Castillo de Vara de Rey

Este castillo, del que nada queda, es un tanto enigmático, pues apenas existe documentación alguna sobre él.  La inacabada iglesia corona un cerro con amplio dominio visual sobre los campos de la Mancha, y es un lugar muy propicio para alguna obra defensiva. En sus aledaños, en los mapas actuales aparece un Castillejo de los Villares, lugar en el que no hemos encontrado restos.

Fernando III, en junio de 1224, hizo una donación a los mojes guerreros de la Orden de Alcalá de la Selva, filial turolense del monasterio de San Gerardo de Selva Mayor, en Aquitania. En el documento de donación el rey se compromete a construir una casa-fortaleza, con veinte pares de bueyes y todas las vituallas necesarias durante dos años hasta que se afiance la posición.

En las Relaciones Topográficas, de 1575, se dice: “junto a esta villa, en Los Villares que dicen, paresce haber sido edificios de los moros antiguos, que es en lo más alto del pueblo. Hay paredes recias de cal y canto, donde estuvo un castillo en el tiempo de los moros, que parescía ser cosa fuerte, aunque de él hay poco de presente”.

Además, en el Cerro Villarejo, situado a dos kilómetros al Oeste, junto a la carretera, es tradición entre los vecinos, la creencia de antiguas defensas, pero todo el cerro ha sido objeto de una plantación de pinos para la que se ha removido toda el área sin dejar piedra sobre piedra.