligados a retirarse. Todavía en las torres, pueden observarse los impactos de la artillería francesa que bombardearon la ciudad de Valencia. En el proceso de restauración se ha querido dejar las huellas de los impactos de bala de cañón, en recuerdo del sitio y toma de Valencia durante la Guerra de la Independencia contra el francés, en total se han contabilizado 132 marcas de bolaño (marcas de bala de cañón) y más de 1.000 perforaciones de proyectiles de fusil. Posteriormente, cuando el Mariscal Suchet, tras largo asedio logró la rendición de la ciudad, las Torres de Cuart quedaron a disposición de la autoridad militar, continuando en manos militares después de ser evacuada la ciudad por las tropas francesas en 1813. Desde entonces la grandiosa fortaleza quedó convertida en permanente prisión militar. A pesar del derribo de las murallas en 1865, y la liberación en 1887 como cárcel vulgar de las Torres de Serranos, la corporación municipal quiso recobrar las Torres de Cuart y como las de Serranos, efectuar obras de reparación para devolver al grandioso edificio la belleza y esplendor que ocultaban las obras de interés carcelario allí realizadas.

 

De los avatares de la Guerra de la Independencia nos ha quedado una lápida conmemorativa con el escudo de la ciudad, colocada por la Sociedad Lo Rat Penat que dice en letras rojas: Als heroes / de la guerra de la independencia / defensors de la ciutat / y de estes torres / En XXVIII de juny de MDCCCVIII / Lo Rat Penat / Per a recort, en lo primer centenari. 

 

 

Por encima de esta placa, otra lápida de mármol blanco dice: Ciudad de Valencia / Capital de Provincia / Puerta de Cuarte. 

 

 

Y en letras rojas pintadas por encima de ambas lápidas un vítor que alguien en alguna época quiso dejar para la posterioridad. 

A la izquierda de la portada una placa en bronce hoy totalmente ilegible pero que sabemos que decía: 

“A gloria e honor de nostre senyor i Deu Jhesus Salvador e senyor e del beanventurad sant Jordi aquest portal fon començat a XXII de juny de l’any de la nativitat de nostre senyor Mil CCCCXXXXIIII regnant lo escelent rei e senyor Nalfons rei d’Arago e de les deus Cicilies: essent jurats en Pere Serra i Mossen Guillem de Pertusa, generosos i Pere Andreu, Guillem Zaera, Lois Frigola y Manuel Lorens ciutadans”. 

 

 

Cornisa volada sustentada por ménsulas y arquillos.

 

 

 

Terraza de una de las torres.

 

 

 

Cámara de tiro de una de las aspilleras.

Como en las Torres de Serranos, el Ayuntamiento ha emprendido lentas y costosas obras de reparación y reconstrucción de este histórico edificio, y donde es propósito de la corporación municipal instalar un museo dedicado a las antiguas artes del hierro (forja), que tanta importancia ha tenido siempre en la historia gremial y artística de Valencia. Así en el año 1933 se procedió a una tímida restauración de las torres. Después de la Guerra Civil en la década de los años 50 se volvieron a efectuar reparaciones entre las cuales se incluyó la colocación de nuevas almenas en lo alto de ambas torres ya que las que tuvo habían sido destruidas durante la Guerra de Sucesión a la Corona de España por las tropas borbónicas de Claude François Bidal, marqués d’Asfeld. También de esta época es la liberación de las torres de todos los postizos efectuados para adecuarlas a su uso como cárcel. Por fin entre 1976 y 1982 el arquitecto municipal Emilio Rieta López procedió a una rehabilitación integral del edificio entre ellas la instalación de la escalera lateral neogótica que en la actualidad es la subida habitual a las torres, estando realizada con los sillares del desaparecido Palacio de Parcent. En 2007 se realizó una limpieza total del conjunto y se abrieron las torres a las visitas turísticas. 

 

 

 

 

 

 

 

El 1 de septiembre de 1931 el gobierno de la II República devolvió a la ciudad las Torres de Cuarte, tras haber sido declaradas el 3 de junio de ese mismo año Monumento Histórico Artístico Nacional. 

Sorprendentemente, cuando se derribaron las murallas, quedó un largo sector olvidado junto a las torres de Cuart. Ahora permanece semioculto entre la vegetación de un jardín.

El mismo lienzo anterior ahora visto desde la calle Guillem de Castro. Conserva cinco almenas pero no parecen originales. Y un extraño portillo que debe ser moderno.

