Aspecto de la ciudad romana en las cercanías de la torre medieval.
En el mismo lugar que el castillo.
Bastante mal estado, aunque se han recuperado y se siguen recuperando cada uno de los edificios que van apareciendo en las excavaciones.
Se trata de Libisosa, ciudad histórica íbero-romana, asentada en un alto cerro que controlaba un amplio territorio. Por ella cruzaban los más importantes caminos antiguos. Es nombrada por Plinio y Ptolomeo. En la ladera Norte se están excavando los restos de la ciudad ibérica oretana, en la que, articulados por dos calles orientadas en sentido Norte-Sur, han aparecido ya 16 habitaciones de diversas dimensiones, con plantas de tendencia rectangular, y funcionalidad doméstica y artesanal. Sus muros están construidos con un zócalo de mampostería, con los alzados de adobe. Sobre el asentamiento indígena oretano, se estableció la colonia romana (siglo II a. C.), que según Plinio tenía derecho itálico. A comienzos del reinado de Tiberio se regularizó esta área y se construyó el foro, articulado en torno a una gran plaza de 150 por 100 pies romanos. El ingreso principal se halla en su parte oriental, que coincide con el centro geométrico de la plaza. Algún peligro de carácter militar y urgente, vinculado a la época de las guerras sertorianas, produjo la destrucción del barrio iberorromano, el allanamiento de la zona, y la construcción de una muralla de 3 m. de anchura que rodea la parte más alta del cerro, delimitando una extensión aproximada de 8 hectáreas.
Se conocen, hasta el momento, tres puertas de acceso a la ciudad, e indicios de una cuarta, todas ellas defendidas por sendas torres laterales de tendencia cuadrangular. El aparejo externo de la muralla está formado por un doble paramento de mampostería en la que se combinan grandes bloques con otros más pequeños intercalados. Y rellenado su interior con piedras y tierra.
Puerta Sur.
Aspecto de las excavaciones que se llevan a cabo en el cerro.