Castillo de Vicorto

 

 

Extraña disposición del recinto con respecto a la torre.

Sobre una colina de 598 m. de altura, inmediatamente al Oeste de la aldea de su nombre, junto a la carretera. No cuenta con senderos, pero su acceso es sencillo partiendo desde el parque que hay a la entrada del caserío. Mantiene contacto visual con los castillos de Villares y Elche. Antiguamente era llamado Bueycorto.

Muy mal estado. Apenas se adivina el recinto y lo que queda ha perdido mucha altura y espesor.

Diferentes aspectos de la torre, situada en la cima de la colina. Tiene planta rectangular de 5 x 6 m. conservándose una altura de 5 m. Se distinguen vestigios de almenas y el arranque de una cubierta abovedada. Su fábrica compagina el tapial con la mampostería.

 

 

 

 

 

Interior de la torre.

Castillo roquero de planta irregular dispersa con, posiblemente dos recintos, aunque es difícil aseverarlo sin excavaciones arqueológicas, pues los restos son mínimos y ocultos por la vegetación. De los recintos apenas se distinguen algunos lienzos de reducido tamaño en la vertiente septentrional del cerro, donde existe una empinada ladera. En la vertiente meridional no hay defensas pues existen paredones verticales de roca completamente inaccesibles. Es muy abundante la cerámica en superficie en toda la colina, incluso en el bancal de almendros que hay a los pies de los escarpes rocosos. Las cerámicas permiten datar el yacimiento durante los siglos XI al XIII. Lo más destacable es la torre existente en la cima y una extraña estructura de tapial, de gran tamaño y planta rectangular (25 x 15 m.), con algunos muros que dividían su interior en varias estancias, y que presenta vestigios de almenas. Formaba una línea defensiva, junto con Villares y Elche, del valle que penetra hacia el Sur, frente a las tierras de los moros. Y como ellos era de pequeño tamaño y escasas condiciones de habitabilidad, justo para albergar algún pequeño destacamento militar.

Interior y exterior del recinto rectangular. Se observan algunos de los muros de su interior.

 

 

Uno de los escasos lienzos de la ladera septentrional.