Portal de la Corona: También conocida por Portal de los Tintes, porque en sus proximidades se encontraba el barrio dedicado a esta actividad. Debió estar situada a la entrada de la c/ Corona, junto al edificio de la Beneficencia. Se trataba de una sencilla puerta abierta en el lienzo de la muralla formada por un arco de medio punto. El portal fue abierto en 1356 en el momento de construirse la muralla, y en 1646 se cerró, para reabrirlo nuevamente en 1658, instalándose en la entrada dos barras de hierro con el fin de evitar el acceso de caballerías y carruajes al interior de la ciudad por este portal. 

 

 

Entrada a la calle Corona desde Guillem de Castro, lugar donde debió estar este portal. El edificio de la izquierda es la Beneficencia.

Una torre digna de mención es la conocida como de Santa Caterina (Santa Catalina). Construida en 1390, tenía forma cilíndrica y recibía este nombre porque disponía de un bajorrelieve con una imagen de la santa a la que flanqueaban dos escudos de la ciudad. Debajo de ella una inscripción que decía: 

EN LAY: DE LA: “NATIVITAT: DE NOSTRE SENYOR: D: M: CCC: XC: A XII: DE: IUNY: FON COMENÇADA: AQUESTA: TORRA: APELLADA: SANTA: CATARINA 

Derribada la torre en 1772, la lápida fue conservada y puesta en su lugar nuevamente al reconstruirse una nueva torre en 1833. Cuando en 1865 fue definitivamente derribada la muralla y la torre, la lápida fue conservada en los almacenes municipales. Actualmente la lápida con la imagen de la santa y la inscripción, se conserva en el Museo de Bellas Artes de Valencia. La torre según se puede observar perfectamente en el plano del padre Tosca se encontraría en el cruce de las actuales calles de Na Jordana con Guillem de Castro. 

Durante la construcción del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) se descubrió un importante tramo de la muralla que, afortunadamente, se decidió reparar y conservar. Actualmente se puede admirar en la sala subterránea dedicada a Ignacio Pinazo. Se trata de un muro de tapial constituído por capas de tierra batida con un grosor de 15 cm en capas delgadas de cal y grava, dispuestas alternativamente. El conjunto se refuerza con ladrillos dispersos y encofrado exterior con mortero. El espesor del muro es de 2’50 m.

El aumento de la población en los barrios extramuros durante el siglo XIV, concretamente en Roteros, Boatella y Xerea, y las guerras con Castilla (Guerra de los dos Pedros), llevaron a Pedro el Ceremonioso a plantear a los jurados de la ciudad la necesidad de un nuevo y más amplio recinto amurallado. Se hizo cargo de las obras una junta municipal en 1356, la cual a partir de 1406, se reorganizó en la Fàbrica de Murs i Valls. El nuevo recinto triplicó la superficie anterior ocupando una extensión de 142 Ha. La obra la realizó Guillem Nebot, pero debido a su precipitada construcción, hubo de repararse en repetidas ocasiones. Curiosamente en 1777 hubo un proyecto de un nuevo ensanche presentado por Matías Perelló y el Marqués de Mirasol. A partir de la Torre de Santa Catalina, entre el Portal Nou y el Portal de la Corona, el nuevo lienzo de la muralla debía seguir en diagonal hasta el Camino de Cuart, por donde está la actual Plaza de San Sebastián, para desembocar en la Gran Vía de Fernando el Católico. A lo largo de ésta, y de la de Ramón y Cajal, y Germanías, confluiría en el Camino de Ruzafa. Este trazado fue aprobado, si bien su realización no llegó a efectuarse.

El derribo de las murallas se inició siendo gobernador civil Cirilo Amorós el 20 de febrero de 1865, y se empleó como pretexto la necesidad de dar trabajo a los numerosos obreros en paro afectados por la crisis de la seda. El derribo contó en todo momento con la oposición militar.

Dibujo realizado en 1858 por el francés Alfred Guesdon, con la ciudad plenamente amurallada. Guesdon es conocido por las litografías aéreas que hizo de diversas ciudades europeas a mediados del siglo XIX para su publicación en la revista “La Illustration, Journal Universel” de París. Estuvo en España y realizó once panorámicas tituladas L’Espagne à vol d’oiseau, de Madrid, Sevilla, Córdoba y Valencia, entre otros lugares. Se cree que las imágenes las tomaba el fotógrafo y aeronauta galés Charles Clifford, desde un globo aerostático. Guesdon las utilizaba como base para realizar las litografías, que luego comercializaba.

 

 

 

Imagen tomada en 1863 en la zona de Monteolivete.

 

 

 

Otra imagen de 1863. Al fondo se ve la iglesia de San Valero, en Ruzafa.