

Se encuentra a un kilómetro del pueblo, junto a la carretera de La Bajol. Existen rótulos indicativos. También es llamada Mas Perxéns o Mas Perxérs.
En buen estado, aunque cerrada y en espera de serle asignadas funciones. Es propiedad del ayuntamiento.


Gran masía agropecuaria con múltiples dependencias adaptadas para todas las labores del campo.
El edificio principal se apoya sobre una antigua estructura de bóvedas de piedra que canalizan un manantial de agua que abastece las cocinas y desciende hasta los huertos. En torno a una gran sala central se abren todo tipo de cámaras y alcobas alrededor. Diferentes construcciones menores completan el conjunto de edificios que conforman la masía. Su cercanía a la frontera provocó un hecho bastante frecuente en las grandes masías de esta comarca. Y es que fue fortificada, y todavía podemos ver alguna torre, garitones y numerosas aspilleras en sus muros. En cambio, a la alta torre cuadrada adosada a la masía no se le aprecia carácter defensivo.

Garitones y aspilleras se reparten en sus muros.
Aparecen referencias sobre esta masía en la temprana fecha del siglo XIII, aunque ha sufrido muchísimas reformas a lo largo de los siglos. Fue escenario en la Guerra del Francés, durante las guerras carlistas y, por supuesto, con la Guerra Civil (1936-39). Como curiosidad, señalar la existencia de un testigo vivo de todos estos conflictos y es el alcornoque de más de 300 años que todavía existe a la entrada del Mas Perxés.
Podría ser una masía fortificada más, pero lo que ha hecho famoso al Mas Perxés es la retirada de las fuerzas republicanas en 1939. El 5 de febrero de 1939, unas 300 personas amontonadas pasaron la última noche en España en el Mas Perxés ante la inminente llegada de las fuerzas nacionales. Los gobiernos catalán y vasco, y numerosos intelectuales de izquierdas se agolpan entre sus muros. En el sótano y en el primer piso se guardan piezas del Museo Arqueológico de Cataluña y retablos medievales bien embalados. El patrimonio nacional también sufre. Cenan por turnos de 80 y cuando van a realizar sus necesidades se secan con billetes de la República que ya no valen nada. El presidente de la Generalitat, Lluís Companys, acompañado del lendakari, José Antonio Aguirre, encabezan la comitiva dejando atrás la masía destruida parcialmente por la columna Líster que quiere hacerlo volar todo por los aires. Ya no volverían a pisar suelo español.