

Maqueta de la muralla y el castillo situada en el museo.
En el casco urbano. Discurre por las actuales calles de Ruperto Chapí, Avenida de la Constitución, c/ de la Caridad y parte de la de Ramón y Cajal.
Se conserva casi completo su recorrido, pero la mayor parte de él está oculto por viviendas modernas. Los tramos visibles desde la calle están todos restaurados con acierto. Incluso se ha reconstruido por completo la Puerta de San Sebastián.

Lienzo Noreste y torre Norte semiocultos entre las casas
Tienen forma de cuadrilátero irregular reproduciendo la estructura original de los castrum romanos. Es decir, un cuadrilátero con cuatro puertas, cortado por dos calles perpendiculares (Cardus y Decumanus) que se cruzan en el centro (Foro). Sus muros están construidos con buena mampostería a cuyos adarves se accedía por rampas adosadas a los muros. Los muros cuentan con 3’30 m. de ancho y 12 de altura. El conjunto tenía un total de 14 torres, incluidas las del castillo, de las que se conservan ocho. El perímetro completo mide 140 x 120 m, totalizando 520 m encerrando una superficie de 16.800 m2 aproximadamente. Parte de sus muros están escondidos tras las casas que los han utilizado como muros de carga. En cada cortina se abría una puerta, fortificada con torreones macizos.

Puerta de los Ángeles: Su estructura es de dos torreones macizos semicirculares unidos por un arco. La diferencia es que aquí los torreones se encuentran semiembutidos en los edificios adosados a la muralla. Como curiosidad es de destacar que, hasta hace poco, existía un escudo sencillo, de escaso valor artístico, moldeado en la propia argamasa de la obra y situado en la parte central exterior de su arco. El mismo estaba rematado por la corona real, siendo el resto del conjunto no identificable debido al deterioro natural que provocó su desaparición reciente. Son apreciables los apoyos del matacán y los quicios de las trancas y vigas de cierre. Por otra parte, mantiene unos anacrónicos antepechos de ladrillo en su parte superior que podrían eliminarse con pequeño coste.
Puerta de Gracia: Solo mantiene el arco, el cual se presenta totalmente encalado. En la actualidad se han perdido sus dos torres, ocupando su espacio el edificio del Ayuntamiento por la derecha y una casa particular por la izquierda. Las torres desaparecidas eran de base cuadrada, tal como se puede ver en un plano conservado en el Servicio Histórico Militar de Madrid, fechado y firmado en enero de 1831 por Mariano Gelabert.

Puerta de Alconchel: Es la mejor conservada de las tres que han llegado hasta nuestros días, aunque ha sufrido diferentes avatares, siendo el más importante el que transformó su torreón izquierdo para acondicionarlo como caseta de un transformador de la red eléctrica. Afortunadamente, en la actualidad se puede contemplar en su aspecto original, con sus dos torreones macizos semicirculares, unidos por el arco central. Por detrás del mismo se accede a los tramos del adarve que recorre todo el perímetro medieval, aunque el mismo no está disponible en la actualidad para uso turístico debido a que muchos tramos están integrados en los edificios particulares adosados a la muralla, usándose como terracitas. En la parte superior de los torreones se pueden apreciar los modillones que sustentaban el matacán ocasional que allí se instalaba para defensa de la puerta en caso de ataque. En la parte inferior interna de ambos torreones se aprecian, asimismo, los quicios y aberturas en la piedra para introducir las trancas de cierre de las hojas de la puerta. Su fábrica, como de toda esta muralla medieval, presenta estructura de mampostería.


El sector Sureste es el mejor conservado. En la imagen de la izquierda se puede ver todo el lienzo hasta la torre Sur que asoma entre las casas. Y abajo el mismo lienzo hasta la primera torre del castillo.


La puerta de San Sebastián, en el lado Norte, se derribó en 1854, por parte del Ayuntamiento dado su estado de ruina inminente. Afortunadamente, hoy día ha sido reconstruida. Esta defendida por dos torres cuadrangulares, al igual que lo estuvo la desaparecida de Gracia.


