Admiración y sorpresa es lo que se desprende al presenciar las largas murallas serpenteando por encima del monte en Albarracín.
Partían desde la antigua muralla musulmana, en el lugar donde está la torre de la Engarzada para, en brusco ascenso, conectar con el castillo del Andador, casi incluído en la cerca, y bajando por la parte opuesta, alcanzar otra vez la muralla árabe. Por su espectacular posición, es el monumento emblemático de la ciudad.
Bastante buen estado. Está casi toda restaurada con acierto, pero el enorme trasiego de turistas puede llegar a afectarlas.
Al contrario que la cerca árabe, la cristiana cuenta con numerosas torres de refuerzo. Esta es la primera a partir del lienzo Oeste, situada en la esquina donde la cerca inicia su vertiginoso ascenso hacia el Noreste, hacia el castillo del Andador.
Exterior e interior del Portal del Agua, llamado así porque por él se bajaba al río a suministrarse del preciado elemento.
Exterior e interior del Portal de Molina.
Desde el Portal de Molina, la pendiente del monte se acrecienta, así como la de la muralla.
Espectacular recinto murado que encerraba un gran espacio libre de edificaciones, utilizado para refugio del ganado de las aldeas en caso de guerra, harto frecuentes en el siglo XIV, ya que Albarracín estaba junto a la frontera castellana. Cuenta con numerosas torres de planta rectangular con lados muy desiguales, y una tan solo de planta circular. Destacan sobremanera por encima del lienzo en altura, teniendo la particularidad las del lienzo occidental, de carecer de pared de cierre intramuros. Pues caso de ser conquistadas por los asaltantes no podían hacerse fuertes en ellas por no tener defensa hacia la ciudad. Las almenas han sido reconstruídas en su mayor parte. El material empleado en su fábrica es la mampostería menuda de piedra caliza, sin rastro de ladrillo o tapial. Poseía tres puertas y un postigo (Agua, Molina y Teruel).
Magnífico aspecto del lienzo Oeste.
Fueron construídas en el último tercio del siglo XIV y comienzos del XV sobre las anteriores muy arruinadas que levantaron los musulmanes en el siglo XII. Son debidas al que está considerado como el mayor promotor de fortificaciones de la España medieval, Pedro IV el Ceremonioso.
Disposición del lienzo oriental, desde el exterior y el interior.
Al contrario que las torres del lienzo opuesto, estas están cerradas al interior.
Este lienzo, al llegar a la cuarta torre, realiza un brusco giro hacia el Sur, finalizando en la única torre circular de toda la cerca, al borde ya de un cortado rocoso.
Lugar donde se abría el desaparecido Portal de Teruel, en el antiguo camino de entrada a la ciudad procedente de la capital de la provincia.