Sobre una colina rocosa a 370 m. de altura, junto a la carretera de Figueroles, a un par de kilómetros al Norte de Alcora. Su acceso es sencillo, hay rótulos indicativos.
Mal estado. Lo poco que queda fue consolidado con urgencia para evitar su desplome.
El castillo visto desde la carretera de Figueroles.
Castillo roquero de planta irregular dispersa, adaptada al pequeño espacio disponible en lo alto del cerro. El recinto principal ocupa una superficie de 150 m2, rodeado en todo su perímetro por un camino de ronda o liza, reconstruido casi en su totalidad. Es una fortaleza de pequeño tamaño, desaparecida en su mayor parte, que tan solo conserva el sector Oeste, con dos torres en los dos extremos de dos lienzos que forman un ángulo. El cubo Sur es semicilíndrico, vacío al interior, y el Norte, cilíndrico. Todo el conjunto conserva almenas y diversas saeteras y está construido en mampostería. La entrada estuvo flanqueada por sendos torreones. El único resto de su interior es un gran aljibe. Al pie del castillo se encuentra la ermita del Salvador, antigua parroquia del poblado de Alcalatén, hoy desaparecido. En algunas fuentes se hace constar que dicha ermita está fortificada, con vestigios de almenas, pero no las descubrimos. No conserva el más mínimo vestigio defensivo. En 1999, ante el mal estado del castillo, se invirtieron 21.000.000 pts. para obras de reparación urgentes, pero se levantó de nueva planta la torre Norte y el camino de ronda exterior.
Al lado, algunas aspilleras.
Posición de la ermita del Salvador con respecto a la fortaleza.
Exterior e interior de la torre Sur.
Los restos conservados vistos desde el interior.
Sector occidental de la fortaleza.
Torre Norte.
Se le supone de los siglos VIII o IX, de construcción árabe. Tras la conquista de Burriana, Jaime I lo dio, con el título de barón, al caballero aragonés Ximén de Urrea, en 1233. La baronía comprendía los lugares de Llucena, Allova, Useras, Chodos, Figuerolas, Alcalatén, Costur, Araia, La Foya, Torrecelles y Benagualit. Esta fortaleza era de gran importancia para el control de la vía hacia el interior. En 1418 se firmó una concordia entre Alcora y Llucena para derribar el poblado de Alcalatén, ya abandonado y en ruinas, y repartirse sus tierras. A finales del XVIII, a la muerte de Pedro Abarca de Bolea, Conde de Aranda, la baronía pasó a la casa del Duque de Híjar, hasta 1818
Flanco Oeste.
El castillo visto desde el Este, la parte más deteriorada.