Castillo de Selma

Lo podemos encontrar perdido en plena sierra, equidistante entre las pedanías de El Pla de Manlleu y Les Pobles, y desde ambas se puede acceder. Son caminos forestales laberínticos sin asfaltar y en no muy buen estado. Por suerte, existen numerosos carteles indicadores. El castillo se alza en la cima de un pico de 743 m. de altura, dominando el abandonado pueblo de su nombre.

Su estado es pésimo. Quedan muy escasos restos y muy deteriorados. Los desplomes son constantes. Su olvido y abandono por parte de las autoridades es completo. Es una auténtica lástima ver en qué estado tenemos nuestro patrimonio.

 

 

Poblado abandonado de Selma. A la izquierda, sobre las rocas, asoma el castillo.

Frente oriental. Actual acceso al castillo. En todas las fuentes consultadas se dice que la puerta estuvo aquí, pero a nosotros nos parece un simple boquete en el muro con forma de arco.

 

 

 

Muro Norte, en el que se abre otro agujero. Destacan los restos de una hornacina.

Castillo roquero de planta irregular adaptada al espacio disponible sobre la cresta rocosa. Dicha cresta presenta dos partes bien diferenciadas. Al Oeste es muy estrecha y el espacio es mínimo (unos 200 m2), y es donde se concentran los restos actuales. Y al Este se ensancha formando una meseta amplia (1.500 m2) en la que no encontramos restos, pero que presenta todas las condiciones defensivas posibles. En la vertiente meridional de todo el conjunto se encuentras las ruinas de una antigua población abandonada en la década de los treinta del siglo pasado, y cuyas robustas casas llegan hasta las inmediaciones del castillo, por lo que a veces se confunde éste con aquellas.

La cresta rocosa presenta un corte que parece artificial separando los dos recintos. Prolongando dicho corte se encuentra un muro con un gran agujero con forma de arco y que es tomado por la puerta, pero no hay ningún elemento que lo haga sospechar. Nada más traspasarlo hay otro agujero similar en el muro de la derecha que da al vacío, pero a nadie se le ocurre decir que es una puerta. En la cima aparece una torre que fue cuadrada, pero su mal estado impide comprobarlo, pues solo le queda su lado septentrional, muy disgregado y peligroso. Este pequeño recinto cuenta, a nivel más bajo, con otro similar rodeado de restos de otro muro.

Restos de la torre superior. El mortero está completamente disgregado y los mampuestos se caen con facilidad.

 

 

 

En la parte baja, al Sur aparece parte de un arco ojival, completamente enterrado.

Es mencionado por primera vez el castillo de Selma en el año 977, después de la recuperación de estas tierras a los moros, pero la inestabilidad que sufría el territorio en aquella época no permitió su poblamiento seguro hasta la primera mitad del siglo XI. Es nombrado en 977, en un documento de cesión en feudo por el obispo de Barcelona  Guitard de Mura, quien había construido el castillo, con la condición de defender su territorio. El lugar cobró importancia estratégica, lo que llevó a la construcción de una torre, que con el tiempo se convirtió en castillo con iglesia y otros servicios. Alrededor de este núcleo de defensa, se fueron instaurando masías de diferentes tamaños. El lugar de Selma pasó a manos de Guillem de San Martín, quién en 1142 entregó tanto el castillo abandonado como su territorio aún despoblado a la orden del Temple que lo dejó a cargo de un alcaide o tenente.  No se encuentra organizada la preceptoría o encomienda de Selma hasta el 1196, cuando se menciona su comendador, Ramón Soler. En 1308, en pleno proceso de disolución del Temple, fue detenido el comendador Pedro de Lobera y el lugar pasó a cargo de un administrador hasta que en 1317 los bienes de los templarios fueron cedidos a los hospitalarios de San Juan de Jerusalén. A partir del 1366 el nuevo comendador García de Mahissen inauguró un nuevo y corto período de prosperidad. El castillo sufrió  bastante durante la guerra contra Juan II de Aragón, el sin fé (siglo XV). Aunque se intentó restaurar por Gaspar Ferrer, los desperfectos eran tales que se decidió dejar de lado la construcción y levantar su residencia cerca de la iglesia haciendo las funciones de castillo. Durante el primer cuarto del siglo XV se fusionaron las encomiendas de Selma y Vallmoll, operación que ya se había terminado en 1419, fecha en que se menciona a Juan de Vilagut como comendador de las dos casas. La sede de la nueva preceptoría estaba localizada en Selma. En 1822, Selma fue desamortizada y pasó a ser administrada por la Hacienda Pública. En 1834, durante la Primera Guerra Carlista, se refugió el cabo carlista Romagosa, que fue fusilado junto con el párroco del pueblo. Y en 1847 ya se comenta lo ruinoso que estaba el castillo.  Después de una época de recuperación, el siglo XIX supuso un nuevo periodo de inestabilidades con la consecuente decadencia, hasta que en 1930, el pueblo fue abandonado.

 

 

 

Muro con aspilleras.