Foso. Tan solo se ha conservado un pequeño tramo en la calle Ruperto Chapí.
Se le atribuye origen romano, pero sin demasiado fundamento. Si bien es cierto que toda esta zona fue muy poblada por los romanos, con abundancia de villas rústicas. Aparece su nombre por primera vez en las actas del primer Sínodo Pacense, celebrado en 1255. El motivo de este Sínodo era recuperar para el obispo de Badajoz, los términos de la antigua diócesis. Olivenza fue propiedad de la Orden del Temple, que parece que la tomó por la fuerza al concejo de Badajoz. Por ello, los pleitos entre el Temple y el concejo y obispado de Badajoz fueron contínuos.
De la primera fortificación de Olivenza, la obra templaria, nada queda. Se sabe que los templarios construyeron una fortaleza, pero no han quedado restos que lo corroboren. Posiblemente fuera destruida durante los continuos enfrentamientos entre Alfonso X y su hijo el infante don Sancho. En la guerra civil castellana y la consiguiente guerra con Portugal o que fuera asolada por los castellanos antes de que Olivenza pasara a Portugal. Por tanto, esta muralla conservada es la segunda cronológicamente.
En 1278, el Temple devolvió Olivenza al concejo de Badajoz, pero sólo hasta 1297, debido a la minoría de edad de Fernando IV y a la guerra civil que este hecho provocó en Castilla. Por el Tratado de Alcañices del 12 de septiembre de 1297, Castilla cedió a Portugal las villas de Mértola, Noudar, Mourao, Olivenza, Campo Mayor, Riba-Coa y San Felices de los Gallegos. El reinado del rey portugués don Dionisio (don Dinís) fue muy favorable para Olivenza. Le concedió el fuero de Elvas en 1298 (elevándola a la categoría de villa), y en 1306 mandó hacer obras de fortificación.
La primera piedra fue colocada solemnemente por el alcalde Pero Lourenço do Rego, el 29 de septiembre de 1306. Dicha piedra se conserva en la sala de arqueología del Museo Etnográfico, en Olivenza.
A PRIMERA PEDRA
DE ESTE CASTELO :FOI.
POSTA: EN DIA: DE SA
N: MIGUEL: EPOSAQUI: PE
RO: LORENZO: DO REGO
EN TENPO: DO REI: D
ON: DINIS: ERA: DE MI
L: E TRES ENTOS E QU
ARENTA E QUATRO
ANOS

Inscripción conservada en el Museo de Arqueología Municipal referente a la fecha de comienzo de las obras.
La construcción de esta muralla está relacionada con toda una política defensiva y poblacional desarrollada por don Dionisio a lo largo de toda la frontera con Castilla. Se concedían amplios derechos, creación de mercados, etc. El dinero necesario para levantar la cerca vino de la mano de Frey Lourenço Alfonso, maestre de la Orden de Avis, quién cedió al rey la tercera parte de las rentas de la iglesia de Santa María, mediante un documento fechado en 1309. Por ese documento se cree que las obras no comenzaron hasta dicho año de 1309.
Se construyó una cerca de forma cuadrilátera, con cuatro puertas, una en cada lado, que dividía la villa a estilo romano (cardus y decumanus). Muy seguramente se reaprovecharon los materiales de la fortaleza templaria. La paz entre Castilla y Portugal ralentizó las obras y, en 1325, cuando murió don Dionisio, aún no se había construído el castillo. Hay que esperar hasta el reinado de su hijo, Alfonso IV, entre los años 1334 y 1335, para que se terminara el castillo. También se cerró el ángulo Este de la cerca dionisiana mediante la construcción de dos cortinas en cuya unión se levantó una torre, que sería la nueva torre del Homenaje, sustituyendo en esta función a la torre albarrana del recinto exterior. Se formó de esta manera un segundo recinto, con capacidad defensiva independiente y con una salida propia llamada Puerta de la Traición, hoy cegada.