Castillo de Santa Bárbara

Vista septentrional del castillo. En primer plano aparece el muro de un posible aljibe.

Sobre un pequeño monte rocoso llamado El Portichuelo, cerca de la carretera de Callosa, a unos 80 m. de altura. Tiene un buen camino de acceso peatonal perfectamente empedrado, aunque muy empinado.

Bastante buen estado. Aunque ha sido restaurado, desde entonces permanece olvidado y sin uso.

 

 

 

Extremo Sureste.

Castillo roquero de planta poligonal irregular, ligeramente trapezoidal. Se trata de un castillo de reducidas dimensiones pero de aspecto muy sólido, que se ve realzado por las torres cúbicas que defienden sus flancos. Tiene una longitud máxima de 40 metros y una anchura de 25, ocupando una superficie de 600 m2 aproximadamente. Está construido en tapial  sobre mampostería, contando los muros un espesor de 70 cm. En la fachada Noreste se encuentra la entrada a través de un arco de sillería defendido por dos cubos en saliente. Se accede a través de una puerta con arco de medio punto. Actualmente, dentro del recinto interior solo queda el palacete, a la derecha y una ermita la izquierda. El palacete o casa señorial fortificada, que es de planta cuadrada, con dos pisos comunicados por una escalera de caracol, y dos salas en cada planta. Se accede por un arco de medio punto que está defendido por un matacán. De la ermita solo se conserva un vano con arco de medio punto.

Flanco Suroeste. En esta parte la ladera es, prácticamente vertical.

 

 

Puerta de entrada y los dos cubos, a modo de contrafuertes, que defienden el palacete por su parte externa.

 

 

 

El castillo visto desde la población, al Norte.

Muro reforzado con contrafuertes situado en la zona Noreste, fuera del castillo. Y que parecen pertenecer a un aljibe.

 

Fue construido por Juan Ruiz de Dávalos en 1466, quién lo dotó de una capilla en honor de Santa Bárbara, donde todos los años por su festividad subían los vecinos de Cox a oír santa misa. En 1672 ya experimentó fuertes reformas. En el siglo XVIII se hicieron obras en el Vía Crucis creando un acceso más fácil al castillo. Contaba con fuertes calabozos o mazmorras cavados en la peña, donde servían de prisión. Así mismo, disponía de «almenas, garitas y miradores». Su estado fue razonablemente bueno hasta mediados del siglo XX, cuando las sucesivas expoliaciones lo dejaron en un estado ruinoso. Hace unos años fue restaurado recuperando su aspecto original, pero sin restituirle las almenas, presentes en fotografías antiguas.

 

 

Imagen aérea de antes de su reparación. Imagen extraída de la web: “urbipedia.org”.

El castillo visto desde el Noreste.