
Entrada al fuerte desde el frente Oeste.
Se construyó sobre un reducido islote situado frente a la ciudad, enfrente del estuario del río de la Miel. Pero en la actualidad ha quedado englobado en el interior del puerto, entre dos amplias calles y la vía férrea. Con vehículo es algo complicado penetrar en las instalaciones privadas del puerto, pero andando no hay ningún problema.
Está muy transformado, pero no hay que quejarse, pues es el único fuerte de toda la bahía que se ha conservado completo. Los demás han desaparecido o se encuentran muy destrozados. A pesar de que lleva algunos años con obras de restauración, a finales del 2021 estaba cerrado, con cierto aspecto de abandono y diáfano su interior.

El fuerte en la Isla Verde, cuando todavía era una isla. Al fondo, sobresale Gibraltar.

Esquina Norte. A la izquierda está la Batería de Santa Bárbara y a la derecha, la de San Cristóbal, en origen Batería de Algeciras hasta 1745. Tenía 20 m. de largo y cinco cañones.
Fuerte abaluartado diseñado por el ingeniero militar Juan de Subreville, basado en proyectos anteriores del gran Jorge Próspero de Verboom. El fuerte contaba con tres baterías, batería de San Cristóbal, de Santa Bárbara y de San Francisco, situadas en los bordes de la isla y unidas entre ellas con muros con escarpa. En el interior de la isla se situaba el cuartel principal con capacidad para 70 hombres y con tres espacios: dormitorios para oficiales, para soldados y almacén de víveres. Y entre Santa Bárbara y San Francisco se situaba el cuartel de artilleros y el almacén de artillería. Este edificio estaba separado de la batería de Santa Bárbara por un espaldón, estructura que impedía que los proyectiles que no acertaran en la batería llegaran a la construcción. Por último, en el centro del patio se encontraba el polvorín, edificio de gruesas paredes que impedían que los proyectiles detonaran el armamento almacenado.


Batería Principal o de Santa Bárbara, en dirección Sureste. Tenía 40 m. de longitud y 13 cañones de artillería gruesa.


Batería de San Francisco o de San García, hacia el Suroeste, cruzando los fuegos con el Fuerte del Rodeo. Con 9 m y tan solo dos cañones era la menor. El adosado de color blanco son las letrinas.

Las piedras de sus muros soportan una fuerte erosión.
Aunque quizás los primeros cañones de artillería fueron situados en el lugar en el asedio a Gibraltar de 1704 y ya en el asedio de 1727 existía una batería provisional no fue hasta 1734 cuando comenzaron las obras de fortificación del islote. En 1745 se produjo una gran reforma en el fuerte, en la que se construyó al Norte, una batería provisional que se denominó de San Joaquín. En 1756 los cuarteles del fuerte fueron acondicionados para funcionar como cárcel para presos de Estado. En 1779 durante el Gran Asedio de Gibraltar fue ampliada su dotación artillera al tiempo que se construía un astillero en la costa más cercana a la isla y protegida por las baterías de ésta donde se construyeron las baterías flotantes que tanto daño hicieron a los ingleses.
Fotografía antigua en la que se ve que la Isla Verde ha sido conectada con tierra firme. En 1913 se construyó el rompeolas Norte y en 1926 el puente que la unía con la península. Imagen extraída de la web: “europasur.es”.

La principal acción bélica en la que participaría el Fuerte de Isla Verde fue la denominada Batalla de Algeciras en 1801 entre la flota francesa y la del Reino Unido. El 13 de junio de ese año la escuadra francesa, perseguida por la británica se resguardó en la bahía de Algeciras al amparo de las baterías de Santiago, San García e Isla Verde. El daño causado por los cañones de la isla hizo que James Saumarez, comandante de la flota británica, ordenara el desembarco en la Isla Verde para tomar el fuerte. Varios botes se aproximaron bajo el fuego de mortero y fusil y algunos soldados lograron desembarcar en la playa bajo la muralla de la fortificación. No pudieron, sin embargo, tomar el fuerte y los soldados defensores mataron a gran cantidad de ellos y hundieron varias lanchas hasta que Saumarez ordenó la retirada.
En 1810, con motivo de unas reformas se construyó una estructura de ingreso triangular en el Norte de la isla, junto a la batería provisional. Con el paso del tiempo las instalaciones fueron necesitando continuas reparaciones que no llegaban a llevarse a cabo, así en 1825 dos lienzos de la muralla se derrumbaron a consecuencia de un fuerte temporal. En 1841 se amplió la Batería de Santa Bárbara con nuevas troneras en el Norte de la batería y en los años siguientes se abrieron otras tres más junto a ésta junto a un puesto para fusileros. Alrededor de 1845 la muralla se encontraba completa tras las reparaciones acometidas.

En 1863 se construyó el Faro de Isla Verde, proyecto de Jaime Font en el interior del fuerte sobre la Batería de San Francisco que quedó inutilizada. A principios del siglo XX el fuerte dejó de tener uso militar. El crecimiento del nuevo puerto de Algeciras dio un nuevo uso a la zona después de que en 1919 las instalaciones fueran cedidas a la Junta de Obras del puerto. De esta forma sus principales estructuras fueron parcialmente arrasadas e integradas en el puerto con la construcción de unos astilleros adosados a la muralla meridional y varias dependencias internas destinadas a taller de reparaciones. Al terminar la Guerra Civil, en 1939 un proyecto de defensa acometido en el área del Estrecho para evitar una posible invasión aliada durante la Segunda Guerra Mundial hizo que se construyeron dos búnkeres adosados a los muros Norte y Sur y una estructura destinada a emplazar una ametralladora antiaérea. Junto a estos búnkeres, fuera de la muralla, se construyó un cuartel para tropa que estuvo ocupado por 40 soldados durante unos años.

El paso de los años y la ampliación del Puerto de Algeciras dejaron el fuerte relegado en los años sesenta del siglo XX a zona de almacenes y reparación realizándose numerosas obras que degradaron y destruyeron parte de las estructuras anteriores. Se demolieron los edificios originales y se rellenó la explanada central dejándola diáfana. En 2006 diversas intervenciones arqueológicas a cargo del puerto redescubrieron parte de las construcciones. Se eliminaron todas las construcciones parásitas del siglo XX adosadas a sus muros, se recuperaron troneras, pavimentos originales, las letrinas, uno de los búnkeres y el nido de ametralladoras.