Castilviejo

Situado en el Cabezo de la Mata, a la extraordinaria altura 1.438 m, en una de las estribaciones orientales del Macizo del Moncayo. Para acceder hay que aparcar el vehículo en la Fuente de los Frailes, en plena subida hacia el santuario, y desde aquí, andando, por un buen caminillo nos dirigimos hacia el Collado de Juan Abarca, lugar en que comienza el sendero que nos lleva directamente hasta los restos.

Sus restos son muy escasos, algunos basamentos de muros y fragmentos de tejas en superficie.

 

 

 

El Cabezo de la Mata, desde el Santuario de la Virgen del Moncayo.

 

En su redondeada cima hemos encontrado un pequeño lienzo construído con lajas trabadas con mortero de cal, los basamentos, entre las hierbas, de un muro circular que podría ser la base de alguna torre, y algunos muros de piedra en seco a nivel más inferior.

 

 

 

Murete de lajas unidas con mortero.

 

 

 

Muros de piedra en seco.

Durante un momento de expansión navarra, Sancho VIII de Navarra construyó Castilviejo y lo conservó hasta 1232. En 1278 ya estaba plenamente en manos aragonesas, puesto que Aarón Abinafia, bayle general del rey Pedro III, lo reparó, junto con Ainzón y Torrellas. Y él mismo se encargó de nuevas obras en 1283. Ya no volvió a aparecer mención alguna de este castillo en ningún documento. En 1437 solo queda el nombre de un bosque en el registro del monasterio de Veruela.

El Cabezo de la Mata visto desde el Collado de Juan Abarca. La vida en este inhóspito lugar, a tanta altura, sometido a la dureza climatológica, con fuertes y constantes nevadas, hizo que su ocupación durará poco tiempo.