Se encuentra situado al Suroeste de la actual población de Munera, ocupando una pequeña elevación en medio del vallecillo que forma el río Córcoles. No sobresale en altura. Incluso está más bajo que el nivel de tierras circundantes por lo que tiene un escaso dominio óptico. Su acceso no tiene dificultad alguna. También es llamado Castillo de los Casares.
Mal estado. Después de haber estado en la más absoluta ruina ha sido reconstruido en parte en diversas campañas por parte de la Escuela Taller de Munera.
La fotografía superior está tomada desde el Noroeste y la inferior, desde el Suroeste. En las dos se aprecia la forma ovalada de su recinto.
Castillo montano con planta más o menos ovalada y dos recintos concéntricos. Conserva restos de cinco cubos cuadrangulares, cuatro de ellos macizos. Tiene una longitud aproximada de 75 m y una anchura máxima de unos 42, ocupando una superficie de 2.350 m2 aproximadamente. En su extremo oriental, lugar de más fácil acceso, se construyó una iglesia, dedicada a Santa Quiteria, utilizando materiales del castillo, de la cual, tan solo quedan sus dos paredes longitudinales. Los dos recintos están separados por una estrecha liza y aparecen sobre escalonamientos de la ladera que son claramente artificiales. Del recinto inferior apenas quedaban restos hasta que en una de las rehabilitaciones se reconstruyó un sector de la zona Noreste. También se respetó una puerta aparecida aquí, claramente desenfilada de la puerta al recinto superior, que estaba al Este.
Al Este del recinto fortificado se encuentra un cuerpo cuadrangular comunicado con éste, constituido por los restos de la torre del Homenaje, varias entradas al castillo y un patio central a un nivel inferior al del recinto anterior, con el que se comunica a través de un vano en un gran muro Norte-Sur que divide las dos áreas. La iglesia fue levantada sobre parte de estos restos, por lo que fueron bastante transformados y en la actualidad su aspecto es el de un conglomerado de muros y ruinas de diversa índole, difíciles de clasificar. La puerta estaba en este lugar
Durante las excavaciones realizadas en la campaña de 2006, se descubrió que rodeando el muro en su perímetro exterior, existió un foso del que se tenía indicios desde la campaña anterior, pero sin poder asegurar que fuese así. El dato más interesante de este descubrimiento es que podría proceder de la Edad del Bronce, con lo que sería uno de los pocos yacimientos fortificados de esta época de los que se tiene conocimiento.
Entrada Sureste.
Puerta Sur, que da acceso al recinto superior.
Torre del Homenaje. Ésta, ha sido la construcción que ha sido objeto de consolidación de urgencia durante las primeras fases de actuación, dado su estado de conservación, muy precario en aquellos momentos. Únicamente conservaba una parte considerable del muro septentrional y restos muy precarios del resto, aunque ha podido documentarse la existencia de una puerta con arco de medio punto al Sur y una plataforma pavimentada sobre el paso abovedado oriental.
Sector Este. Los muros de la izquierda y de la derecha pertenecen a l iglesia. Aquí aparecen los restos de la Torre del Homenaje convertidos en un amasijo difícil de distinguir.
Vista meridional.
Vista septentrional
El castillo se levanta sobre una pequeña colina en el fondo de un vallecillo.
Flanco Sureste.
Enorme espesor del muro.
Imagen del único cubo hueco.
El cerro del castillo ha sido habitado ininterrumpidamente desde la Edad del Bronce. En época de la dominación musulmana, adquirió importancia con la vigilancia estratégica del llamado Camino de Aníbal o Vía Augusta, que continuó utilizándose durante la Edad Media. Se incorporó a la Corona de Castilla en las mismas fechas que la conquista de Alcaraz en 1213. El emplazamiento musulmán fue conquistado por Alfonso VIII en 1213 y entregado a su hija Berenguela. En 1365 pertenecía al marquesado de Villena. En 1440 el rey Juan II autorizó al infante don Enrique la cesión de Munera a don Juan Pacheco. En el siglo XV fue centro de enfrentamientos entre el marquesado de Villena y las tropas de Alcaraz, las cuales, en 1475, destruyeron el castillo, como consecuencia de la orden de demolición dada por parte de Isabel la Católica de todos los castillos del marquesado. El castillo quedó abandonado hasta nuestros días.
El castillo ha sido sometido a diversas intervenciones arqueológicas y arquitectónicas de restauración, de modo esporádico, durante las décadas de 1980 y 1990, por parte de la Escuela Taller de la localidad. Por eso, a partir de 1998 se emprendió un proyecto de puesta en valor del mismo, así como del edificio de Los Casares, al Norte del castillo, con el fin de evitar la degradación acelerada de los restos, obtener datos arqueológicos que permitan enriquecer el conocimiento sobre el conjunto y recuperar el mismo para su uso y disfrute. Dicho proyecto es promovido y financiado por el ayuntamiento y cuenta con la subvención económica de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, habiéndose llevado a cabo cinco fases de actuación hasta el momento.
A los pies del castillo se observan las grandes ruinas de la casa-fuerte.