Castillo de Terrinches

Esquina Sureste. Se aprecia el recinto.

El castillo se localiza en la parte alta del pueblo, a 950 m de altura. Ha quedado absorbido por el crecimiento urbano y ahora se encuentra rodeado de viviendas. No nos parece que tenga una buena posición puesto que puede ser batido desde un  padrastro cercano. No tuvimos la suerte de visitar este castillo a pesar de nuestros muchos intentos, siguiendo una rimbombante página web municipal, con teléfonos que nadie coge y horarios que nadie cumple. También es conocido como Castillo de Abén Yucef.

Se encuentra en perfecto estado. Fue restaurado con acierto en el año 2010.

Castillo montano de planta ligeramente trapezoidal, formado por un gran torreón (a modo de “donjon”) rodeado por un muro también trapezoidal, con torreones circulares en sus cuatro ángulos. El gran torreón es de dimensiones considerables, formidable, con sus lados en torno a los 16 m de anchura, alrededor de 20 de altura y un espesor de sus muros de 4 m. Está fabricado con mampostería y sillares de color rojizo en esquinas y contornos de los vanos. La puerta se sitúa en el flanco Noreste y consta de un pequeño arco apuntado. Tuvo puerta de madera forrada con placas de hierro. En todos sus lados existen vanos: en el Noreste aparece la puerta, una ventana y tres aspilleras; en el Sureste, una ventana y tres aspilleras; en el Suroeste, tres aspilleras; y el Noroeste, una ventana y una aspillera. Cercanos a la cornisa superior quedan los modillones de tres matacanes. A pesar de su restauración, le falta altura, pues se sabe con certeza que estuvo almenada.

Su interior está dividido en dos plantas más la terraza. En la planta baja está la entrada. Está compuesta por dos bóvedas de cañón que se apoyan sobre tres arcos fajones. En ella se localizan once tinajas en buen estado de con­servación destinadas a contener vino. También se observa un pozo de mampostería que en la actualidad ha sido cegado. Al piso superior se accede por una estrecha escalera en codo que lleva a un gran salón residencia del alcaide de la fortaleza. Está cubierto por dos grandes bóvedas de cañón de unos ocho metros de altura. En esta estancia se guardaba todo el arsenal en unos armeros que se empotraban en los muros. Las tres ventanas de la torre se abren en esta sala. Y por medio de otro tramo de estrecha escalera se asciende hasta la terraza

Interior de la torre. Imagen extraída de la web: “explora.trobatea.com”.

Interior de la torre. Imagen extraída de la web: “es.wikiloc.com”.

 

 

 

 

Frente Sur.

Cubo meridional.

La muralla que rodea a la torre está construida con mampostería caliza de tamaño medio trabada con argamasa. En algunos puntos ha conservado el enlucido de cal. El muro ha desaparecido en gran parte debido a la reutilización de sus materiales por los vecinos. En cada una de sus cuatro esquinas se alza un pequeño cubo circular en diferente estado de conservación, siendo el meridional el mejor conservado. Este muro perimetral también estuvo almenado.

 

 

 

En primer término el cubo oriental. Al fondo el cubo meridional.

 

 

 

 

Cubo Norte.

 

 

 

 

Esquina Suroeste.

Ya hubo aquí una antigua torre almohade nombrada tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212), pero se desconoce si fue reutilizada por la Orden de Santiago que fue a quienes se concedió estas tierras. A pesar de ello, el concejo de Alcaraz reclamó en 1243 este lugar, pero perdió el sonoro pleito. En 1282 fue atacado por los moros del sultán de Marruecos, Abén Yucef. Y en 1434 por los moros de Huéscar. En uno de estos dos ataques parece ser que sucedió una curiosa acción, pero los diferentes autores igual lo adscriben a 1282 como a 1434. Pues resulta que los vecinos refugiados en el castillo, resistían el asedio sin capitular. Les capitaneaba su alcaide (de nombre Presonero), quien pensó rendirse al ver que los musulmanes prendían fuego al exterior del castillo, en el intento de romper las defensas o quemar a los allí refugiados. En ese momento cobró un histórico protagonismo la mujer del alcaide, pues cogió el mando y animó a todos a la resistencia. Su nombre no nos ha llegado, pero las informaciones recogidas en las Relaciones de Felipe II sí mencionan que su carácter era el de una “persona varonil”. El Castillo de Terrinches soportó bien el ataque, por lo que las tropas islámicas optaron por desistir de su ofensiva para dirigirla hacia la cercana población de Almedina.

En el siglo XV, la frontera se desplazó hacia el Sur, por lo que toda la línea defensiva quedó obsoleta, incluyendo el castillo de Terrinches. En el siglo XVI el edificio, perdida su función como fortificación, se destinó principalmente a usos agropecuarios. En 1739 se señalaba que estaba muy derrotado, perdido e inhabitable. No obstante, en la época de las Guerras Carlistas cobró cierto protagonismo militar al ser utilizado como fortín. Finalmente a mediados del siglo XIX el castillo fue destinado a la realización de diferentes tareas relativas a la labranza, el almacenaje y los propios de las bodegas de la época, función que mantuvo hasta los años cincuenta del siglo XX. En 2005 el castillo fue adquirido por el Ayuntamiento de Terrinches, por el precio de 120.000 € para posteriormente restaurarlo y destinarlo a fines turísticos y fomentar su concepción como Bien de Patrimonio Histórico y Cultural. Y en 2011 fue inaugurado en su interior el espacio museográfico del Centro de Interpretación de la Orden de Santiago y el Campo de Montiel.