Castillo del Buen Suceso

Imagen tomada desde el Suroeste. Como se ve por el diferente color de las piedras, se ha reconstruído casi todo el lienzo que une la torre del Homenaje con la torreta octogonal.

En elevado cerro cónico,  dominando la población. El conjunto, muy vistoso, resulta visible desde gran distancia y fácilmente accesible. También es llamado de los Hurtado de Mendoza.

Muy buen estado, aunque fue restaurado en el año 2003 con aspecto excesivamente moderno y sin criterios históricos.

El castillo, airoso, es visible desde los cuatro puntos cardinales, a gran distancia. Aquí desde el Sur.

Aquí, visto desde el Sureste, desde el castillo de Aliaga, en el vecino municipio de Carboneras de Guadazaón.

 

 

Imagen tomada desde el Norte, por donde llega el camino de acceso.

Castillo montano de planta irregular, parecida a un semicírculo, con torres en los dos extremos, la del Homenaje, al Noroeste, y una muy curiosa, hexagonal, al Sureste. Presenta una longitud de unos 60 m. y una anchura máxima en torno a los 30, ocupando un área de 1.100 m2 aproximadamente. El castillo se limita a las dos torres comentadas y a los dos lienzos que las unen, quedando su interior diáfano. Hasta la restauración antes mencionada en que se ha construído una casa de tipo residencial en su interior. La muralla Suroeste bordea la torre del Homenaje, sirviéndole de antemuro en esta zona menos escarpada. La torre del Homenaje presenta una curiosa planta semicircular peraltada. Ésta se conserva coronada por la línea contínua de ménsulas que sostenían sus matacanes defensivos. En el frente Sur de la misma, que mira al patio de armas de aprecia la puerta, a la que se llegaba desde la muralla, varias ventanas y tres saeteras, sobre la entrada, que nos indican el emplazamiento de la escalera y los diversos niveles de edificación. La torre del Homenaje mira a una gran explanada donde debió estar la puebla primitiva.

Torre hexagonal, con las armas de don Juan Pacheco, marqués de Villena.

Los restos conservados nos hablan de una fortaleza tardomedieval, probablemente del siglo XV, que sustituiría a una anterior, de la que casi nada queda. En tiempos de los moros, perteneció a la Kora de Santaveria, quedando como frontera de los almorávides con la Castilla de Alfonso VI. Tras la conquista de Cuenca (septiembre de 1177) este territorio perteneció al señorío de Molina para pasar, en tiempos de Juan II, a formar parte del señorío de Cañete y su posterior marquesado. A partir del 1178, después de la toma definitiva de Cuenca por el Rey Alfonso VIII, lo que fue atalaya se convierte en castillo por formar parte de la línea estratégica entre los reinos de Castilla y los taifas de Albarracín, Alpuente y Valencia y, tras la toma de Teruel, pasó a formar parte de la línea que se conocería durante mucho tiempo como “frontera de arena”. De aquí que al castillo se le reforzó con ochenta vasallos con un tenente al mando. En el año de 1291, la fortaleza y la población que se asienta a las faldas del castillo, con el topónimo de “la Cañada del Hoyo de Cuenca”, perdió su carácter de realengo y pasó a ser propiedad, con don Juan Núñez de Lara, del Señorío de Molina. Será en el año 1403, con el matrimonio de don Diego Hurtado de Mendoza con Doña Beatriz de Albornoz, cuando este castillo y su alfoz, pasaron a ser de la responsabilidad del Señorío de Cañete. Tras un breve espacio de tiempo, se pasó a un nuevo período de turbulencias señoriales provocadas principalmente por el señorío de Villena frente a la Corona. En este tiempo, la fortaleza se reconstruyó y se reforzó su perímetro con almenas y torres con señas de identidad de Juan Pacheco (el emblema está en la torre de planta hexagonal) como primer marqués de Villena y Maestre de Santiago. Por este motivo, su torre en forma de D, sirvió como prototipo para los castillos de Belmonte (Cuenca), Chinchilla de Monte Aragón (Albacete) y Jumilla (Murcia).

Después de este período de tiempo, el castillo, regresó a la Corona, hasta que, en tiempos del Rey Juan II de Castilla, este castillo pasó a manos de los Hurtados de Mendoza por permuta del de Cuenca. Las principales noticias históricas se refieren a los enfrentamientos entre don Diego Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete y don Lope de Barrientos, obispo de Cuenca, quién debió cederlo para evitar las reclamaciones de dominio del marqués sobre la ciudad. Fue también posesión del marqués de Villena, quién lo reconstruyó y agrandó.

Este castillo debió mantenerse bastante bien hasta que en agosto de 1839 fue ocupado por el ejército isabelino que lo reparó y fortaleció, designando a cada una de las torres y otras partes, con nombres muy liberales, propios de la política del tiempo. Años más tarde, ya con la tercera guerra carlista, el castillo del Buen Suceso siguió siendo noticia porque en él se alojaron don Alfonso, hermano del pretendiente a la corona, y su esposa la princesa Doña Blanca (su nombre era María de las Nieves de Braganza) en su camino hacia el asalto y toma de Cuenca, hecho que tuvo lugar el 15 de Julio de 1874. Con la desamortización de Madoz (años de 1855 al 1866) el castillo pasó a manos de Juan Jiménez, comerciante y vecino de Cañete por el precio de 3.964 reales de vellón. A partir de estas fechas el castillo fue desmantelándose poco a poco. Hasta el año 2003 cuando, Leonor Yúfera Recuenco, la propietaria del mismo, inició su reconstrucción pero para uso recreativo y particular.