Castillo y murallas de Serrella

 

 

 

 

 

Aspecto actual del cerro de la Serrella y reconstrucción hipotética tras los resultados de los últimos estudios.

Se localiza en uno de los últimos contrafuertes de la Sierra de la Fontanella, con la parte superior amesetada, a una altitud de 801 m. y muy cerca del río Vinalopó. Se sitúa muy cercano a la población, apenas un kilómetro al Sur. Su acceso es sencillo, por un amplio sendero bastante transitado que comienza en la zona recreativa del Molí de L’Ombría.

Su estado es muy malo. Prácticamente desaparecido. Apenas se pueden observar pequeños lienzos a nivel de cimientos, aunque eso sí, muchos fragmentos cerámicos en superficie. Está documentado, como en tantos otros lugares, que aquí acudían los vecinos de Bañeres a recoger piedras para construir sus propias casas en la ciudad.

Lienzo de mayor tamaño de los conservados. Sobre una base de mampostería se alza un trozo de tapial. Tiene forma de L y parece ser el lugar de entrada al recinto superior.

 

 

Cova Serrella. En ella se han encontrado restos Neolíticos. En la parte superior de la roca se alzaba la alcazaba árabe.

Antiguo lugar poblado desde el tercer milenio a.C. hasta la Edad Media. Comenzando durante el Neolítico final y terminando en el siglo XIII. El mayor esplendor fue debido a la ocupación musulmana quienes levantaron una alcazaba, mientras en la vertiente Sur, la más accesible se situaba el poblado defendido por varias líneas de murallas. Su aspecto debió ser formidable. Una gran población amurallada con la entrada en la vertiente Sur. Intramuros estarían las casas, con un zócalo de mampostería alzado de tierra con tejados a un agua. Entre ellas habría espacios para corrales. En la parte alta se alzaría la alcazaba o recinto militar amurallado. Actualmente, el yacimiento conserva, en la parte baja del cerro y en la parte superior, muros de mampostería que se han interpretado como lienzos de la muralla, mientras que en la parte intermedia y en la explanada ante la Cova Serrella hay muros que debieron corresponder a viviendas musulmanas y cristianas bajomedievales. También hay que señalar la existencia de recortes y entalladuras en la roca para hacer habitaciones y la existencia de varias cuevas que debieron ser utilizadas como silos. El espacio ocupado por la población musulmana y los primeros pobladores cristianos era superior a los 10.000 m2. La parte superior también estuvo amurallada como lo demuestra el único lienzo conservado con fábrica de tapial. Esta meseta ocupa unos dos mil metros cuadrados, lo que sumado a lo demás, dan una superficie total del poblado fortificado de 1’25 Ha.

Uno de los escasos lienzos del recinto.

Base de un cubo, en muy mal estado, sito en la parte baja.

El cerro, colina u otero de Serrella fue ocupado por primera vez a finales del Neolítico, en torno al 2.200 a.C. Por los restos encontrados puede situarse dentro del mundo campaniforme. Terminó su ocupación sobre el 1.800 a.C. Tras un lapsus temporal de mil años, fue vuelto a ocupar por los íberos, sufriendo un proceso romanizador similar a otros lugares de la península. En el primer cuarto del siglo II a.C. los romanos construyeron un recinto defensivo (oppidum) a causa de la Segunda Guerra Púnica, que asoló los campos de Hispania. Duró hasta el siglo VI de nuestra era. Los restos ibéricos y romanos encontrados han sido muy escasos debido a que, en la época medieval, fueron reutilizados los materiales para levantar viviendas y fortificaciones. Seis siglos tardaron los árabes en volver a ocupar el cerro. La Serrella musulmana comenzó a poblarse en el siglo XII. En este siglo todavía Bañeres no existía, o quizá debió ser alguna alquería. A finales del XII y principios del XIII es cuando se construyó el castillo de Bañeres. En 1244 o 1245, las tropas de Jaime I tomaron Serrella y Bañeres. En 1249 las dos villas y castillos fueron donadas al caballero aragonés Jofré de Loaysa. El final de Serrella llegó con su apoyo y participación en la tercera y última revuelta de Al-Azraq, pues en 1277 fue asaltado e incendiado por tropas cristianas. Ante su destrucción y el comienzo del apogeo de Bañeres fue progresivamente abandonado y olvidado. Los últimos restos cerámicos encontrados están datados en los siglos XIV y XV. En las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo XX se iniciaron las excavaciones por parte de don Luís Pont, maestro de la localidad. Desde entonces, las intervenciones arqueológicas por parte de diversas instituciones y los expolios habituales por parte de desaprensivos y turistas no han cesado. A pesar de su estado, en 1998, fue declarado B.I.C.