
Frente Noreste del castillo, recayente a la c/ Ruperto Chapí. Asombra la monumentalidad de la torre del Homenaje, que sobresale por encima de los muros de la fortaleza e incluso por encima del caserío.
En el centro del pueblo, en el ángulo Este de la muralla de don Dionisio. También es conocido como el Alcázar.
Muy buen estado. Fue restaurado en 1975.

Torre Norte.

Lienzo Noreste y torre Norte, a los pies de la torre del Homenaje. A la derecha se observa parte del foso.
Castillo de planta trapezoidal, con una torre en cada una de sus cuatro esquinas. La Norte y la Sur son macizas, mientras que la situada al Este, del tipo albarrana, fue la primitiva torre del Homenaje. La torre Oeste, de colosales dimensiones, es la actual torre del Homenaje. Toda la fábrica del castillo es muy homogénea, de mampostería con refuerzos de sillar en las esquinas y dinteles de puertas y vanos. El acceso al interior se hace a través de una puerta en doble recodo, con arco rebajado de ladrillo al interior. Junto a la entrada hay una escalera que da acceso al adarve, que es de época posterior, del siglo XVI o XVII. En las torres macizas de los ángulos Norte y Sur el acceso se realiza mediante una escalera exterior adosada al muro. En el interior del patio de armas las cortinas cuentan con edificios adosados que en el momento de nuestra visita (año 2010) albergaban el Museo Etnográfico González Santana, quedando solo libre de construcciones adosadas la cortina Oeste. A comienzos del siglo XVI se hallaba defendido por un antemural y protegido por un cubo cilíndrico dotado de troneras en su ángulo Este. A comienzos del siglo XX todavía quedaban restos.



Torre Sur.

Puerta secundaria, situada en el lienzo Noreste.
La torre Este, albarrana, fue la primera torre del Homenaje y es por ello que consta de una sala, al contrario que las torres Norte y Sur, que son macizas. Esta torre está unida a la muralla a través de un paso unido por un arco de medio punto. En esta torre se puede observar un detalle constructivo arcaizante, que es un arco de medio punto en el acceso al interior de la torre, construido en plena etapa del gótico, principios del siglo XIV. El acceso a la terraza de la torre se hace mediante una escalera interior.



Diversas imágenes de la torre Este, a la que se accede desde una pequeña puerta por el adarve.


Exterior e interior de la puerta principal, ubicada en el lienzo Noroeste y fuertemente protegida por la torre Norte y la del Homenaje.


Remate superior de la torre del Homenaje, con los arruinados matacanes.
Torre del Homenaje: Poderosa torre de planta cuadrada con 18 m. de lado y una altura de 37 m. (la más alta de Portugal). Tiene dos entradas, una a nivel del suelo y otra al nivel del adarve. Consta así mismo de cuatro alturas, tres salas y la terraza. En esta última se sitúan cuatro ladroneras o balcones amatacanados, situados en el centro de cada lado. El acceso a las distintas salas se hace mediante un total de 17 rampas cubiertas por bóvedas de cañón, de tal altura que incluso permite la subida a caballo. Las tres salas son de una gran belleza y elegancia, destacando la primera y la tercera. La sala inferior, con funciones de almacén o prisión, se abre al nivel del patio de armas. Se accede a través de una puerta con arco ojival enmarcado por otro de medio punto, todo ello realizado en buenos sillares. Delante de esta puerta se sitúa otra de menor tamaño que da paso a esta sala.



La cámara de la planta baja está cubierta por una bóveda redonda apoyada sobre pechinas y reforzada por tres arcos apuntados de ladrillo. Estos arcos, junto con la existencia de dos vanos enfrentados, pero ahora casi anulados, junto con el arco de medio punto de la entrada de la torre, nos indican la existencia de una torre anterior de menores dimensiones que quedó embutida en la actual del Homenaje.

Exterior e interior de la puerta de la torre, donde se aprecian los restos de una torre anterior. Debajo la bóveda reforzada por los tres arcos.



La sala de la segunda planta tiene su entrada en la rampa número cinco. Está situada a una altura superior al adarve. Está cubierta por una bóveda esquifada que arranca desde una línea de impostas. La iluminación de la sala se realiza mediante dos grandes saeteras tan amplias como los muros.

Entrada a la segunda sala desde una de las rampas.

La torre desde la plaza de la iglesia.


La sala de la tercera planta es la más rica de la torre, cubierta con magnífica bóveda de crucería octopartita, cuyos nervios arrancan desde una clave central y, que le dan un aspecto muy elegante. Cuatro de los nervios descansan sobre pilastras poligonales y otros cuatro sobre ménsulas. La sala está iluminada por dos grandes saeteras. La bóveda de crucería de esta sala, así como la subida con rampas, algo solo conocido en la Península Ibérica en la Giralda de Sevilla, denotan influencia islámica.
Frente Noroeste.



En la terraza destacan las cuatro ladroneras a las que se accede mediante vanos cubiertos con arcos apuntados. En una de sus esquinas se sitúa una garita cuadrada del siglo XVII. A cuya terraza era posible subir piezas de artillería.

El castillo fue levantado por la Orden del Temple, a la que Alfonso IX, rey de León, había cedido la aldea como pago por su ayuda en la conquista de la taifa de Badajoz en la primavera de 1230. Así, la Orden creó la encomienda de Oliventia, erigiendo un templo a Santa María y levantando un castillo. Alfonso X el Sabio desalojó a los Templarios de aquella valiosa posición en la frontera y entregó el lugar al Concejo y Obispado de Badajoz. Más tarde, Olivenza sería cedida por Fernando IV de Castilla al rey don Dionisio de Portugal (Tratado de Alcañices, 1297). Tras pasar a manos portuguesas, don Dionisio lo amuralló en 1298. En 1488, Juan II de Portugal mandó construir la Torre del Homenaje de Olivenza, la más alta del reino de Portugal. Resultó muy dañado durante la guerra de la Independencia y por el abandono posterior, pero en 1975, el castillo fue restaurado y se convirtió en sede del Museo etnográfico de la ciudad.
