
En el centro de la Vega del Moll, la más fértil de todo el territorio morellano, en la base de una colina que le da un gran dominio visual sobre toda la vega. Forma un conjunto con otras tres grandes masías, sus corrales, pajares y almacenes que simulan una pequeña aldea. Es la capital de la Dena de Coll i Moll.
Buen estado. Todavía habitada. La continuada y polémica presencia de grandes perros sueltos bastante agresivos en terrenos públicos de libre paso, hacen muy complicada su visita. Es algo que no debía quedar ajeno a las autoridades.

Palacio rural levantado sobre alguna antigua construcción anterior. Posiblemente se trataba de un palacio rural de estilo gótico con patio central, hoy desaparecido y con unas escaleras de gran calidad. Está construido enteramente en piedra, consta de 3 plantas siendo la intermedia la planta noble donde el señor feudal tenía su salón y dependencias personales. También tenía una imponente torre en el ala izquierda que se perdió con los años. Destaca el gran arco de acceso con los escudos de las familias Brusca, Despuig y Sagarriga. La galería con arquitos, similar a una logia aragonesa nos indica que, probablemente, sea una obra del siglo XV.

La Vega del Moll fue donada tras la reconquista a Guillem Brusca por parte de Jaime I. Los señores de En Brusca con el devenir de los años pasaron a ser los Condes de Creixell, y se hicieron construir su residencia, capilla incluida, junto a una masía ya existente. La vivienda recibió el nombre de “La Casa Gran” por la desmesura de sus proporciones en comparación con las de la casa de los masoveros adyacente, mucho más pequeña. Además de esta casa los condes de Creixell tenían su castillo feudal en Ortells y un palacio gótico en la calle Blasco de Alagón en Morella. No obstante a partir del s XIX cambiaron su residencia habitual a Benicarló, siendo la célebre casa de los Borrás su centro de operaciones y quedando las posesiones morellanas para el verano.

La Casa Gran y sus edificios adjuntos vistos desde el Suroeste.