Estaba situado en el casco urbano, en la manzana de casas delimitada por las calles de las Moreras y del Sargento Pardo. Por su cercanía al castillo, bien pudiera pensarse que formaba parte de él, quedando separado por una calle tan solo, al levantarse la estructura urbana del pueblo. Incluso se dice en documentos antiguos que era la torre del “costado occidental”.
Desaparecido. Sus restos se encuentran debajo de las casas y no son visibles.
Este edificio se conoce por una fotografía de principios del siglo XX que no hemos podido localizar y por las descripciones antiguas. En dicha fotografía se aprecia una apertura en una de sus fachadas que provocó un pequeño derrumbe. Esto sirvió de excusa para su demolición tras la Guerra Civil. Se trataba de una gran torre con fábrica de tapial, de planta cuadrangular y forma trapezoidal. Estaba rematado con almenas y carecía de troneras y otros huecos.
Aunque se le creía de época romana, posiblemente fuera de los siglos XII o XIII. Entre 1242 y 1243, el infante Alfonso y el maestre de la orden de Santiago, Pelayo Pérez, conquistaron Almansa y las tierras circundantes, entre ellas Carcelén. Fue donada Carcelén a don Pedro López de Harana en 1244, comprometiéndose a respetar sus fueros y costumbres. Sin embargo, el infante Alfonso, en 1264, lo integró en el concejo de Almansa. Pero tras la revuelta mudéjar, Alfonso X lo concedió a Jorquera. Y más tarde pasó al señorío de Villena. La Guerra de los Dos Pedros supuso la huida de los Manuel a territorio de Aragón, lo que aprovechó el concejo de Jorquera para recuperar sus antiguos dominios. En 1431, Diego Hurtado de Mendoza, intercambió estos señoríos por otros a don Fernando de Rivera. En las Relaciones Topográficas de Felipe II, de 1579, ya se dice que el edificio está muy arruinado. Y se nombran dos torres de tapial. La muralla ya debió estar perdida.